
Nuestro desmesurado optimismo nos lleva a pisar a fondo el acelerador y conducir de forma agresiva por nuestro exceso de confianza, así como a hacer caso omiso de las medidas de seguridad de sentido común. Incluso es posible que utilicemos el teléfono móvil mientras conducimos, prefiriendo la comodidad, a corto plazo, de utilizar el teléfono a mayores recompensas, a largo plazo, como la seguridad. En otras palabras, practicamos el descuento temporal, la tendencia a asignar un valor menor a las recompensas futuras que a las presentes.
Todas las personas sufren sesgos cognitivos que, aunque no son deliberados ni conscientes, se derivan de la forma en que sus cerebros procesan la información. Pero los sesgos cognitivos, como el exceso de confianza, el optimismo y el descuento temporal, entre otros muchos identificados por la economía del comportamiento, pueden tener graves consecuencias, sobre todo en América Latina y el Caribe, que registra una de las tasas de mortalidad por accidentes de tránsito más altas del mundo.
Una epidemia de lesiones y muertes en carretera
Cada año mueren unas 110.000 personas y más de cinco millones resultan heridas en accidentes de tránsito en la región, en una epidemia que repercute en los sistemas de atención médica, los mercados laborales y el resto del tejido social. Los accidentes de tránsito son la primera causa de muerte entre los niños de 5 a 14 años y la segunda entre los adultos jóvenes. También provocan una enorme pérdida de capacidad productiva —del 3% al 5% del producto interior bruto de la región—, al tiempo que afectan particularmente a los pobres, que a menudo carecen de recursos para protegerse, recuperarse de las lesiones o recibir indemnizaciones y atención médica adecuadas.
Resulta sumamente urgente aplicar herramientas de la economía del comportamiento para comprender los factores psicológicos que influyen en el comportamiento vial y adaptar intervenciones beneficiosas. Es por ello que en el BID hemos publicado un nuevo informe sobre seguridad vial y economía del comportamiento, destinado a fomentar hábitos más responsables, mejorar la aplicación de las normas de tránsito y el diseño de las carreteras e integrar las tecnologías emergentes mediante ejemplos de intervenciones exitosas en nuestra región y en el mundo desarrollado. Se trata de un esfuerzo que confiamos pueda ayudar a salvar vidas y beneficiar a la sociedad en general.
Intervenciones sencillas de la economía del comportamiento
Muchas intervenciones son relativamente sencillas. Por ejemplo, en Chicago, el departamento de transporte de la ciudad pintó barras transversales cuya distancia se iba disminuyendo a medida que los conductores se acercaban a una curva, haciéndoles creer que iban más rápido de lo que realmente iban. Esto hizo que redujeran la velocidad y disminuyera el índice de accidentes en la curva, que antes era un lugar propenso a los choques. También se ha demostrado que otros tipos de marcas viales pintadas que crean la ilusión óptica de estrechamiento de carriles o de reductores de velocidad influyen en los conductores y ciclistas para que conduzcan de manera más segura.

En Cochabamba, Bolivia, se utilizó la inteligencia artificial (IA) para realizar un análisis del antes y el después del impacto de los pasos peatonales y las marcas en el pavimento en una intersección de cuatro carriles sin señalización. Los resultados mostraron que la medida de bajo costo de pintar rayas de cebra grandes y visibles incitó a los conductores a reducir la velocidad. Por su parte, el BID se ha asociado con el Programa Internacional de Evaluación de Carreteras (iRAP), una organización benéfica internacional, para utilizar la IA, y en concreto la visión por computadora, para revolucionar el análisis de los elementos de seguridad en las carreteras. Al integrar estos conocimientos junto con la ciencia del comportamiento, podemos aumentar nuestra comprensión e influencia sobre el comportamiento de peatones, ciclistas y conductores, reduciendo en última instancia los accidentes.

En Estados Unidos, una campaña mediática en radio y televisión realizada en el estado de Washington, que advertía sobre la intensificación de la aplicación de la ley y del alto número de víctimas mortales por accidentes de tránsito, por no utilizar el cinturón de seguridad, hizo que las muertes disminuyeran de manera considerable. También tuvo éxito una campaña en los medios de comunicación en Uruguay, dirigida a cambiar las normas sociales y fomentar el uso de sillas de seguridad para niños pequeños. Esta indujo a una disminución de 6,4 puntos porcentuales en el porcentaje de niños que viajaban sin silla de seguridad en Montevideo.
Soluciones integrales para la seguridad vial
Muchos accidentes en nuestra región, y en todo el mundo, se deben a comportamientos inseguros, como la conducción distraída, el exceso de velocidad y los efectos del alcohol y las drogas. Las lesiones graves pueden también ser consecuencia de normas sociales negativas, como las que hacen caso omiso de la necesidad de sillas de seguridad para los niños o cascos para los motociclistas. Nuestro informe pretende combatir estos comportamientos y los sesgos psicológicos que los sustentan para evitar tragedias y promover el bienestar social. La concienciación educativa, los empujoncitos, la legislación, la aplicación de las normas y la retroalimentación y el seguimiento forman parte del paquete completo que analizamos y evaluamos con el objetivo de fomentar hábitos de conducción más seguros, mejorar el cumplimiento de las normas de tránsito y reducir los comportamientos de riesgo.
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