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Por María Caridad Araujo.
Uno de los principales desafíos que enfrentan los programas de desarrollo infantil en Latinoamérica es cómo llevar a escala modelos que han sido exitosos cuando fueron implementados en un ámbito de menor escala, como es el de unas pocas comunidades o unos cuantos jardines infantiles. “Pensar en grande” un programa también requiere tener en cuenta cómo replicar la implementación exitosa desde el ámbito de lo público, es decir, desde instituciones de gobierno centrales o locales, que son capaces de llegar a toda la población pero que, a su vez, enfrentan otro tipo de restricciones presupuestarias, de capacidad técnica, de ciclo político, por nombrar algunas.
Por ejemplo, en Estados Unidos, los programas de desarrollo infantil que tuvieron impactos de magnitud grande y que se mantuvieron en el largo plazo -como Perry Preschool o Abecedarian– corresponden precisamente a experiencias implementadas en una escala pequeña, en las cuales fue factible -técnica y financieramente- ofrecer servicios de muy alta calidad a una población en desventaja. Al mismo tiempo, la evidencia de impacto de otros servicios implementados a escalas más grandes, por ejemplo, Head Start, han sido menos claros y/o de magnitudes más modestas.
Pensar en grande por los más pequeños
Llevar a escala un programa de desarrollo infantil requiere de una caja de herramientas muy particular e implica cierto riesgo. Al igual que en todo nuevo emprendimiento, existe una probabilidad de que la iniciativa fracase si no se identifican oportunamente los problemas que surgen en el camino y que no siempre es posible anticipar.
Nuestra experiencia de trabajo con los países nos ha ayudado a identificar algunas áreas en las cuales es particularmente complejo escalar un programa desde el ámbito de lo público:
1. El personal con el perfil profesional que demanda el servicio, ¿se encuentra disponible en todos los territorios donde se va a implementar? ¿Es posible reemplazarlo con agilidad si es que -como es común en el sector del desarrollo infantil- se presentan problemas de deserción? ¿Existe un sistema de selección y contratación de personal en el ámbito público que se adecua a estas realidades?
2. El modelo de capacitación que se prevé, ¿se puede replicar con fidelidad y a un costo razonable? ¿Es factible en los espacios, tiempos y con los recursos con los que cuenta el programa?
3. ¿Qué herramientas existen para el acompañamiento del personal que implementa el programa? ¿Cómo se encuentran alineadas a una estrategia de mejora continua de la calidad?
4. Los sistemas públicos de contratación de personal, de compras de insumos, de traslado de personal y de material, ¿operan con flexibilidad, transparencia y agilidad?
5. La generación de información de seguimiento sobre los resultados de los niños y sobre los estándares de calidad del servicio y sus proveedores, ¿se hace de una manera costo-eficiente y no representa una carga excesiva para el personal técnico? ¿Llega a los gerentes de manera oportuna para informar sus decisiones?
El Fondo de Innovación
Los desafíos planteados dejan claro que llevar a escala los programas de desarrollo infantil en la región va a requerir una buena dosis de innovación. Innovación en las modalidades de intervención, en los currículos, en los procesos de selección del personal, en el acompañamiento y supervisión, en las estrategias de retención y desarrollo profesional, en los mecanismos administrativos para contratar y pagar por personal y servicios, en la manera de recoger y sistematizar información de seguimiento. Innovación en las respuestas que se den a los problemas que surjan sobre la marcha.
La necesidad de innovar para llevar a escala programas de desarrollo infantil, enfatizando la calidad, ha llevado al Banco Interamericano de Desarrollo a unir esfuerzos con destacadas organizaciones de la sociedad civil para constituir el Fondo de Innovación de Desarrollo Infantil Temprano*. Esta alianza tiene como propósito financiar, diseñar, implementar y evaluar enfoques innovadores y escalables que mejoren las vidas de los niños menores de 5 años en la región, enfocándose en los grupos en mayor desventaja dentro de los países.
Estamos a punto de lanzar esta iniciativa, y no podríamos estar más emocionados. No dejen de leernos; en próximos posts les contaremos sobre los avances y proyectos que este Fondo apoyará. Cualquier pregunta la pueden hacer acá.
¿Qué iniciativas de innovación de DIT conoces? ¿Cuáles son los riesgos y oportunidades? Cuéntanos en la sección de comentarios o mencionando a @BIDgente en Twitter.
*El Fondo de Innovación de Desarrollo Infantil Temprano es liderado y manejado por el Banco Interamericano de Desarrollo y se apoya en los recursos y la experiencia de sus socios, FEMSA y la Fundación Open Society a nivel regional, además de la Fundación Maria Cecilia Souto Vidigal en Brasil.
María Caridad Araujo es Especialista Principal de la División de Protección Social y Salud del Banco Interamericano de Desarrollo.