Por María Julia Acosta
Domingo al mediodía. Analía y Javier comparten un almuerzo en familia donde Mateo, su hijo de 15 meses, es la principal atracción de tíos y abuelos. Pero la apacible mesa se convierte rápidamente en un enérgico debate ¿De verdad piensan enviar a Mateo fuera de casa siendo tan chico? ¿Acaso no creen que la mejor formación se proporciona en el hogar? ¿Y qué aprendizaje valioso podría adquirir en una institución teniendo apenas 15 meses?
En Uruguay, así como en otros países de la región, poco se sabe de las creencias de la población sobre el desarrollo infantil. En otras palabras, hay poca información sistematizada sobre cómo padres, tíos, abuelos, primos y ciudadanos en general perciben a los niños y cuál es el potencial de la primera infancia dentro del ciclo vital. Contar con información es fundamental ya que todas estas personas, desde sus distintos roles, construyen visiones y acciones sobre la crianza del niño pero no siempre se basan en la evidencia.
Motivados por esta interrogante, en el área de Desarrollo Social y el Laboratorio de Metodología de Equipos MORI -organización dedicada a la investigación social aplicada en Uruguay y la región – nos propusimos conocer cuál es la visión de la ciudadanía uruguaya sobre la primera infancia y sobre los cuidados y atenciones que reciben los niños en esta etapa.
Vayamos a los resultados del estudio. Para un 86% de los uruguayos residentes en localidades de más de 10.000 habitantes, la primera infancia es la fase más importante para el desarrollo durante toda la vida. Ese grupo también considera que existen diferencias a favor de los niños que asisten a centros de educación inicial relacionadas a la adquisición del lenguaje y otras habilidades sociales; por ejemplo, se relacionan mejor con otros infantes de su edad y a la vez aprenden a hablar más rápido.
Sin embargo, no hay consenso cuando se consulta por la responsabilidad del cuidado de los niños. El 50% de los entrevistados declara que el cuidado es exclusividad de los padres y de la familia. La realidad es que el cuidado de los niños no es exclusiva responsabilidad de los padres y la familia, puesto que los infantes son sujeto de derechos y los estados deben velar por el respeto de los mismos. Según la evidencia, la familia tampoco es el único lugar para estimular el desarrollo, otros espacios tienen un rol fundamental en la provisión de estimulación especializada.
También nos llamó la atención que un 20% de los entrevistados consideran que no tiene sentido enviar a un niño menor de 3 años a un centro de enseñanza preescolar porque a esas edades no aprenden nada. ¿No aprenden nada? Los resultados de las investigaciones de la neurociencia no dicen lo mismo y tampoco lo dice la experiencia que podamos tener como padres, tíos o hermanos.
Otro 25% de la población considera que los centros de educación inicial son lugares que solo sirven para cuidar a los niños mientras sus padres trabajan. Estas creencias llaman a la reflexión pues podrían estar asociadas con las percepciones de la población sobre la calidad de estos servicios. Vale la pena destacar que esta apreciación es más común entre personas con un menor nivel educativo.
En Uruguay, el 36% de los niños menores de 3 años asiste a un centro de educación inicial y dicho porcentaje es significativamente mayor entre los hijos de madres con educación terciaria. Esta situación puede generar una brecha de partida entre los infantes: si el acceso a servicios de educación inicial de calidad se concentra desproporcionadamente en los sectores de estratos socioeconómicos más ricos, se puede estar profundizando la desigualdad social a una edad muy temprana.
Los últimos titulares de los diarios en Uruguay mencionan medidas orientadas a la universalización de la atención de la primera infancia, particularmente a través de los Centros de Atención Integral a la Infancia y la Familia (CAIF), con el objetivo de aumentar la natalidad. Dados los datos mostrados en este artículo, esto podría además reducir brechas de partida en las poblaciones de extrema vulnerabilidad que no tienen las posibilidades económicas de pagar un servicio privado de calidad.
Analía y Javier aún siguen evaluando si enviar a Mateo al jardín de infantes. ¿Tú qué les aconsejarías?
María Julia Acosta es la directora de Desarrollo Social en Equipos MORI en Uruguay.
Psic. Irene Rubio. Plan CAIF dice
Interesante relevamiento! Felicitaciones a Equipos MORI
Nota: los Centros CAIF son Centros de Atención Integral a la Infancia y la Familia. Allí se promueve el desarrollo en la primera infancia. Justamente su concepción es contraria a las “GUARDERÍAS” que traen implícita la idea de que a los niños se los deposita y se los guarda sin intención educativa. Por favor, no los llamen “guarderías CAIF”. Gracias!
BID - Blog dice
Estimada Irene: Hicimos los cambios correspondientes en el blog post para reflejar adecuadamente el trabajo de los Centros CAIF. Muchísimas gracias por su comentario.
Inés López dice
Con esa calidad de centros educativos, yo mandaría a mis hijos. Sólo que les dedicaría tiempo de calidad en familia.
Martha González Sánchez dice
TODA MADRE QUE TRABAJA NECESITA DEJAR SUS HIJOS EN UNA INSTITUCION. EXISTEN PARTICULARES MUY BUENAS Y TAMBIÉN ESTATALES O MUNICIPALES. HOY DÍA HAY MUCHAS MADRES PROFESIONALES, QUE DEFIENDEN SU ESPACIO PROFESIONAL, MÁS ALLÁ QUE POR NECESIDAD ECONÓMICA COMO LAS MADRES JEFAS DE FAMILIA O LAS QUE SALEN A TRABAJAR PARA AYUDAR A SU MARIDO DEBIDO A LOS BAJOS SALARIOS INSUFICIENTES PARA LOGRAR UNA VIDA MÁS O MENOS DIGNA. URUGUAY ESTÁ EN CONDICIONES DE BRINDAR UN BUEN NIVEL HASTA EN LOS CENTROS DE INAU, CON TODO TIPO DE PROFESIONALES Y ACTIVIDADES ADECUADOS A LAS NECESIDADES DE LOS NIÑOS ENTRE 0 Y 4 AÑOS.
Elena Casco dice
El derecho a la educación es el fundamento de las políticas de inclusión educativa, según las cuales el Estado tiene que velar por la educación de todos los niños y niñas del Uruguay, desde la primera infancia. Enmarcado en lo expresado, la universalización de instituciones escolares en esa etapa es fundamental. Comparto lo manifestado en el artículo precedente respecto a que dismunuiría la brecha de implementación de estas políticas, atendiendo no sólo el punto de partida sino también el punto de llegada de todos los niños.