La movilidad juega un rol fundamental en la calidad de vida de la población, más aún cuando se estima que, en la región, 28.1 millones de personas viajan cada día un promedio de una hora y 30 minutos. Muchos de estos desplazamientos se pueden categorizar como viajes de cuidado, un concepto acuñado por Inés Sánchez de Madariaga que comprende los viajes realizados para actividades no remuneradas y orientadas al cuidado de menores de edad o personas dependientes (adultos mayores, personas con discapacidad), y del mantenimiento del hogar. Por ejemplo, este tipo de movilidad incluye dejar o recoger a alguien, acompañar a personas que no pueden trasladarse de manera independiente, o realizar compras y visitas.
Este enfoque busca visibilizar los viajes cotidianos que involucran hacerse cargo de otras personas y del hogar, y cómo estas tareas y las características de los sistemas de transporte influyen en la vida cotidiana y en las posibilidades de acceder a oportunidades en la ciudad.
Los viajes de cuidado influyen significativamente en la carga de trabajo femenino, pues demandan tiempo y recursos en un escenario en el que más del 50% de los usuarios de los sistemas de transporte público son mujeres. Sin embargo, no todos los sistemas de transporte son planificados en función a sus necesidades y patrones de desplazamiento, los cuales derivan, en gran medida, de la asignación de roles de género. Estos roles determinan la manera cómo nos relacionamos, cómo usamos nuestro tiempo, y nuestras posibilidades de participar en el mercado laboral y en la vida social.
Un claro ejemplo es Bolivia, donde las mujeres dedican casi el doble de tiempo que los hombres a las tareas de cuidado y del hogar. Además, tienen una menor tasa de participación laboral, equivalente a 69,4% en el departamento de La Paz, en comparación con 79,16% de los hombres.
Los viajes de cuidado no son exclusivos de las mujeres, pero recaen mayoritariamente en ellas. En la práctica reproducen estructuras sociales, ya que las decisiones de movilidad no son individuales y están influenciadas por las condiciones y dinámicas del hogar.
¿Cómo los sistemas de transporte urbano pueden facilitar los viajes de cuidado?
En 2023 el BID, con el apoyo de Mi Teleférico, realizó un estudio para la movilidad del cuidado en el sistema de transporte por cable que integra las ciudades de La Paz y El Alto, y que se constituye en la Red de Integración Metropolitana más extensa del mundo (31,6 km). Mi Teleférico se ha convertido en un referente internacional gracias a sus más de 10 líneas y 36 estaciones interconectadas para la operación del sistema de transporte por cable. Actualmente transporta 210 mil pasajeros al día y permite la integración con otros modos de transporte público, a través de amplios espacios de intercambio modal.
El estudio exploró el interés de los usuarios de contar con un espacio de cuidado temporal para niños en algunas de las estaciones, con infraestructura de cuidado, como salas de lactancia y baños inclusivos. Los resultados de este trabajo arrojaron que:
Los diez años de operación de la Red de Integración Metropolitana (RIM) permitieron adquirir experiencias que condujeron a la optimización del servicio como otorgar espacios de calidad para la atención de infantes y brindar facilidades para el desplazamiento de las personas de la tercera edad, personas con discapacidad y los estudiantes con tarifas solidarias. De esta manera, se ha logrado dar cobertura y cuidado a las familiares vulnerables.
Si bien los usuarios de Mi Teleférico califican sus viajes con niños/as de manera positiva (15,8% como muy buenos y 61,8% como buenos), aún existen necesidades adicionales para diseñar y operar un sistema de transporte urbano formal con enfoque al cuidado. En la encuesta realizada en 2023 a hombres y mujeres que suelen realizar viajes con niños/as, el 46,9% menciona que ha necesitado un baño, mientras que el 38,3% precisa un espacio para cambiar pañales, y el 26,6% declara la necesidad de tener un lugar para dar de lactar.
Estos datos demuestran que los viajes de cuidado requieren sistemas de transporte formales que reconozcan estas necesidades específicas. Además, evidencian la feminización de los viajes de cuidado, lo que implica una distribución desigual de las tareas del hogar y la necesidad de realizar esfuerzos adicionales por parte de las cuidadoras. De igual manera, refleja que muchas veces los viajes de cuidado no sólo se realizan para llevar a los infantes a algún lugar, sino también cuando los cuidadores van a trabajar o a realizar gestiones personales. En consecuencia, se generan limitaciones para ejercer actividades laborales, además de riesgos de seguridad e impacto en el desarrollo para los niños y niñas.
Este estudio, próximo a publicarse, es el primer esfuerzo para entender los viajes de cuidado y la necesidad de incorporar medidas que permitan facilitar estos viajes en el sistema de transporte por cable.
Con este objetivo, el BID y Mi Teleférico se han comprometido a incluir estrategias que faciliten los viajes de cuidado en el diseño y operación del sistema, a través del financiamiento del Programa de Ampliación de la Red de Mi Teleférico para una Movilidad Eléctrica Sostenible e Inclusiva para La Paz. Este programa permitirá mejorar los espacios públicos de la ciudad, conectividad entre La Paz y El Alto con el propósito de brindar mejorar calidad y satisfacción con el sistema y atraer nuevos usuarios, además de garantizar que los viajes cotidianos de las personas cuidadoras sean más cómodos y seguros.
Autor Invitado
Valeria Bernal es consultora externa del Transport Gender Lab del Banco Interamericano de Desarrollo. Arquitecta de la Universidad Pontificia Bolivariana de Medellín y Master en Planificación Urbana y diseño de políticas del Politécnico de Milán, su investigación ha estado enfocada en la gobernanza en los sistemas de transporte público de Colombia. Su experiencia profesional ha estado vinculada principalmente con el diseño y la planificación urbana. Anteriormente trabajó como arquitecta líder de proyectos en la Agencia para la gestión del paisaje, Patrimonio y las Alianzas Público Privadas (Medellín), y con el Departamento Administrativo de planeación (Medellín) donde participó en la formulación de los macroproyectos urbanos del Área de Intervención estratégica MEDRío y los planes parciales en su interior asociados al Plan de Ordenamiento Territorial, lo cual obtuvo mención de honor en la Bienal de Arquitectura de Colombia.
Jenedith Affife Montenegro Talamas es boliviana, Ingeniera Comercial, con 20 años de experiencia profesional en el sector público y privado. Cuenta con Máster en: Cooperación Internacional y Desarrollo de los Pueblos; Igualdad de Género y Prevención de la Violencia de Género; y Gerencia Financiera por la Universidad NUR de Bolivia. Formación complementaria en Gestión de Riesgos de Desastres, Cambio Climático, Movilidad Urbana, Estadística Aplicada y Economía Informática. Actualmente es consultora en gestión de proyectos, género y diversidad, gestión de riesgos de desastres, cambio climático, desarrollo económico y políticas públicas.
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