La provisión y mejora de servicios urbanos en los asentamientos informales de América Latina y el Caribe (ALC) no ha sido enfrentada con esquemas de financiamiento sostenibles. Los escasos recursos se han destinado a proyectos puntuales que no han conseguido reducir la cantidad global de población que vive en dichas condiciones. Según Naciones Unidas, desde 1990 a 2010 esta población ha aumentado de 106 a 111 millones. En parte, esto se debe a que los gobiernos municipales están desaprovechando una importante fuente de recursos propios como es el impuesto predial para captar las plusvalías generadas en el entorno urbano de los barrios mejorados.
A fin de dar respuesta a esta situación, los organismos multilaterales deben complementar el aporte de recursos para la mejora de asentamientos informales con un fortalecimiento de la gestión pública que promueva esquemas que aseguren el retorno de las inversiones. El “potencial oculto” del impuesto predial podría ser una de las vías más lógicas para recuperar las plusvalías que se generan en el entorno urbano de los barrios y financiar la inversión pública. Estas breves líneas pretenden demostrar que es posible una nueva generación de programas de mejoramiento de barrios que incluyan medidas concretas para hacer las intervenciones autosostenibles.
Actualmente estoy dirigiendo una investigación, en colaboración con municipios de Nicaragua, para demostrar cómo se puede generar esquemas de autofinanciamiento para los proyectos de mejoramiento integral de barrios captando las plusvalías que se generan en el propio barrio intervenido. Una primera inversión en infraestructura en un barrio #1―por ejemplo, un programa gubernamental que denominamos Capital Semilla Nacional―permite mejorar las condiciones habitacionales, económicas, de seguridad y de salud, especialmente por la acción y motivación de sus residentes.
Estas mejoras generan, a mediano y largo plazo, incrementos en la recaudación predial, lo cual alimenta un Fondo Revolvente Municipal. Cuando el Fondo cuenta con recursos suficientes se puede invertir en un barrio #2, que nuevamente genera plusvalías y alimenta el Fondo, y así iterativamente. Lo interesante es que el esquema es sostenible y crece de forma exponencial, lo que hace que se pueda acelerar o complementar con subsidios u otras donaciones, o combinando algunos instrumentos de valorización del suelo.
La aplicación de estas hipótesis en el barrio Azarías H. Pallais en la ciudad de León, Nicaragua, mostró resultados muy alentadores. La recaudación actual del impuesto predial―de apenas US$1,700―podría multiplicarse por 4.6 veces en el primer año, por 23 veces a los 5 años y por 40 veces a los 10 años. Se estimó que en 29 años el municipio puede recuperar los US$1.8 millones de inversión en infraestructura solamente con las plusvalías de este barrio con población de escasos recursos―un periodo menor a los usuales préstamos internacionales. Cabe destacar que las familias solamente perciben un incremento promedio de 8.6 veces el impuesto predial actual, que actualmente es de apenas US$6 anuales.
En síntesis, es posible generar un cambio en la política urbana en ALC promoviendo intervenciones que busquen una sostenibilidad económica a la vez que un fortalecimiento de las capacidades y una descentralización municipal real y sustentada con la generación de recursos propios. Las claves son el impuesto predial, la captación de plusvalías y la gestión adecuada del suelo.
Marc Pérez-Casas es Doctor Urbanista e Ingeniero de Caminos, Canales y Puertos por la Universidad Politécnica de Catalunya, Máster en Sistemas de Información Geográfica (SIG) y consultor internacional para el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) en América Latina. Ha desarrollado investigaciones para el Lincoln Institute of Land Policy y para el Grupo de Investigación en Cooperación y Desarrollo Humano de la UPC.
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