En 1991 la banda Nirvana lanzaba su nuevo disco con una tapa inconfundible para cualquier fan del rock: un bebé de cuatro meses nadaba desnudo en una piscina. Te preguntarás ¿qué tendrá que ver esto con el desarrollo infantil? Resulta que ese bebé, hoy día, tiene 30 años y ha denunciado a la banda por abuso infantil. Este caso nos hace reflexionar sobre el derecho a la privacidad de los niños.
Más allá de los detalles legales, el denunciante cuenta que por la foto ha sufrido daños psicológicos durante toda su vida. El caso abre el debate sobre el sharenting, como se le llama a la práctica de los padres, cuidadores y familiares de compartir en internet recursos audiovisuales e información sobre sus hijos. Lo cierto es que pocas veces las familias reparan en el hecho de que es muy difícil eliminar una foto o un video una vez subidos, lo que pone en riesgo la privacidad de los menores.
Derecho a la privacidad de los niños
Si bien la práctica del sharenting y los debates que genera son relativamente nuevos, el derecho a la privacidad de los niños está ampliamente protegido.
La convención sobre los Derechos del Niño lo dice claramente:
“Cada niño tiene derecho a la vida privada. Las leyes deben proteger la privacidad de los niños, a su familia, su hogar, sus comunicaciones y su reputación (o su honra) contra cualquier agresión”.
Pero en un mundo donde los menores a veces aprenden a manejar un celular antes que a armar un rompecabezas, a veces, sin quererlo, la privacidad de los niños puede correr ciertos riesgos.
Los niños están creciendo en un entorno en el que cada persona tiene una cámara y micrófono en su bolsillo que permite registrar cada instante íntimo y privado sin intermediarios. A eso se suma la exposición en las redes sociales, cuando las personas responsables de su cuidado publican sus imágenes. El mundo parece enseñarles que su privacidad no existe y que, además, no importa.
¿Por qué es necesaria la privacidad?
La protección de la privacidad de los menores suele relacionarse con protegerlos de peligros que los acechan en internet, como el acoso, la violencia y la discriminación. Pero la importancia de la privacidad va más allá. Diferenciar entre lo íntimo (personal), lo privado (para algunos) y lo público (para todos) es un aprendizaje necesario para el desarrollo de una persona. Lo íntimo corresponde al mundo interior de una persona, su singularidad, su personalidad, su identidad, sus secretos y acciones personales. Exponer la intimidad a la mirada ajena y, en gran parte, anónima que ofrece internet no tiene las mismas consecuencias para un adulto —que ya ha formado su personalidad— que para un niño, que está conociéndose y descubriendo el mundo.
Es importante recordar que la privacidad es, además, condición necesaria para gozar de diversas libertades, como pueden ser la libertad de expresión, la libertad de reunión, o, incluso, la libertad de ser y hacer tanto en la vía pública como en nuestros propios hogares. La privacidad es uno de los tantos derechos que tienen los niños. Los adultos pueden y deben tener en cuenta su opinión.
4 recomendaciones para proteger la privacidad desde la primera infancia
Prestar atención a la información sobre los niños que compartimos en internet
Por ejemplo, la foto del primer día de clases, que puede ser motivo de mucha emoción para la familia, en la que se ve el frente de la escuela o el uniforme, informa a todos nuestros contactos a qué escuela asiste el niño.
Conocer las configuraciones de privacidad de dispositivos, plataformas y redes sociales
Las compañías de software han sumado diversas opciones para limitar la cantidad de gente que ve nuestro contenido.
Respetar la intimidad del niño y crearle un ambiente seguro para su desarrollo
Durante los primeros años de vida, los niños están descubriendo el mundo y sus reacciones, emociones y aprendizajes son motivo de orgullo y gracia para sus padres, cuidadores y familiares que quieren registrar cada nuevo paso y compartirlo con sus seres queridos. Es importante comprender que, en esos momentos, lo más importante para los niños es la mirada de sus cuidadores y su acompañamiento. Evitar exponerlos a la mirada ajena es fundamental.
Educar a los niños en el uso de la tecnología
En la primera infancia, la tecnología debe ser el último dispositivo en incorporarse como juego o medio de aprendizaje y comunicación. En el caso de incorporarse, debe ser uno más que se suma a otras opciones y no el único medio de entretenimiento y aprendizaje. Diversos libros y juegos pueden ayudarnos a educar en el uso responsable de dispositivos y sus riesgos asociados desde la primera infancia.
Un buen ejercicio para enseñarles a los niños la importancia del derecho a su privacidad sería preguntarles: “¿Te puedo sacar una foto?”. Hace poco, después de haber tenido una conversación sobre este tema unos días antes, una amiga me escribió para contarme que por primera vez le había hecho esta pregunta a su hijo de seis años y se sorprendió con la respuesta: “–Sí, pero no la subas”.
¿Cómo regulas en tu hogar el uso de pantallas por parte de los niños? ¿Conocías las recomendaciones sobre uso de tecnología y primera infancia? Cuéntanos en los comentarios.
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