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Globalmente, la escala y el ritmo de la urbanización extrema han transformado la estructura de la gobernanza territorial en el complejo ámbito de la gobernanza metropolitana. En América Latina y el Caribe (ALC), la urbanización ha remodelado profundamente las ciudades, requiriendo nuevas formas de gobernanza metropolitana. Con más del 80% de la población residiendo en áreas urbanas—superando a Europa y muy por delante de Asia y África—las áreas urbanas de la región han extendido sus límites más allá de los tradicionales de la ciudad (ONU, 2022). Este rápido crecimiento ha llevado a la “desterritorialización,” donde las funciones urbanas se dispersan más allá de los límites administrativos, creando estructuras policéntricas y en red. Por ejemplo, el área urbana de Quito se expandió 4.1 veces entre 1988 y 2013 (Atlas of Urban Expansion, 2016), demostrando el rápido crecimiento espacial típico de las ciudades de ALC.
Áreas metropolitanas y población mundial. Fuente: Lo Metropolitano: escala, complejidad y gobernanza. Crédito: Groundlab.
El crecimiento urbano no es siempre igualitario. En la Región, hay una correlación entre la desigualdad urbana y el tamaño de la ciudad. Ciudades como São Paulo y Río de Janeiro exhiben índices de GINI superiores a 0.6, destacando una “severa desigualdad urbana”. Mientras tanto, Buenos Aires y Santiago muestran índices alrededor de 0.5 (Banco Mundial, 2022). Abordar tales disparidades requiere estrategias metropolitanas que incluyan la participación ciudadana, la coordinación intersectorial, la descentralización de recursos y el fortalecimiento de capacidades. Una gobernanza efectiva debe integrar diversas dimensiones de la ciudad, incluyendo la economía, la movilidad y la sostenibilidad ambiental y social. Por ejemplo, las áreas metropolitanas deben desarrollar planes estratégicos que aborden la gestión del agua, el transporte público y la vivienda social para asegurar una planificación y coordinación integrales.
Por otro lado, el rápido crecimiento urbano en ALC ha generado significativos desafíos ambientales. La duplicación de las huellas urbanas ha tensionado la infraestructura y los servicios. La macrometrópoli de São Paulo, que abarca 53,000 kilómetros cuadrados y alberga a más de 33.5 millones de personas, subraya la inmensa escala de la expansión urbana (IBGE, 2022). Tal crecimiento exige nuevos marcos de gobernanza para gestionar las complejas interdependencias entre los sistemas urbanos, rurales y naturales. Las presiones ambientales, como el cambio climático, complican aún más la gobernanza metropolitana. Las ciudades deben integrar estrategias de adaptación climática que trasciendan los límites jurisdiccionales.
Las proyecciones a largo plazo indican que para el año 2100, los niveles del mar podrían subir entre 10 y 90 centímetros, con un aumento de las temperaturas globales de 1.4 a 5.8 grados Celsius (IPCC, 2018). Estos cambios podrían desplazar ciudades enteras, con impactos significativos en las áreas metropolitanas. De hecho, entre 2010 y 2019, la población migrante global aumentó de 214 millones a 272 millones. Los factores ambientales relacionados con el cambio climático podrían desplazar hasta 200 millones de personas adicionales para 2050 (OIM, 2022), muchos de los cuales se moverán a áreas metropolitanas. La gobernanza metropolitana debe anticipar y gestionar estos flujos migratorios, asegurando apoyo adecuado en salud, vivienda y educación.
En resumen, la gobernanza metropolitana en ALC debe evolucionar para abordar la escala y complejidad de la urbanización contemporánea y las tendencias futuras. Redefiniendo las unidades territoriales, mejorando la integración tecnológica y fomentando la coordinación estratégica, las áreas metropolitanas pueden gestionar mejor el crecimiento y el desarrollo. Abordar los desafíos ambientales, sociales y económicos requiere marcos de gobernanza innovadores que trasciendan los límites tradicionales, promoviendo futuros urbanos sostenibles y equitativos. Pero, ¿cómo redefinimos la unidad y el mecanismo de gobernanza metropolitana?
