Por Steve Brito, Ana Corbacho y René Osorio
“La madre de G.E. Rodríguez dijo que su hijo estuvo a punto de morir porque el hospital se negó a admitirlo en ausencia de un documento que certificara su nacimiento. No aparecía en los registros del hospital e incluso le dijeron que volviera a su tierra a traerlo”.
La inscripción del nacimiento es el primer paso hacia la inclusión social y el desarrollo. Un certificado de nacimiento registra oficialmente el nacimiento de un niño y establece su existencia ante la ley. Sin un certificado de nacimiento, los niños corren el riesgo de ser excluidos de por vida de otros beneficios y derechos fundamentales como el acceso a la educación, a los servicios de salud, a los programas de transferencias monetarias condicionadas y a las pensiones de jubilación. Además, podría negárseles derechos civiles tales como los de adopción y herencia, y podrían estar expuestos a los enormes peligros de la explotación y la trata de personas. A pesar de estas consecuencias potencialmente nefastas, la literatura económica ha guardado un silencio general sobre los vínculos existentes entre la inscripción del nacimiento y el desarrollo.
Alrededor del 10% de los niños menores de cinco años carecen de certificados de nacimiento en América Latina y el Caribe (UNICEF 2010). Este porcentaje parecería favorable al compararlo con los de otras regiones en desarrollo, tales como África subsahariana y Asia meridional, donde más del 60% de los niños no tienen certificados de nacimiento. Sin embargo, existe gran heterogeneidad entre los países de América Latina y el Caribe. Los nacimientos no registrados oscilan entre más del 20% (en Bolivia y República Dominicana) y menos del 1% (en Chile y Uruguay).
En un documento de trabajo reciente descubrimos nuevas evidencias sobre el impacto causal en la educación generado por la falta de certificados de nacimiento en República Dominicana. Que un niño no posea un certificado de nacimiento no parece impedir que se matricule en la escuela primaria, pero se vuelve un obstáculo crítico para graduarse y avanzar en su carrera académica. Un niño sin certificado de nacimiento tiene una probabilidad 40% menor de terminar el primer ciclo de la escuela primaria, en comparación con aquellos niños cuyo nacimiento está legalmente reconocido por el Estado. Este efecto se traduce en una brecha de alrededor de 1 año de bajo rendimiento académico en total. Las escuelas probablemente enfrentan dificultades al momento de otorgar diplomas a niños que carecen de una prueba legal de identidad.
En un estudio de próxima publicación también analizamos el impacto que tiene la inscripción del nacimiento en los registros de vacunación. Llevar a cabo la vacunación de forma apropiada es muy importante para reducir la morbilidad y mortalidad infantil, así como los riesgos de brotes epidémicos en las comunidades. Además, la vacunación realizada a la edad adecuada ha tenido efectos positivos en el desarrollo cognitivo, el rendimiento escolar y la productividad. Los resultados que obtuvimos sugieren que los niños sin certificados de nacimiento reciben un número menor de vacunas que generalmente no se ciñen al cronograma recomendado. El mecanismo subyacente podría estar relacionado con el desafío de probar la edad del niño, lo que lleva a que se administren menos vacunas y/o que se administren con retraso.
Hay veces en que se pierden oportunidades de regularizar la inscripción del nacimiento. Es evidente que la mayoría de niños de nuestra región reciben al menos una dosis de vacunación y luego ingresan al sistema de educación, lo cual indica que entran en contacto formal con el Estado al menos una vez durante la infancia, aun si no se registró su nacimiento apropiadamente. Esto exige una acción concertada de los gobiernos para asegurar que se dé este primer paso hacia la inclusión social y el desarrollo.
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