Sabemos que hoy en día el gran desafío de la energía renovable no es el costo, ya que es competitiva, sino la flexibilidad (contar con esa energía en el momento en que hay demanda). Se puede utilizar electricidad generada por fuentes renovables para producir hidrógeno, que es un excelente almacenador de energía. El hidrógeno puede convertirse en una pieza clave para la flexibilidad necesaria en el sistema eléctrico a partir de renovables. Además, el hidrógeno puede ser una fuente renovable para sectores que de otro modo serán difíciles o muy costosos de descarbonizar mediante la electrificación, como son por ejemplo los usos energéticos en procesos industriales (que demandan altísimas temperaturas), la calefacción de edificios y el transporte.
La Unión Europea apunta al hidrógeno como una de las trayectorias tecnológicas más promisorias para lograr los objetivos de neutralidad de emisiones de carbono al 2050. Actualmente, casi todos los Estados miembros han incluido planes para hidrógeno renovable y 14 miembros lo incluirán en sus marcos nacionales de fuentes energéticas alternativas. Antes del Covid-19, entre noviembre 2019 y marzo 2020, aumentaron casi tres veces las inversiones planificadas de electrolizadores para 2030 (de los cuales 57% están en Europa). Asimismo, la adopción del hidrógeno se viene acelerando recientemente. Se espera que este crecimiento se intensifique aún más al incluirse como parte de los planes de recuperación económica.
La producción y uso del hidrógeno no es nuevo. Se viene utilizando en la industria química y alimentaria hace décadas, pero su aplicación creciente como vector energético es más reciente . ¿Qué motiva este interés? La urgencia de una transición energética para la descarbonización de la economía hacia un desarrollo más sostenible. La recuperación económica a partir de los impactos del COVID-19 implicará un enorme esfuerzo por parte de los países (se estima el mayor nivel de desempleo desde la década de 1930). La Comisión Europea está evaluando una serie de políticas para acelerar el desarrollo del hidrógeno, tanto del punto de vista de la demanda como de la producción, por ejemplo, a través de contratos de largo plazo donde se incorporan precios al carbono. La Unión Europea prevé que la participación del hidrógeno crecerá del 2% al 14% al 2050.
Incremento en la demanda de hidrógeno
La demanda de hidrógeno renovable (muchas veces referido como hidrógeno verde) en Europa será masiva; no obstante, el continente es limitado en espacio y comparado con América Latina tiene menos disponibilidad de recursos. Se vislumbran dos trayectorias o una combinación de estas para hacer frente a una gran demanda de hidrógeno verde: (1) la disminución masiva de los costos de la energía solar distribuida y de la electrólisis, y (2) la generación de hidrógeno renovable a partir de plantas renovables de gran escala[1]. De ser este último el caso (como la tecnología actual parece indicar), la importación de hidrógeno a Europa en las próximas décadas será muy importante, probablemente sustituyendo la importación del gas natural.
El hidrógeno y los combustibles sintéticos a partir de hidrógeno se pueden transportar a largas distancias, desde regiones con abundantes recursos energéticos a ciudades muy distantes. La creciente demanda de hidrógeno hará que los países con un potencial significativo de recursos energéticos puedan convertirse en exportadores. Este es el caso por ejemplo de Australia, que busca convertirse en un líder mundial en exportaciones de hidrógeno. Con este fin, creó un fondo de US$ 192 millones para promover el desarrollo de proyectos de hidrógeno, tanto para la exportación a mercados en crecimiento (Japón y Corea del Sur) como para satisfacer la demanda interna.
¿Qué oportunidades se presentan para América Latina en este contexto?
América Latina es la región con la producción de electricidad más limpia del mundo y con enormes potenciales de mantener esta posición por su potencial solar y eólico. Con los avances tecnológicos en los próximos años[2], dependiendo de su costo-efectividad, se podrá exportar hidrógeno renovable por barco como se hace actualmente con el gas natural. Esto puede abrir una gran oportunidad para América Latina de convertirse en productor de hidrógeno muy relevante no solo para profundizar su propia transición energética sino también para la generación de divisas a través de la exportación.
Para esto, los países deben prepararse. Será necesario un análisis detallado del potencial y las oportunidades específicas en los contextos de cada país. Varios países de la región ya vienen trabajando en estrategias y desarrollo de pilotos de hidrógeno como primeros pasos que permitan luego a la industria poder evaluar futuras transformaciones estructurales. En ese sentido, será necesario el desarrollo de modelos de negocios sostenibles en el formato que resulte más adecuado al contexto propio de cada país.
[1] Incluyendo también la eólica off-shore.
[2] https://www.afr.com/companies/transport/world-s-first-liquid-hydrogen-ship-debuts-to-export-australian-fuel-20191213-p53jla
JF Neyra says
¿Pueden proporcionar literatura acerca de los diferentes proyectos en marcha, tipo de procesos, costos, etc.? Muchas gracias.
mauricio says
Qué impactos ambientales generan este tipo de desarrollos?
se requiere licencia ambiental ?