La deshidratación de mangos y la geotermia pueden ser dos conceptos que parecieran no tener mucho en común. Y si a esto le sumamos la incorporación de una perspectiva de género en una empresa que aprovecha el calor geotérmico, la ecuación se pone aún más interesante. Sin embargo, estos son elementos que definen la historia de Carolina Ortega y Meredith López, dos trabajadoras del deshidratador geotérmico de alimentos (DGA) ubicada en San Pedro Lagunillas (SPL) en Nayarit, México, en la cual más de 95% del personal son mujeres.
Desde un inicio, el proyecto decidió contratar mujeres de la misma comunidad para su implementación. Además de desarrollar un proyecto innovador con tecnología 100% mexicana, buscaba crear una solución innovadora, sostenible, inclusiva y justa para la comunidad local. Para ello las personas líderes del proyecto consideraron la relación de las mujeres con su comunidad, quienes estaban dispuestas a invertir en esta, fortaleciendo la identidad y la cohesión comunitaria. Para el DGA, siempre fue crucial brindar a las mujeres nayaritas la oportunidad de contribuir al bienestar de su comunidad para generar un impacto positivo en la economía local a largo plazo.
¿Cuál es la relación entre fruta deshidratada y calor geotérmico?
La geotermia en la deshidratación de alimentos no solo representa la transición de fuentes de energía fósiles a fuentes renovables, sino también la posibilidad de preservar contenido nutricional, sabor y olor, evitando la adición de endulzantes artificiales. En una región dónde la merma de productos alimenticios perecederos es alta, como América Latina, la geotermia en la industria agroalimentaria representa un lazo entre la transición energética, la acción climática y la seguridad alimentaria.
En este contexto, el Grupo iiDEA del Instituto de Ingeniería de la Universidad Nacional Autónoma de México diseñó el DGA, el cual utiliza energía geotérmica de baja temperatura para deshidratar alimentos 24/7 con un mínimo y a bajo costo. Actualmente, el DGA está instalado en San Pedro Lagunillas, Nayarit, México y opera bajo un spin off que procesa 40 toneladas de mango fresco para obtener 3.75 toneladas de mango deshidratado semanalmente.
Es aquí en donde intervienen Carolina y Meredit, piezas fundamentales en el éxito del proyecto. Ellas demuestran que las mujeres pueden tener un papel fundamental en desarrollo en proyectos de aprovechamiento de energía renovable.
La geotermia con enfoque de género como oportunidad laboral
Carolina es líder de producción de la planta y trabaja en el DGA desde hace 4 años. Es licenciada en gastronomía y nayarita de nacimiento. En 2018, al culminar sus estudios universitarios, tenía dificultades para conseguir empleo en SPL. Fue entonces que vio una oportunidad para unirse al DGA en su etapa inicial, como la primera mujer en campo. Carolina pronto demostró estar dedicada y comprometida con el gran potencial del proyecto, por lo que las personas directivas le brindaron apoyo y capacitación para su crecimiento profesional.
Carolina y Meredit: desarrollo profesional y modelos a seguir para niñas y mujeres en energía
En la medida en que Carolina demostró su capacidad para manejar sus tareas eficazmente, tuvo la oportunidad de asumir más responsabilidades y de aprender habilidades de liderazgo y gestión de equipos. Esto la preparó para asumir un rol de supervisión gracias al apoyo, las múltiples capacitaciones del equipo directivo del DGA, pero sobre todo a su profesionalismo, para así convertirse en líder de producción
Carolina está comprometida con la visión del DGA, tanto desde el aprovechamiento de energía geotérmica para contribuir a la seguridad alimentaria como de lograr la equidad de género en el ámbito laboral, siendo un modelo a seguir para sus compañeras y empoderándolas en su crecimiento laboral. Actualmente, se siente orgullosa de la tecnología que se ha desarrollado y la marca de producción de alimentos que se ha creado.
Para Carolina, formar parte del proyecto del DGA ha significado una mejora en su calidad de vida, ya que ha obtenido un empleo estable que le permite apoyar a su familia y contribuir al bienestar de su comunidad.
En 2020, durante la pandemia de COVID-19, Meredit regresó a SPL y comenzó a buscar oportunidades laborales. Allí, se unió al DGA que requería apoyo para el crecimiento a su fase industrial. Ella comenzó a trabajar en el DGA en el área de preparación de mangos para su deshidratación. Sin embargo, inmediatamente, mostró interés por la tecnología del DGA y por el aprovechamiento de la energía geotérmica. Con el apoyo de su equipo, Meredit comenzó a estudiar por su cuenta y a participar en capacitaciones para mejorar sus habilidades y conocimientos. Al poco tiempo fue reconocida por su habilidad para aprender y liderar en el área de inocuidad y calidad, la que supervisa y mejora los procesos de producción de mangos.
Actualmente, Meredit se siente realizada en su trabajo, y está decidida a seguir creciendo y asumiendo cada vez más responsabilidades en el proyecto. Además, está interesada en desarrollar la marca del DGA a nivel global, llevando sus productos a nuevos mercados y mostrando al mundo la calidad y la innovación de la deshidratación de alimentos en México.
Su contribución al desarrollo económico va más allá de su empleo
A pesar de los desafíos presentados por la pandemia del COVID-19, Carolina y Meredit, así como las mujeres que trabajan en el DGA se han mantenido firmes en su compromiso con el proyecto y trabajan arduamente para asegurar su continuidad. Con su dedicación y esfuerzo, lograron avanzar en la transición del proyecto piloto al industrial en 2020, lo que representa un gran logro para el equipo y una oportunidad para continuar generando empleo y contribuyendo al desarrollo económico y energético de la región. Para ellas, el proyecto del DGA no solo representa una fuente de empleo, sino también un proyecto en el que creen y por el que están dispuestas a trabajar duro para lograr su éxito.
Con liderazgo y dedicación, Carolina y Meredit trabajan para que el DGA sea un orgullo nacional y una marca reconocida a nivel mundial por su calidad y su compromiso con la seguridad alimentaria y el aprovechamiento de calor a partir de alimentos. Ellas están orgullosas de ser parte de un proyecto que tiene un impacto positivo en la sociedad, que ayuda a mejorar la vida de las personas (incluyendo las propias) y contribuye a demostrar que la equidad de género es posible en la transición energética.
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