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Por María Caridad Araujo.
Los primeros años en la vida de un niño son fundamentales para el desarrollo de su potencial. En los servicios de desarrollo infantil intervienen múltiples actores del sector público y privado pero sus acciones no siempre se sincronizan adecuadamente para sacar el mayor provecho de este momento tan corto como irrepetible.
En respuesta, y con el objetivo de ampliar el conocimiento en primera infancia de todos los involucrados en esta etapa crítica, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) ofrece un curso gratuito en línea, “Políticas Efectivas de Desarrollo Infantil” ya en su cuarta edición.
¿Por qué vale la pena registrarse?
Partiendo de la figura del niño como eje central, aprenderás:
- El rol que tienen la familia y la comunidad como pilares fundamentales del desarrollo
- La importancia del contexto en el que se desenvuelven los niños y sus familias
- Cómo diseñar políticas públicas que puedan impulsar mejor el desarrollo infantil, en particular en las áreas más desfavorecidas
- Cuáles son los elementos necesarios para garantizar acciones de calidad, equitativas y sostenibles en el tiempo
- Qué herramientas permiten el diseño de políticas y programas de desarrollo infantil de calidad
- Mecanismos prácticos de evaluación de programas como factor clave para la mejora continua de los programas y para controlar el uso de los recursos que los financian
¿Qué impacto pueden tener las políticas y programas de desarrollo infantil?
Los niños de hoy serán los ciudadanos, los profesionales, los políticos, y los líderes del futuro. En América Latina y el Caribe hay aproximadamente 50 millones de niños menores de cinco años que han visto mejoras sustanciales en sus condiciones de vida durante las últimas décadas. Hoy, los niños de esta región del mundo tienen menos probabilidades de morir en el parto o en la primera infancia porque están mejor alimentados, sufren menos enfermedades, o las sobreponen más fácilmente, y acuden mayoritariamente a la escuela. Hace 18 años, dos de cada cinco niños vivían en situación de pobreza; en la actualidad esa cifra se ha reducido a la mitad.
Estos avances son innegables, pero solo para algunos sectores de la infancia, pues las mejoras no siempre han alcanzado a aquellos que viven en situación de vulnerabilidad o con padres con menores niveles educativos. Quienes nacen en un hogar con menos recursos sufren retrasos en su desarrollo cognitivo y de lenguaje desde los primeros años de vida, incluso antes de entrar a la escuela. Al no recibir en sus primeros cinco años la estimulación necesaria para que alcancen su máximo potencial, sufren de menores niveles de desarrollo de vocabulario y cognición.
Los entornos ricos en lenguaje, las actividades de juego que les permitan explorar y aprender y las interacciones cálidas, sensibles y receptivas con los adultos son elementos críticos para un desarrollo saludable. Los niños que se ven privados de estos estimulantes tendrán menos oportunidades de desarrollar las conexiones neuronales que configuran la arquitectura cerebral durante la primera infancia. Es por ello que las políticas y programas de calidad en esta etapa pueden marcar la diferencia.
¿Quiénes pueden beneficiarse con este curso?
La respuesta corta: cualquier persona que esté consciente de la necesidad de asegurar la calidad de la atención y la estimulación adecuada para los más pequeños. Entre ellos hay:
- Médicos, enfermeras y trabajadores comunitarios a cargo de la salud de las madres durante el embarazo, el parto, y de la nutrición y vacunación de los niños durante sus primeros años
- Personal que acompaña a las familias en los diferentes programas para mejorar las prácticas de crianza y la estimulación infantil en el hogar
- Educadores de parvularios y cuidadores de jardines de infancia
- Quienes atienden las ludotecas y bibliotecas infantiles o los que están a cargo de los servicios de alimentación en escuelas, sala-cuna o comedores comunitarios
- Padres y madres de familia o líderes comunitarios involucrados en la crianza activa.
La lista puede ser interminable. Lo cierto es que los beneficios de este curso son amplios pues, aunque la fuerza laboral para la primera infancia — preponderantemente femenina— está comprometida con el bienestar de los más pequeños, aún queda mucho por hacer en materia de condiciones de trabajo y oportunidades de crecimiento profesional.
Asegurar que los niños tengan las mejores oportunidades de desarrollo es una cuestión de interés general porque el futuro depende de ellos. Es tarea nuestra garantizar las mejores condiciones para estimular el cerebro a su máximo potencial en los primeros años de vida. ¿Quieres hacer tu parte?
¿Qué elementos consideras necesarios para que una política de desarrollo infantil sea efectiva? ¿Qué ha funcionado en tu país o ciudad? Cuéntanos en la sección de comentarios o mencionando a @BIDgente en Twitter.
Si tienes preguntas, por favor envía un e-mail a este correo: idbx@iadb.org
María Caridad Araujo es especialista líder de la División de Protección Social y Salud del Banco Interamericano de Desarrollo.