La pandemia de COVID-19 ha sacudido al mundo entero. Sin embargo, también ha tenido resultados positivos inesperados: se redujeron las emisiones de dióxido de carbono y en todo el mundo la gente pudo observar los beneficios de un medio ambiente más limpio. En un momento en que la protección de la biodiversidad, la madre tierra y las futuras generaciones se ha vuelto fundamental, toman mayor relevancia los comportamientos animales esenciales, como amamantar, que es un salvavidas en las emergencias, incluida la actual de COVID-19. “Apoyar la lactancia materna contribuye a un planeta más saludable” es un tema pertinente para la Semana Mundial de la Lactancia Materna 2020.
Lactancia materna: un comportamiento humano esencial
Todos los mamíferos amamantan a sus crías. Nuestros antepasados humanos amamantaban a sus bebés por lo menos por varios años (de dos y medio a siete años). La Organización Mundial de la Salud recomienda el contacto piel con piel inmediato, iniciar la lactancia dentro de la primera hora de vida, adoptar la lactancia materna como forma exclusiva de alimentación por los primeros seis meses y continuar amamantando hasta los dos años de edad, o más.
Sin embargo, los mamíferos humanos sustituyeron su propia leche, para sus bebés, por leche de vaca. No sorprende que los bebés alimentados con leche materna tengan probabilidades de supervivencia mucho más altas, sean más saludables y se desarrollen mejor que aquellos alimentados con fórmula y biberón. La evidencia científica es unánime: “probablemente la leche materna sea la medicina más específica y personalizada que un bebé pueda recibir, en un momento en que la expresión genética hace sus ajustes para la vida: una oportunidad de marcar una huella de salud que nadie debería desperdiciar”.
Aun así, los mamíferos humanos hacen caso omiso de los hechos. En todo el mundo las prácticas de lactancia materna son deficientes: apenas un 40% de los lactantes menores de seis meses reciben leche materna como alimentación exclusiva, y menos de uno de cada dos niños son amamantados hasta los dos años de edad o más. En muchos de los países llamados “desarrollados”, amamantar a bebés mayores (de más de dos años de edad) se ha transformado en algo extraño y que genera un cierto rechazo. Sin embargo, no hace tanto tiempo todos los bebés humanos dependían por completo de la lactancia materna para su supervivencia, salud y desarrollo.
La lactancia materna influye en el desarrollo de los niños
Debemos prestar mucha más atención a los efectos a largo plazo de la lactancia materna y los beneficios de amamantar a niños mayores. En tanto mucha gente duda que los bebés alimentados con leche materna se conviertan en adultos algo más inteligentes, la evidencia científica es clara: la mayoría de los estudios demuestra una diferencia, aunque sea pequeña, en los puntajes de inteligencia. Cuanto más dure la lactancia materna, mayor es la diferencia. Un estudio prospectivo realizado en Brasil, en el que se demuestra que a los 30 años de edad los adultos que habían sido alimentados con leche materna tenían ingresos más altos y mejores trabajos, captó la atención de los medios. Ya sea debido a los componentes específicos de la leche humana, a la interacción entre madre e hijo, o a ambos factores, es innegable que hay una leve diferencia en cómo se desarrollan estos bebés, con consecuencias para toda la vida.
Para los profesionales de la salud mental, esto no es sorpresa. La teoría del apego de Bowlby, desarrollada en la década de los 50, destaca la importancia de la presencia de una figura de apego principal en los primeros años, con consecuencias de larga duración sobre el comportamiento y sobre cómo los niños, y eventualmente los adultos, forman relaciones de apego con otras personas. Los bebés amamantados por el tiempo necesario se benefician de la presencia e interacción regulares con sus madres, lo que favorece las probabilidades de un apego seguro y un mejor desarrollo. La lactancia estimula la secreción de oxitocina, que no solo ayuda a fortalecer el vínculo entre madre y bebé, sino que también alivia el estrés de la madre.
La gente tiene cada vez menos hijos y quiere lo mejor para ellos. Al saber que la lactancia materna lleva a mejores resultados en el desarrollo, que se mantienen a lo largo de la vida, tal vez este comportamiento de los mamíferos reciba finalmente la atención que merece. La lactancia materna es una de las primeras intervenciones en el desarrollo infantil temprano, brindando protección a través de la seguridad alimentaria, pero también contacto piel con piel, calor, olor, gusto, tacto, interacción física y emocional esenciales y apego—en pocas palabras, las bases para un apego seguro y amoroso. Los bebés y sus madres necesitan esto más que nunca durante el COVID-19.
