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En los últimos años, un nuevo enfoque en la planificación urbana ha estado ganando terreno en todo el mundo: el urbanismo ciudadano. Este concepto se basa en la idea de que las ciudades deben ser diseñadas y desarrolladas teniendo en cuenta las necesidades y aspiraciones de sus habitantes. En lugar de ser un proceso exclusivamente liderado por expertos y planificadores, el urbanismo ciudadano empodera a la comunidad para que participe activamente en la toma de decisiones, ejecución y mantenimiento de intervenciones en espacio público.
En América Latina y el Caribe (ALC), el urbanismo ciudadano ha llegado para quedarse. Desde pequeñas iniciativas locales, hasta grandes proyectos de transformación urbana, los ciudadanos están tomando las riendas del desarrollo de las ciudades de la región. El Banco Interamericano de Desarrollo (BID), en su compromiso con la innovación urbana, a través de su Laboratorio de Ciudades, ha publicado un libro que recoge 76 casos de urbanismo ciudadano en 38 ciudades de la región. Esperamos que este artículo sirva de inspiración a muchas municipalidades de la región, y se potencie el desarrollo de este tipo de iniciativas para conseguir un urbanismo más cercano y centrado en los ciudadanos.
¿Qué aporta el urbanismo ciudadano a nuestras ciudades?
A lo largo de la historia, han existido numerosos casos donde los arquitectos o urbanistas pensaron y diseñaron ciudades desde los escritorios, sin entrar en contacto con sus habitantes. Esta visión tradicional “de arriba a abajo” de la planificación urbana desconectada de las comunidades desconoce que las ciudades son sistemas complejos en constante transformación como respuesta a factores naturales, políticos, económicos y sociales. Es por este motivo que en nuestras ciudades se han creado espacios que no cumplen las necesidades de sus habitantes e incluso pueden favorecer la inequidad, al reforzar la línea entre la ciudad formal y la ciudad informal.
Fuente: Urbanismo Ciudadano en América Latina | Izquierda: Iniciativa “Camina seguro al colegio”, Lima. | Derecha: Comuna 13, Medellín.
Cuando el urbanismo no da respuesta a las necesidades de los ciudadanos, se puede generar rechazo e incluso degradación del espacio urbano. No obstante, hay otro camino posible, que es la apropiación de los ciudadanos para transformarlo por acción propia. Sin importar si es un barrio adinerado o un asentamiento informal (también conocidos estos últimos como villas, favelas, tugurios, chozas, etc) la ciudadanía ha demostrado que, si actúa de forma coordinada, tiene una fuerza transformadora para repensar el espacio urbano y adaptarlo a sus necesidades.
Este potencial de acción ciudadana, en su infinita diversidad de enfoques, tiene muchos nombres: urbanismo activista, urbanismo colaborativo, urbanismo DIY (Do It Yourself, hazlo tú mismo), urbanismo participativo, urbanismo de resistencia, urbanismo de guerrilla, urbanismo táctico, innovación urbana, urbanismo social, urbanismo feminista, etc. Sin embargo, el término por el que es más conocido es el de urbanismo ciudadano, un movimiento que propone pensar y hacer ciudades desde, para y con las personas. Está basado en una ciudadanía activa en todos los niveles de la toma de decisiones y que se sitúa en el centro del diseño, del planeamiento de las ciudades y de su desarrollo urbano. Entiende que es la ciudadanía la que aprueba el trabajo de las personas que diseñan y planifican ciudades, pues son ellos quienes las van a habitar.
Superlibro de acciones cívicas para la transformación de las ciudades
Para acercar este tipo de urbanismo a las ciudades de la región, el Laboratorio de Ciudades del BID publicó un “superlibro” que resume las principales ideas, enfoques, acciones y propuestas del urbanismo ciudadano y recopila 76 casos de éxito en 38 ciudades de América Latina y el Caribe.
Mediante el análisis de los casos, la publicación busca enseñar desde la experiencia para contribuir al desarrollo de un nuevo modelo urbano más eficaz, inclusivo y sostenible en ALC. Los casos están divididos en seis ejes temáticos: ciudad cultural, ciudad inclusiva, ciudad informal, ciudad móvil, ciudad resiliente y ciudad verde. En cada eje temático presentamos, junto a la reflexión de autores invitados, tres casos de estudio que detallan el contexto local, las metodologías aplicadas, los actores involucrados y las lecciones aprendidas. Además, el lector encontrará un catálogo de proyectos que contiene diez experiencias en formato de ficha técnica
Fuente: Urbanismo Ciudadano en América Latina | Brigada Anti-Acoso, Costa Rica.
Esta monografía también hace un recorrido por las experiencias de los primeros laboratorios de innovación urbana del mundo. Ofrece una reflexión sobre su rol como promotores de innovación y experimentación desde las estructuras gubernamentales y junto a la ciudadanía. Los laboratorios de innovación son una herramienta fundamental para llevar adelante transformaciones en nuestras ciudades, en línea con los conceptos del urbanismo ciudadano.
Estamos convencidos de que las experiencias recogidas en esta publicación pueden ser adoptadas por equipos de trabajo municipales para integrar la innovación y experimentación urbana en sus métodos de planificar y ejecutar obras y planes de desarrollo social y ambiental. Te invitamos a descargar el libro, y que compartas en la sección de comentarios como piensas que el urbanismo ciudadano puede mejorar la calidad de vida en tu ciudad.
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