¿Vos sabes quién sos? Esta pregunta, caballito de batalla de la agrupación HIJOS (cuyo objetivo es la restitución de la identidad de hermanos y familiares apropiados), me recuerda a los dos libros favoritos de mi hijo, ¿Cómo es tu mamá? y ¿Cómo es tu papá ?.
Es que volviendo a leer la entrada al blog de Caridad el día de Navidad, me quedé pensando en los “nacimientos”. No sólo el de Belén y el de los hijos de mis amigas, colegas, vecinas…, sino que volví a pensar en un tema muy viejo, casi tan viejo como yo: el nacimiento de los hijos de los desaparecidos en la Argentina.
Cientos de bebés fueron robados (espantosa palabra, pero la más clara) en el momento exacto de su nacimiento durante la dictadura de Videla entre 1976 y 1981. Luego irían a alguna familia que buscaba adoptarlos. Recién fue el 5 de julio de 2012, que Videla fue condenado a 50 años en prisión por encontrárselo responsable penalmente por el secuestro sistemático de neonatos y niños durante el último régimen militar en Argentina.
El tema de los crímenes de lesa humanidad no es el que concierne a un blog de primera infancia, pero sí el del derecho a un nacimiento digno y a una identidad para todos los niños del mundo sea cual fuere la ideología, ocupación, partido político, religión o color de piel de sus padres. Si el sólo hecho de tener un certificado de nacimiento tiene efectos de largo plazo en el desempeño escolar y la vacunación (ver posting de Ana Corbacho y co-autores en este mismo blog), ¿cómo el tener conocimiento de la identidad de uno no lo tendría?
En cuanto al nacimiento digno, me preguntaba ¿en qué condiciones espantosas habrán sido paridos estos bebés en los centros clandestinos de detención cuya descripción nos recuerda a los campos de concentración nazis? ¿Cómo habrán sido luego trasladados a las maternidades clandestinas que funcionaron en los centros de detención y exterminio de la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA), Campo de Mayo, Pozo de Banfield, La Cacha y Comisaría 5ta. de La Plata, entre tantas otras?
El sólo hecho del nacimiento es un trauma: pasar de un medio calentito y húmedo a uno seco; de un lugar en el que sólo se escucha el latido del corazón de la mamá, a uno lleno de ruidos extraños; experimentar el trabajo de parto; atravesar el estrecho cuello del útero…En 1900 Freud definió el nacimiento como “la primera experiencia de ansiedad, y por lo tanto, la fuente de todas las ansiedades presentes durante la vida de un individuo…”. En un artículo reciente se cita al influyente psicoanalista británico Wilfred Bion, que va más allá y dice que “cuanto más los padres satisfagan el pánico de las sensaciones que tiene un recién nacido, menor será el efecto del “trauma del nacimiento” en el resto de la vida del niño”.
Juan es uno de esos niños, separado de su madre a los 15 días de nacido. Fue criado por la familia de un miembro de la Policía Federal Argentina, quien junto a su esposa hicieron creer al niño que era hijo biológico de ambos, dándole un nombre y una fecha de nacimiento falsos. A los 25 años, Juan comenzó a dudar seriamente de su origen. Él recuerda que en esa época y esas circunstancias «ser hijo adoptado no era ser hijo adoptado, era ser hijo de desaparecidos» y cuenta que durante su infancia y adolescencia, había elegido para sí el nombre de Juan, ya que tenía sueños en los que su madre en penumbras lo acunaba de bebé y amamantaba llamándolo con ese nombre. Imposible imaginar todos los efectos y todas las angustias que habrá generado esta experiencia de incertidumbre durante un cuarto de siglo en la existencia de tantas personas como Juan.
Como vemos a estos recién nacidos argentinos, además de las condiciones precarias en las cuales probablemente experimentaron su nacimiento y sus primeros días de vida, también les faltó la leche materna, los abrazos, el calor, pero sobretodo, una mamá y un papá...o aun peor, saber cómo fue su mamá y cómo fue su papa.
Existen 106 de aquellos bebés (hoy ya adultos de treinta y pico de años) que recuperaron su identidad y unos 500 que aún no la conocen. Mi deseo para el 2013, es que ellos puedan contestar afirmativamente a la pregunta que inicia este post.
Matias dice
Que desafortunado post para el BID.La autora parece desconocer que HIJOS salio a defender recientemente el asado del ministro de Justicia Alak en la ex sede ESMA.Cuando una agrupacion se ensucia desde adentro por la politica y subsidios sin control, se deberia tener mas cuidado al redactar. Uno puede reflexionar sobre el desarrollo y comportamiento de adolescentes o adultos que descubrieron ser hijos de desaparecidos (de paso, esto no fue un acontecer exclusivo de Argentina) sin necesidad de empezar y terminar un ensayo mencionandos a, lamentablemente, cuestionadas agrupaciones de Argentina.
Florencia Lopez Boo dice
Matías,
Primero que nada, gracias por leernos y comentarnos.
Para los lectores de otros lugares del mundo que no están al tanto, les cuento brevemente el incidente al que Matías hace referencia. Revisé los diarios argentinos y parecería que el día 27 de diciembre el Ministro de Justicia Alak organizó un asado de fin de año en la ex sede de la ESMA (Escuela de Suboficiales de Mecánica de la Armada). Como esta sede funcionó como centro de detención de personas durante la dictadura, el hecho fue muy cuestionado por la sociedad civil. La agrupación HIJOS defendió el derecho del Ministro a organizar un asado en lo que es ahora un centro de la memoria.
Como respuesta, quiero enfatizar que el foco del post es cuestionarnos sobre la importancia para un niño de conocer su identidad, en cualquier circunstancia y en cualquier país del mundo. Se hace una referencia al slogan de la organización HIJOS, pero no es un pronunciamiento sobre el trabajo de esta organización ni sus posturas políticas. El título del post no tiene intención de hacer referencia a la agrupación, por eso es que no está en mayúsculas.
Tenés razón Matías que casos como estos sucedieron en otros países del mundo, y el post pretende justamente ser uno de reflexión de varias realidades latinoamericanas y no de posturas políticas.
Por último quisiera aclarar a los lectores que los artículos en este blog representan las opiniones de los autores y no las del BID ni sus países miembros.