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Por María Caridad Araujo
En política social vemos, con alguna frecuencia, que cuando existen programas de servicios sociales que funcionan con efectividad y eficiencia, existe la tentación de cargar a estos programas de tareas adicionales. Estas pueden llegar a ser, en algunos casos, ajenas a sus objetivos centrales. En otros casos pueden rebasar la capacidad operativa y de implementación del propio programa y del personal que en él trabaja. Por ejemplo, recientemente, a varios programas de promoción del desarrollo infantil en la región se les ha encargado incluir componentes de alimentación y consejería nutricional. ¿Cómo evitar este riesgo?
En septiembre empezará la quinta edición de nuestro curso en línea, Políticas Efectivas de Desarrollo Infantil. Uno de los temas que abordamos es, precisamente, cómo hacer un buen diagnóstico en la etapa de diseño de un programa de desarrollo infantil. El curso provee herramientas concretas para recoger información, navega preguntas específicas a responder en el ámbito de la implementación, y explora los actores con quienes es clave dialogar como parte de ese diagnóstico.
Un ejemplo de lo que puede ocurrir y de cómo prevenirlo
Pensemos en un programa de visitas domiciliarias que llega con regularidad a familias pobres con niños pequeños y que efectivamente está logrando mejoras en la estimulación sicosocial, las interacciones adulto-niño y el desarrollo infantil. La población a la cual atiende sufre una elevada prevalencia de problemas nutricionales y se les encarga a los visitadores de este programa distribuir alimentos, suplementos calóricos o micronutrientes y dar consejería nutricional. A los pocos meses, esto genera conflictos con el sector salud que también atiende a estas familias. Además, consume un porcentaje importante del tiempo del personal y de las familias, lo que termina desplazando el esfuerzo y tiempo efectivo que se podría dedicar al trabajo en las actividades de promoción del desarrollo infantil.
Un año más tarde, tampoco se ha corregido el problema nutricional. Si antes de iniciar esta iniciativa se hubiese realizado un diagnóstico cuidadoso de las causas de la mala nutrición en esas poblaciones, los períodos críticos y el contexto, si se hubiese revisado la literatura para identificar si experiencias previas que hicieron lo mismo tuvieron éxito, probablemente se hubiera optado por otra ruta para resolver este problema.
Durante el curso aprenderás:
- El rol que tienen la familia y la comunidad como pilares fundamentales del desarrollo
- La importancia del contexto en el que se desenvuelven los niños y sus familias
- Cómo diseñar políticas públicas que puedan impulsar mejor el desarrollo infantil, en particular en las áreas más desfavorecidas
- Cuáles son los elementos necesarios para garantizar acciones de calidad, equitativas y sostenibles en el tiempo
- Qué herramientas permiten el diseño de políticas y programas de desarrollo infantil de calidad
- Mecanismos prácticos de evaluación de programas como factor clave para la mejora continua de los programas y para controlar el uso de los recursos que los financia
Más de veinte mil profesionales de la región han participado en anteriores ediciones y nos han dado excelente retroalimentación. Si te interesa aprender más sobre cómo diseñar, implementar y evaluar programas y políticas de desarrollo infantil, ¡no desperdicies la oportunidad de tomar este curso gratuito!
Si tienes preguntas, por favor envíalas a través de este formulario: https://www.indes-idbx.org/help/
María Caridad Araujo es economista principal de la División de Protección Social y Salud del Banco Interamericano de Desarrollo.