Bogotá, Colombia. Fuente: Lo Metropolitano: escala, complejidad y gobernanza. Crédito: Cristóbal Palma.
Las áreas metropolitanas de Chile ejemplifican los profundos desafíos y oportunidades en la gobernanza urbana. Con el 87% de su población en áreas urbanas y el 63% en ocho grandes aglomeraciones, ciudades como Santiago, Valparaíso y Concepción albergan al 46% de la población nacional y generan más del 80% del PIB (OCDE, 2009). Estas áreas enfrentan una significativa fragmentación administrativa, requiriendo altos niveles de coordinación entre municipios para una gestión eficiente de la infraestructura y los servicios. El Gran Santiago, por ejemplo, concentra el 50% de las oportunidades laborales en tres municipios, lo que requiere una integración del transporte a nivel metropolitano.
Chile ha iniciado un camino de fortalecimiento metropolitano al empoderar a los gobiernos regionales (GORE) y formar áreas metropolitanas. Las Leyes de Fortalecimiento Regional de 2018 introdujeron elecciones democráticas para gobernadores regionales y redefinieron la gobernanza regional (Ministerio del Interior y Seguridad Pública de Chile, 2021). Estas leyes facilitan la creación de áreas metropolitanas si las ciudades superan los 250,000 habitantes y cumplen con criterios específicos.). Las futuras Áreas Metropolitanas chilenas tendrán su propio espacio institucional para la planificación urbana estratégica y la coordinación intersectorial.
Se están estableciendo Departamentos de Área Metropolitana (DAM) dentro de los GORE, mejorando la coordinación y gestión de políticas públicas. Los DAM supervisarán áreas como el transporte, la gestión de residuos y la calidad del aire, cruciales para la eficiencia de la infraestructura y los servicios a escala metropolitana. Además, la planificación estratégica debe incorporar la resiliencia climática. La Contribución Determinada a Nivel Nacional de Chile apunta a reducir 95MT de CO2 para 2030, exigiendo infraestructura de bajo carbono (UNFCCC, 2020). Ciudades como Santiago enfrentan severas vulnerabilidades climáticas, incluyendo el aumento de temperaturas y olas de calor, que afectan desproporcionadamente a las poblaciones vulnerables.
Santiago de Chile, Chile. Fuente: Lo Metropolitano: escala, complejidad y gobernanza. Crédito: Cristóbal Palma.
El libro incluye diferentes perspectivas de formuladores de políticas y expertos que discuten la gobernanza metropolitana, abordando cuestiones críticas enfrentadas por las áreas urbanas en América Latina y el Caribe. Los autores presentan un examen multifacético de las dinámicas metropolitanas. Algunos de los contribuyentes son Felipe Vera, Fernando Toro (BID), Dominique Mashini, Douglas Barrios y Miguel Santos (Universidad de Harvard), Yves Cabannes (University College London), Diane Davis (Universidad de Harvard), Roger Keil y Sara Macdonald (Universidad de York), Christian Lefevre (Ecole D’urbanisme de Paris), Saskia Sassen (Universidad de Columbia) y Ricky Burdett (LSE Cities, London School of Economics).
Análisis del Área Metropolitana de Quito. Fuente: Lo Metropolitano: escala, complejidad y gobernanza. Crédito: Groundlab.
Les invitamos a explorar los amplios conocimientos proporcionados en “Lo Metropolitano: Escala, Complejidad y Gobernanza,” que enfatiza la necesidad de una planificación urbana integrada, transporte sostenible, dinámicas económicas, necesidades de vivienda y adaptación al cambio climático. Al examinar ejemplos prácticos de ciudades como São Paulo, Río de Janeiro, Santiago, Lima, Rosario, Bogotá, Buenos Aires, Medellín y Ciudad de México, este libro ofrece lecciones valiosas para los formuladores de políticas y urbanistas.
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