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Más de 6,5 millones de personas han fallecido en todo el mundo por COVID-19. América Latina y Caribe (ALC) ha sido una de las regiones más afectadas por la pandemia, y algunos de sus países cuentan con las tasas de mortalidad más altas. Como ya se ha mencionado en entradas de blogs previas de esta serie sobre Ciudades y Salud, la región está altamente urbanizada y presenta amplias inequidades en salud.
En este blog abordamos un reciente estudio en el que se explora si estas desigualdades preexistentes en materia de salud continuaron durante la pandemia de COVID-19, y si su magnitud es estable o está siendo amplificada por la pandemia. Para explorar esta tendencia se han analizado datos de mortalidad diaria para las comunas y distritos de Santiago de Chile. ¡Sigue leyendo para conocer los resultados de este estudio!
¿Qué entendemos por exceso de mortalidad?
El exceso de mortalidad se define como la diferencia entre la mortalidad observada en 2020 frente a lo que se habría previsto ese mismo año si los patrones de años anteriores se hubieran mantenido constantes. En otras palabras, el estudio calcula una tasa de mortalidad de referencia basada en años anteriores, que se compara con la que realmente se registró en 2020. De no haber ocurrido la pandemia, lo previsible es que la tasa de mortalidad de 2020 hubiera sido similar a la de años anteriores.
¿Existe relación entre nivel educativo, hacinamiento y exceso de mortalidad?
El estudio ha encontrado que, durante la pandemia de COVID-19, la mortalidad aumentó más en las zonas de niveles socioeconómicos más bajos de Santiago. El gráfico muestra la asociación entre el exceso de mortalidad y los indicadores socioeconómicos para Santiago. Los datos demuestran que, a mayor nivel educativo y menor hacinamiento, menor exceso de mortalidad.
Asociación del exceso de mortalidad en 2020 (comparado con 2017-2019) con el nivel educativo y el hacinamiento en los distritos de Santiago (Chile)
NIVEL EDUCATIVO:
Las zonas con los mayores niveles de estudios (representado por el porcentaje de la población de 25 años o más que completó la educación universitaria) tuvieron un exceso de mortalidad de alrededor del 17% entre las áreas con los niveles educativos más altos y los más bajos.
NIVELES DE HACINAMIENTO:
En referencia a las correlaciones entre mortalidad y hacinamiento, el estudio encontró que las áreas con los niveles más altos de hacinamiento, comparadas con las áreas con los niveles más bajos, tenían un exceso de mortalidad un 16 % más alto.
¿Qué otros factores pueden explicar estos resultados?
Las posibles causas del exceso de mortalidad durante la pandemia de COVID-19 en áreas con menor nivel educativo, o mayor hacinamiento, pueden deberse a múltiples factores como:
- Diferencias en la exposición al SARS-CoV-2: es posible que las personas de nivel socioeconómico más bajo no hayan podido evitar la exposición al virus debido a las condiciones de trabajo y vivienda
- Diferencias en la vulnerabilidad subyacente al COVID -19 debido a una mayor prevalencia de enfermedades crónicas. Por ejemplo, existe un fuerte patrón social de enfermedad cardiovascular, hipertensión y diabetes en Chile.
- Diferencias en el tratamiento de la enfermedad.
La importancia de los espacios urbanos en la salud
Resulta muy necesario medir las inequidades en salud dentro de las ciudades de ALC para poner fin a ellas. Este estudio, que analiza el exceso de mortalidad durante la pandemia de COVID-19 es solo un pequeño grano de arena dentro de este objetivo.
El Banco Interamericano de Desarrollo (BID), en su compromiso con el apoyo a las ciudades de la región, acaba de publicar la monografía “Ciudades Inclusivas: Ciudades Saludables para Todos”. En el capítulo 8.1 se aborda en detalle este estudio, además de otro caso de estudio que observa las desigualdades en la esperanza de vida y la mortalidad en seis grandes ciudades de ALC.
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Confiamos en que esta publicación sirva para concienciar que los servicios urbanos juegan un rol fundamental en la salud de la población. No obstante, este rol no se limita a los tiempos de crisis sanitarias, sino que también son fundamentales para mejorar la salud pública de modo integral para el conjunto de la población.
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