Darío Hidalgo es Director de Investigación y Práctica de EMBARQ, un programa del World Resources Institute que promueve la implementación de transporte sostenible para mejorar la calidad de vida de las ciudades.
Este artículo forma parte de una serie de entrevistas conducidas en el marco del Curso sobre Sostenibilidad de Ciudades organizado por la Iniciativa de Ciudades Emergentes y Sostenibles (ICES), la Universidad Internacional Menéndez Pelayo y el Ayuntamiento de Santander entre el 28 de julio y el 1 de agosto de 2014. Conoce más sobre el Curso aquí.
ICES: ¿Cuál es el principal reto que enfrentan las ciudades en América Latina y el Caribe en materia de movilidad?
El principal reto en este momento es la motorización. El rápido incremento del número de automóviles y de motocicletas, producto del crecimiento económico, está generando una presión negativa en congestión, contaminación, accidentalidad y falta de actividad física. Las ciudades tienen la oportunidad porque ya tienen un activo importante, el de preservar la manera como se mueven actualmente —principalmente caminando—, incrementar el uso de la bicicleta, mejorar la calidad de los transportes públicos—que son muy precarios—y mejorar también el ordenamiento urbano de manera que los viajes no sean necesariamente tan largos.
ICES: ¿Qué experiencias positivas de movilidad pueden compartir las ciudades latinoamericanas con el resto del mundo?
El ejemplo de Curitiba es un ejemplo latinoamericano por excelencia. Hace más de 40 años que la ciudad decidió ordenar muy bien su territorio, y combinar ese ordenamiento territorial con un sistema de transporte masivo. En ese momento, por dificultades, Curitiba no tenia la capacidad de hacer lo que normalmente una ciudad europea hubiera hecho, que es poner un tren o un metro. Lo que hicieron fue adoptar los principios con los cuales funcionan también los trenes y los metros, y ponerlos sobre la superficie con buses. Y es la primera gran aplicación del concepto de buses de tránsito rápido en el mundo, que fue realmente muy bien integrada con el desarrollo urbano. Esta experiencia tuvo la oportunidad de ser replicada en otras ciudades brasileñas como Goiania y Sao Paulo, y luego en Quito con los trolebuses.
En el 1998 fue adoptado en la ciudad de Bogotá el Transmilenio, un sistema mucho más grande que lo que originalmente hizo Curitiba. Una vez Bogotá logró esto, empezó a verse como caso exitoso en muchísimas otras partes del mundo, comenzando por ciudades colombianas, ciudades mexicanas, y actualmente en Brasil están rehabilitando lo que eran corredores de buses convirtiéndolos en sistema BRT completo. Y la misma experiencia se ha replicado en la China, en India y en muchas partes manteniendo tres características fundamentales:
- El costo de intervención es muchísimo más bajo que la alternativa (un sistema subterráneo, por ejemplo), ofreciendo similar desempeño en términos de el servicio al usuario.
- Se implanta muy rápido. Un alcalde puede ver la implantación dentro de su propio periodo de gobierno si hace si tarea bien.
- Puede ser un instrumento de transición o transformación de los operadores existentes. Mientras que con un tren es necesario traer toda la tecnología y el know how de operación de otras partes, con buses se puede hacer una evolución de los operadores que tenemos actualmente hacia unos nuevos.
Esa es prácticamente la gran lección que ha entregado Bogotá, y luego el Metrobús en la ciudad de México, o el Metropolitano en Lima. En Brasil abrieron nuevos sistemas BRT en Río de Janeiro, Belo Horizonte y Brasilia para el Mundial de Fútbol de 2014, y ahora hacen parte de sus sistemas de movilidad.
ICES: ¿Qué aconsejas a los alcaldes de las ciudades intermedias en materia de movilidad?
Buscar calidad en transporte público en general. No necesariamente buscar un proyecto de corredor BRT. A veces ni siquiera son necesarios en muchas de nuestras ciudades por las condiciones de la demanda. Con la utilización de las herramientas diagnósticas que ha generado el BID, entender cuáles son sus propios problemas de movilidad y tratar de buscar un mecanismo para mejorar la calidad del transporte público. Hay muchas ciudades por ejemplo en Colombia que con el apoyo de la Iniciativa de Ciudades Emergentes y Sostenibles están avanzando en sistemas estratégicos de transporte. No necesariamente tienen carriles exclusivos, estaciones y tecnología como un BRT completo, pero están mejorando sustancialmente la calidad del servicio. Es el caso de Pasto y Montería, y hay otras ciudades que están siguiendo este ejemplo.
Pero lo importante es organizar esa prestación del servicio. Más que la infraestructura, los buses o la tecnología, lo fundamental es un servicio integrado que tenga amplio cubrimiento, buena calidad y que mejore la movilidad. De manera que estas ciudades que están creciendo muy rápido, no tengan la necesidad de irse a la motocicleta o al automóvil, porque los problemas que implican son muy graves: congestión, contaminación y accidentalidad.
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