La lactancia materna puede ser difícil hoy en día, ya que su apoyo y su protección suelen ser insuficientes tanto a nivel familiar como de la comunidad, tanto en el sistema sanitario como en los puestos de trabajo. La comercialización de los sucedáneos de la leche materna busca maximizar las ganancias, muchas veces a través de profesionales de la salud en quienes los padres confían para recibir orientación sobre nutrición y salud, mientras que los comunicados de salud pública no siempre transmiten el mensaje por temor a generar sentimientos de culpa en las mujeres.
Es responsabilidad de todos proteger, promover y apoyar la lactancia materna. En lugar de culpabilizar a las madres, los gobiernos, los sistemas de salud pública y las comunidades deberían centrarse en crear un entorno de apoyo y protección, en el cual los padres puedan optar por la lactancia materna, estén libres de las presiones comerciales y reciban la protección, cuidado y apoyo que merecen, incluso en el lugar de trabajo. Los avances a nivel mundial en la protección, promoción y apoyo de la lactancia materna son escandalosamente pobres. ¿Cuántas emergencias más, naturales o causadas por el hombre, serán necesarias para hacernos actuar y darnos cuenta de que la “alimentación verde” (acción climática desde el nacimiento) es una prioridad urgente?
El COVID-19 podría ser nuestro llamado a despertar y centrarnos finalmente en la lactancia materna, un comportamiento esencial biológico, ecológico y lógico. Con el distanciamiento social y los contactos virtuales como norma, brindar el mejor cuidado amoroso a nuestros bebés (la generación del futuro) podría ser lo que necesitamos para volver a nuestros orígenes: somos mamíferos que vivimos y compartimos la tierra con otros de nuestra especie, amamantando y cuidando a nuestros hijos por el tiempo que sea necesario para formar seres sociales, seguros, inteligentes y altruistas.
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Nota importante. Lactancia materna segura durante la pandemia de COVID-19: “La evidencia es abrumadoramente favorable a la lactancia. El contacto piel con piel y la lactancia materna temprana y exclusiva ayudarán a tu bebé a prosperar y no hay razón para discontinuarla debido a este virus.”
¿Quieres obtener más información sobre la lactancia materna en tiempos del COVID-19? Visita:
- Preguntas y respuestas sobre el COVID-19 y la lactancia materna de la OMS
- Video sobre la lactancia materna durante COVID-19
Fidelia dice
Importante para la practica diaria.
Digna de la Cruz dice
Información muy pertinente y clara, soy madre y profesional de la salud que apoya 100% la lactancia.
Graciaaas
Gloria Rojas dice
independientemente a todo lo mencionado en este blog, mi reflexión respecto a la lactancia materna es sobre la conexión madre-hijo que se produce en el momento de dar de mamar. Soy madre de tres hijos, y cada uno de ellos tuvo un periodo de lactancia materna diferente, pero con todos construí una conexion única, una cercanía emocional, que tiene sus frutos a lo largo de la vida, es un periodo de demostración de amor mutual única. Hoy mis hijos ya tienen 24, 21 y 19 años y sigo convencida que la conexión madre-hijo se solidificó con la lactancia materna.
MARIA DEL ROSARIO GIL dice
Muy bueno el articulo, apoyo la lactancia materna y cuanto mas tiempo mejor ademas el contacto con nuestro hijo es importantisimo
Saludos
Rosario
Rosa dice
El recién nacido al tener un sistema inmune inmaduro, está expuesto a gran cantidad de microorganismos extraños y como dato relevante el 90% de las infecciones que afectan a los humanos utilizan a las mucosas como puerta de entrada, por eso es imortante. En una revisión de estudios se halló que el riesgo de muerte por diarrea se encontraba incrementado en 8.6 veces en lactantes menores a 6 meses con lactancia materna parcial, en comparación a aquellos alimentados con lactancia materna exclusiva e incluso el riesgo fue 25 veces mayor en los que no recibían lactancia materna