La movilidad es parte esencial en la vida de todos y el transporte es lo que nos permite acceder a diversas actividades y participar en la vida. Existe, sin lugar a duda, distintos sistemas de transporte con diferentes enfoques lo cual genera un gran abanico de experiencias al usuario. Si bien, en el pasado, el caminar y movilizarse en bicicleta dominaban la escena del transporte, el vehículo privado motorizado tomo fuerza entre los años 1950 y 1980. Este dominio, empujado por un interés individual de viajar, no ha considerado la gran variedad de impactos negativos en la sociedad.
Esta preferencia por el uso excesivo de vehículos motorizados con combustibles fósiles, son la principal causa del calentamiento global. La combustión de este tipo de combustibles genera emisiones de gases tales como dióxido de carbono, monóxido de carbono y otros gases que potencian el efecto invernadero, la lluvia acida, la contaminación del aire, suelo y agua. Si bien la contaminación del medio ambiente proviene no sólo de vehículos motorizados, estos se encuentran entre los mayores contribuyentes. Esta penosa realidad refleja que se está cubriendo la necesidad de movilizarnos a expensa de nuestra calidad de vida.
De acuerdo a la fundación Thomson Reuters, el consumo de cigarros reduce la vida del consumidor en 1.6 años, mientras que la contaminación ambiental, principalmente producida por la quema de combustibles fósiles, acorta la expectativa de vida en 1.8 años.
Ambas estimaciones superan largamente a enfermedades consideras más peligrosas como el cáncer o VIH.
En la actualidad, existen algunas medidas y/o estrategias que se vienen implementando en distintos países con el fin de mitigar el daño que viene haciendo el sector automovilístico a la vida del ciudadano. Una de estas políticas, muy común en ciudades de Latinoamérica, es la llamada “Pico y Placa”. Esta tuvo sus inicios en el mandato del alcalde Enrique Peñalosa en 1998, Bogotá – Colombia. Ciudades como Ciudad de México, Quito, Cúcuta, Sao Paulo, Santiago y Medellín las han venido implementando como solución alternativa al caótico caos vehicular presente.
Otras estrategias que se pueden implementar para disminuir el consumo excesivo de vehículos considerados altamente contaminantes, es la regulación a la importación de vehículos de segunda mano. Inclusive, se puede prohibir para aquellos que superen con ciertos años de antigüedad. Esta adquisición de vehículos antiguos es muy común en países de bajos recursos. La importación no regulada genera un aumento en el tráfico vehicular y un inevitable aumento en la emisión de gases contaminantes a la atmósfera. El aumento de impuesto, tal como sucede con ciertos productos de consumo doméstico como las gaseosas y cigarrillos, genera un alejamiento de las personas por adquirir estos productos debido a su elevado costo. Ejemplos de esta política han sido significativos en Kenia, Tanzania y el este de África, regiones donde la importación de vehículos de segunda mano cayó rápidamente.
Otra estrategia para reducir el uso excesivo de vehículos motorizados, tanto privados como transporte público, es impulsar otras formas de movilidad dentro de la ciudad.
Aquí resalta la importancia de la movilidad activa y los muchos beneficios que esta conlleva. Cambiar la forma de movernos en la ciudad a una forma activa, genera no sólo una reducción a casi cero gases contaminantes; sino también una inmediata mejora en la salud de quienes la practiquen. Para lograr este cambio en la forma de trasladarnos dentro de la ciudad, los gobiernos, tanto centrales como regionales, deben otorgar la infraestructura necesaria para que el ciudadano se vea invitado por la ciudad a dejar el auto y caminar; usar su bicicleta y/o cualquier otra forma de movilidad activa.
Una última estrategia a considerar para reducir la alta contaminación producto de la quema de combustibles fósiles es tener políticas que impulsen energías renovables. El uso de vehículos eléctricos viene tomando cada vez mayor fuerza en países como China y Noruega; donde la flota vehicular nueva llega a tener casi un 50% de vehículos eléctricos. Es también importante tener políticas públicas que promuevan la utilización de taxis y buses eléctricos. Ejemplos de estas políticas se pueden ver en ciudades como Londres o Shenzhen.
Si bien las tendencias en los últimos años vienen enfilándose a cumplir con estas políticas y estrategias para reducir la contaminación ambiental, también es importante resaltar la participación del ciudadano; y que se tome conciencia del daño que podemos ocasionar al solo pensar en nosotros como individuos y no en el planeta.
Carmen Carbone dice
Buenos dias, me parecio interesante el blogs, me gustaria conocer tu oponion a cerca del sistema publico de transporte, en las ciudades y su afectacion en relacion a los vecinos, en cuanto al ruido y emanaciones de gases, continuos. Ejemplo, cuando en una o varias cuadras son dispuestas para la circulacion de las lineas de omnibus para pasajeros.-
De manera individual mi el ruido ni las emanciones resultan nocivas, pero podria ser que debbido a la continuidad de circulacion por acumulacion, afecten a los vecinos ? cualñ seria una solucion viable para estos casos?
Krishan dice
holas, Carmen, disculpa q te escriba tan tarde. Si gustas agregame al +4917642199852 y conversamos sobre tus temas. Slds
Rodrigo Ramírez Sánchez dice
Muy buena información.
Saludos