Durante los últimos meses, la mayoría de los países de América Latina y el Caribe han sido capaces de aplanar la curva de contagios gracias a severas restricciones a la movilidad. El Mapa de Movilidad de las Personas para América Latina y el Caribe revela que las restricciones han funcionado y los ciudadanos están limitando sus desplazamientos. Argentina mostró una caída de casi 54% en el número de personas que recorren más de un kilómetro diariamente. En muchos casos, las restricciones fueron acompañadas de fuerte control policial y penalidades severas.
Las caídas en movilidad están empezando de a poco a revertirse. En el distrito metropolitano de Santiago de Chile la movilidad ha subido unos 10 puntos porcentuales. Lo mismo ha ocurrido en Cundinamarca (Colombia) y en Lima (Perú). Estos cambios no significan que el virus haya desaparecido, sino más bien que las restricciones se están reduciendo para permitir que la economía empiece a funcionar nuevamente, y al cansancio del confinamiento de la población. De hecho, el número de nuevos casos confirmados en Argentina se mantiene estable desde hace semanas y existe una leve tendencia creciente en los casos de Colombia y Perú. Por ello, y dadas las tasas de contagio constantes o crecientes y una mayor movilidad, es aun más importante reforzar el distanciamiento social y las medidas de precaución para no contagiarse.
Lamentablemente, como estudia la economía del comportamiento, los seres humanos a menudo no actuamos en nuestro interés propio. Existen cientos de sesgos de comportamiento que guían nuestras decisiones diarias. Muchos de ellos se acentúan en condiciones de estrés, cansancio e incertidumbre. Sin lugar a duda, nuestros sesgos están afectando las decisiones que tomamos durante esta pandemia, tanto durante el aislamiento como durante la reactivación de la economía. Por ejemplo, el sesgo del status quo dificulta que las personas modifiquen sus hábitos de lavarse las manos. Los sesgos de exceso de optimismo y de disponibilidad moderan el cálculo de los jóvenes sobre sus probabilidades de enfermarse y fallecer. La sobrecarga cognitiva y la subsiguiente fatiga de decisión en los padres que intentan balancear responsabilidades laborales, familiares y de ocio, pueden llevarlos a olvidar cosas tan simples como lavarse las manos o desinfectar las llaves de la casa. En un contexto en el cual la curva de contagios se aplanó con restricciones, el levantamiento de las medidas más severas puede generar una falsa sensación de seguridad que agudice algunos de estos sesgos y disminuya el cuidado de la gente.
La buena noticia es que estos errores son sistemáticos y pueden corregirse con simples intervenciones que reorienten nuestras decisiones en la dirección deseada. Dado que el aislamiento obligatorio se está relajando paulatinamente en muchos países de nuestra región, el reto actual es mantener los hábitos de higiene en lugares públicos y la distancia física en fábricas, estadios, restaurantes, transporte público, etc. Así, se puede mantener la curva de contagio por debajo de los niveles que harían colapsar los sistemas de salud.
Para ayudar a los gobiernos en ese esfuerzo, recientemente publicamos una guía práctica, La economía del comportamiento puede ayudar a combatir el coronavirus, con recomendaciones sobre cómo diagnosticar y diseñar comunicaciones e intervenciones para combatir los sesgos de comportamiento de los ciudadanos. A continuación les presentamos algunos de los ejemplos que incluimos en la guía.
- Para promover la distancia física, recomendamos anclar la percepción de distancia a puntos de referencia que todos tenemos. Dos metros puede ser una distancia abstracta, pero todos nos podemos imaginar las dimensiones de una cama.
- Para promover el lavado de manos, puede ser útil fijar recordatorios –por ejemplo, en la entrada de la vivienda– para tenerlo presente en los momentos oportunos.
- Para incentivar el uso de tapabocas, hay que convertirlo en norma social. Así, se pueden usar conceptos como la persuasión moral, la reciprocidad y la identidad social.
Estos tres son solo algunos de los elementos gráficos inspirados en la economía del comportamiento que creamos para acompañar nuestra guía práctica. Aquí encuentran los demás, listos para ayudar a seguir aplanando la curva de contagio.
Estamos todos juntos en esta lucha contra la pandemia, y sólo a partir de una concientización conjunta podremos superarla. Las herramientas de la economía del comportamiento pueden ayudar a disminuir los sesgos y combatir el coronavirus.
Darcy dice
Muy buena publicación ya que es eso lo que nos falta a la mayoria de los peruanos ya que si tubieramos más educación y/o cultura general no estaríamos en la cima de los contagios en 24 horas. Pero que esta crisis, está pandemia, etc. Nos sirva para tomar conciencia y de ser mejores para el futuro…