Cuando el COVID-19 golpeó al mundo en vías de desarrollo, los gobiernos impusieron restricciones a la movilidad para reducir los contagios, lo cual provocó severas disrupciones en los mercados laborales. En América Latina y el Caribe, donde el 57% de todos los trabajadores tienen empleos informales que a menudo les exigen estar físicamente presentes, casi la mitad de la fuerza laboral fue obligada a dejar de trabajar en las primeras fases de la pandemia.
Sin embargo, el COVID-19 puede haber cambiado los mercados laborales de maneras aún más profundas y duraderas. Más allá de los impactos a corto plazo, la necesidad de limitar las interacciones presenciales y reducir el contagio puede haber incentivado a las empresas a reemplazar a los trabajadores con algoritmos, dispositivos digitales o robots. Normalmente, los empleos que implican tareas rutinarias, repetitivas y bien definidas tienen más probabilidades de ser reemplazados por esa tecnología. Además, la automatización permitiría a las empresas asegurar la continuidad de la producción ante las pandemias futuras o las restricciones de la movilidad.
Cómo zanjar la brecha en los estudios del mercado laboral sobre la automatización
La evidencia sobre las consecuencias de las restricciones del COVID-19 en la automatización en el mundo desarrollado y en vías de desarrollo es escasa. Decidimos estudiar este importante problema analizando el efecto de la pandemia en la tecnología y en los mercados laborales en Perú, una economía en vías de desarrollo con una alta informalidad. En Perú, el efecto de la pandemia fue incluso peor que en el promedio en la región de América Latina y el Caribe, con una contracción económica del 11% en 2020 y una fase inicial de la pandemia en la que el 59% de la fuerza laboral fue obligada a dejar de trabajar.
Utilizando descripciones de las tareas en diferentes tipos de ocupaciones, construimos un índice del riesgo de automatización. Nos basamos en datos a nivel individual, lo que nos permitió realizar un seguimiento de los mismos trabajadores a lo largo del tiempo y determinar si habían perdido sus empleos después de que se declarara la pandemia. Aprovechamos el periodo del shock del COVID-19, las restricciones a la movilidad que las políticas impusieron en ciertas industrias y la variación en las industrias del riesgo de automatización para estimar el impacto de las restricciones de la pandemia en el cambio hacia tecnologías automatizadas.
Los resultados muestran que los trabajadores con el mayor riesgo de sufrir esta transformación experimentaron tasas de empleo más bajas y salarios por hora más bajos hasta 18 meses después del comienzo de la pandemia. Es interesante señalar que la recuperación posterior no fue un repunte claro sino un proceso complejo sujeto a la influencia de múltiples factores. Uno de los más importantes fue la movilidad ocupacional. Los trabajadores desplazados pueden haberse adaptado al panorama cambiante del mercado laboral buscando ocupaciones que tenían un menor riesgo de ser automatizadas. Esto sugiere que la movilidad ocupacional, o el cambio de profesión, impulsó la recuperación de los resultados de los trabajadores desplazados en el mercado laboral.
La automatización afecta a ciertos grupos especialmente
Por otro lado, los resultados mostraron que los efectos negativos de la automatización fueron particularmente marcados entre las mujeres, las empresas pequeñas y medianas, los trabajadores menos cualificados, los trabajadores informales y del comercio minorista, las manufacturas y el sector de servicios. Esto sugiere que las restricciones a la movilidad relacionadas con la pandemia pueden haber contribuido a acelerar la adopción de tecnología en las empresas que en otras circunstancias están sujetas a fuertes limitaciones de su capacidad de automatización, como ocurre en las empresas más pequeñas, informales y del sector servicios.
Es probable que estas empresas se centraron en la adopción de tecnologías básicas en lugar de otras más sofisticadas, como los robots y la inteligencia artificial. Por ejemplo, el uso de cámaras de seguridad para minimizar las interacciones entre las personas en las empresas, como en el caso de las tiendas de alimentación y las peluquerías, puede haber reducido la demanda de porteros y otros empleos relacionados con la seguridad. Las implicaciones de estos hallazgos son de gran alcance. Nuestro estudio subraya que la automatización parece haberse acelerado en el mundo en vías de desarrollo en los últimos años. También muestra que los trabajadores pueden adaptarse a la automatización a través de la movilidad ocupacional. Los responsables de las políticas deben tomar nota: existe una clara necesidad de políticas de capacitación que doten a los trabajadores de habilidades cognitivas y no rutinarias que les ayuden en la transición a profesiones menos afectadas por la adopción de tecnología, mitigando así los efectos adversos de la automatización.
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