Para Teresa, una estilista de 28 años en Buenos Aires, el distanciamiento social y la orden de quedarse en casa como medida para responder a la pandemia de COVID-19 ha significado que no puede trabajar. Su mayor preocupación es la presión económica de no tener un ingreso y quisiera poder regresar a su medio de vida lo antes posible. Pero cuando las medidas se relajen y pueda regresar a trabajar le preocupa cumplir con el distanciamiento social mientras se moviliza en el transporte público, ya que los autobuses que debe tomar solían ir, antes de la pandemia, muy hacinados durante la mayor parte de su trayecto. Para Teresa, como para muchas mujeres de la región, caminar hasta su lugar de trabajo no es una opción.
¿Cómo garantizamos servicios de transporte público seguros y con perspectiva de género?
El COVID-19 ha cambiado fundamentalmente la operación del transporte público y en este blog presentamos algunas acciones para asegurar la accesibilidad de las personas a los servicios y actividades esenciales con perspectiva de género:
Corto Plazo – Quédate en Casa y evita los viajes innecesarios:
- Analizar/Considerar los impactos no deseados de las restricciones a la movilidad por sexo: Con este tipo de medidas, las personas transexuales y no binarias, no solo quedan excluidas, sino también expuestas a la discriminación y el acoso cuando salen de sus casas. Además, limitar la movilidad de las mujeres puede afectar el cuidado de adultos mayores, personas con discapacidad o enfrentando alguna enfermedad, ya que ellas son las principales responsables de las tareas de cuidado.
- Garantizar la implementación de los protocolos sanitarios para la prevención del COVID-19 en el servicio de transporte público. Desinfectar las estaciones y vehículos constantemente, ofrecer desinfectante para las manos a los pasajeros y equipo de protección a los conductores y personal en las estaciones. Algunos Sindicatos han solicitado el uso obligatorio de mascarillas por parte de los usuarios, chequeo de la temperatura de los empleados que están en contacto con el público y facilitar el acceso a pruebas de COVID-19 para los empleados que presenten síntomas.
- Analizar datos sobre los patrones de movilidad diferenciados de hombres y mujeres al momento de definir cambios en la operación de los sistemas. Actualmente, una de las principales limitaciones es la falta de datos desagregados por sexo en el sector, pero en algunas ciudades hay suficiente evidencia que se puede utilizar, incluyendo encuestas origen-destino, información demográfica y encuestas de hogar.
- Introducir servicios de transporte complementarios a las rutas de autobuses ya ofrecidas por las ciudades, para apoyar a los trabajadores esenciales a llegar a sus destinos. Las mujeres están sobre-representadas en los sectores esenciales (salud, cuidado, servicios sociales, farmacias, venta de alimentos, entre otros) y están expuestas a acoso en las calles. En China, con el apoyo de apps para celulares, se desarrollaron rutas de transporte basadas en la demanda: con puntos de inicio y destino definidos, y con asientos reservados para los pasajeros. En Italia, Zeelo y Busapido crearon una alianza para ofrecer servicios de transporte para empresas y permiten a los usuarios reservar su asiento con el uso de un app para celular y seleccionar el lugar para ser recogidos, lo que permitirá optimizar el recorrido.
Mediano Plazo – Reapertura Gradual:
- Coordinar con el sector privado y público escalonamientos del transporte público con horarios por ocupación. Con el fin de disminuir las aglomeraciones en el transporte público, una propuesta es usar las tarjetas inteligentes de acceso a los sistemas de transporte de acuerdo con la ocupación para escalar horarios de desplazamiento. Así, mientras sectores como el trabajo doméstico viajarían en ciertos horarios, las mujeres del sector salud lo harían en otro, y los trabajadores de la construcción en otro diferente. Esto mantendría flujos constantes de pasajeros a lo largo del día, en números limitados, para disminuir las aglomeraciones.
- Promover el uso de medios de transporte alternativos. Muchas ciudades, entre ellas Bogotá, han aumentado sus ciclo-rutas como una alternativa para prevenir el contagio durante la pandemia. En promedio, los hombres están más dispuestos a utilizar bicicletas para movilizarse. Sin embargo, promover carriles protegidos, así como hacer cumplir los límites de velocidad puede contribuir a que más mujeres utilicen bicicletas. Además, promover escuelas de la bicicleta para quienes no saben utilizarla puede integrarlas a este sistema de transporte, aprovechando la disminución del tráfico vehicular.
- Promover sistemas de pago sin efectivo, a través de tarjetas inteligentes o tiquetes prepagados, para proteger la salud de los operadores y los usuarios. En caso de que se introduzca este sistema de pago, se debe garantizar que las mujeres puedan acceder a él y considerar subsidios para los sectores más vulnerables. En Brasil, el Gobierno Federal está implementando el programa Transporte Social, en el cual invirtió R$2,5 billones en créditos electrónicos (equivalentes a las tarifas de transporte público de las localidades) para pasajeros que serán entregados a los ciudadanos más vulnerables.
- Mejorar la infraestructura y la planificación de los espacios peatonales. Las mujeres prefieren caminar si deben realizar viajes cortos, sin embargo, en muchas ciudades latinoamericanas el diseño del espacio público ha priorizado el tráfico de vehículos a expensas de las veredas o aceras, dificultando la movilidad de los peatones. Mejorar la infraestructura peatonal puede ser una solución rápida y económica ya que más personas podrían realizar viajes cortos o segmentos de viajes de mediana-larga distancia caminando. El centro de Milán será parcialmente remodelado, el proyecto contempla convertir 35 kilómetros de ruta, actualmente destinada para el tráfico de vehículos, para peatones y ciclistas.
Es difícil pensar en volver a la “normalidad” mientras no exista una vacuna para el COVID-19, sin embargo, la pandemia es una oportunidad para mejorar el diseño de nuestras ciudades y nuestros sistemas de transporte, considerando los diferentes patrones de movilidad, necesidades y usos que hombres y mujeres dan al transporte público. Muchas de las medidas discutidas en este blog benefician a hombres y mujeres, sin embargo, si el sector no implementa medidas para el uso del transporte con una perspectiva de género, las mujeres, ya desproporcionalmente afectadas por esta crisis, seguirán siendo las principales afectadas. Por último, es importante resaltar que la prevención del COVID-19 es tarea de todos e implica desde el uso de equipos de protección, así como el cumplimiento estricto de las reglas establecidas por los sistemas de transporte.
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