Imagínese navegar por una calle sin depender de la vista. Esta situación para las personas con discapacidad visual no es un experimento mental sino una realidad cotidiana. En la búsqueda de crear entornos urbanos más inclusivos para estas personas, la baldosa podotáctil se ha convertido en un elemento crucial.
La baldosa podotáctil es un sistema indicador en la superficie del suelo diseñado para ayudar a las personas con discapacidad visual a navegar el espacio público. Estas superficies con relieve de puntos o de líneas sirven como señales táctiles, proporcionando información sobre peligros y cambios de nivel en cruces peatonales y estaciones de transporte para que las personas con discapacidad visual puedan moverse de forma segura e independiente.
En los últimos años, las baldosas táctiles han atraído una mayor atención por parte de planificadores urbanos, arquitectos y formuladores de políticas que buscan fomentar una mayor inclusión en el diseño urbano.
Tenji Block
El origen de las baldosas podotáctiles se remonta a 1965 en Japón, donde el ingeniero Seiichi Miyake realizó varios prototipos de la baldosa al preocuparse por un amigo que comenzó a perder la visión. El ingeniero pensó que las personas ciegas podrían entender la ciudad mediante los pies, al igual que pueden leer braille con el tacto de los dedos de la mano. Después de dos años y muchos prototipos, se colocó por primera vez el tenji block (o losa podotáctil en japonés) alrededor de un paso de peatones en la intersección de Haraojima en el distrito de Naka, cerca de la escuela para ciegos.
Los tenji block se extendieron gradualmente y, en 1970, debido a una petición de los profesores de la escuela para ciegos de la Prefectura de Osaka, se instalaron en la plataforma de una estación de tren. La Oficina de Carreteras Metropolitanas de Tokio también decidió introducirlos, y desde entonces se difundieron por todo Japón y al resto del mundo.
La cantidad y variedad de baldosas podotáctiles varía según el país. En Latinoamérica, varios países han adoptado los dos tipos originales de baldosas desarrolladas en Japón.
La baldosa alerta y la baldosa guía
En Japón se desarrollaron varios prototipos de baldosas podotáctiles; sin embargo, por facilidad para el usuario, se decidió utilizar dos tipos de baldosa: la baldosa alerta (con relieve de puntos) y la baldosa guía (con relieve de líneas).
La baldosa alerta señala que hay un cambio en la dirección, un cambio de nivel, o un cambio de superficie (hacia una calzada), mientras que la baldosa guía orienta a la persona por el camino que debe seguir (sin obstáculos). Ambas baldosas se encuentran ubicadas en pasos peatonales, bordes de los andenes del tren, vados, antes de iniciar una escalera o en una salida de emergencia, y en aeropuertos.
Existen variedades de diseño de las baldosas alerta y guía, así como diferentes maneras de aplicar las baldosas en aceras y estaciones de transporte, por lo que es necesario conocer la regulación local para la ubicación de estos elementos.
La Organización Internacional de Normalización (ISO) emitió el primer estándar con la ISO 23599 en 2012, una regularización que se actualizó en 2019. Hoy en día algunos países de la región cuentan con normas técnicas que determinan la ubicación de baldosas podotáctiles en las aceras como la NTC 5610:2022 en Colombia, o el NTE INEN 2854 en Ecuador, entre otras. Estas normas mantienen las premisas principales para las baldosas alerta y guía), pero se presentan algunas diferencias en la ubicación sobre aceras y cruces peatonales. Así mismo, los colores de las baldosas varían; usualmente son de color amarillo, dado que es un color con alto brillo que una persona con baja visión puede identificar. En ciudades asiáticas y australianas hay ejemplos de baldosas alerta con iluminación LED, lo que ofrece mayor seguridad y visibilidad a los pasos peatonales de noche.
El compromiso del BID con la accesibilidad universal en el transporte
El BID toma en cuenta el diseño universal accesible, incluyendo la baldosa podotáctil, en diversos proyectos de infraestructura. Un ejemplo destacado es el Metro de Quito, donde se han implementado baldosas podotáctiles desde la entrada hasta los puntos de embarque en todas las estaciones. Otro caso es Mi Teleférico, que cuenta con estaciones accesibles equipadas con baldosas podotáctiles, señalización y rampas.
Además de promover la instalación de baldosas podotáctiles en la infraestructura de transporte, el BID está liderando los esfuerzos para concienciar sobre la importancia de la movilidad inclusiva y accesible a través de diversas publicaciones y blogs. Es fundamental que la sociedad en general se familiarice más con este tema y comprenda la razón de ser y la ubicación de estas baldosas podotáctiles en las aceras y cruces para crear ciudades más inclusivas y seguras.
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