¿Sabías que las mujeres son quienes más caminan en nuestras ciudades? ¿Y, que caminar es la principal forma de desplazamiento en América Latina y el Caribe? Apuesto a que no lo sabías.
Y no solo hablamos de los viajes que se realizan en su totalidad a pie. También hablamos de los trayectos que se realizan para acceder al transporte público; en los trayectos intermedios dentro de un viaje o de los trayectos cortos que realizamos en el día. Al ser el modo principal de transporte creeríamos que esto se reflejaría en la infraestructura, las políticas y la cultura en torno a esta actividad.
Cuando revisamos por ejemplo las metodologías de investigación de origen destino, que son utilizadas como datos primarios para la elaboración y diseño de políticas, de calles, corredores y sistemas de transporte- estos no consideran muchos viajes a pie; se enfocan en trayectos entre el hogar y el trabajo y desconocen, por ejemplo, viajes de menos de 500 metros, ya que estos no se consideran como los viajes principales, no consideran los viajes hechos por niños y niñas e incluso no consideran trayectos intermedios.
Esto quiere decir que, hasta hoy, en nuestras ciudades se camina mucho más de lo que nos demuestran los datos. Y que la planificación urbana, nuestros esfuerzos y recursos muchas veces se concentran en otros modos de transporte; o solo en una fracción de un trayecto completo. Las poblaciones diversas en género, raza, edad, orientación sexual requieren soluciones más complejas que una mirada lineal para dejar de ignorar las necesidades de las mujeres, los niños, los ancianos, las personas con situación de discapacidad; que al no contar con una verdadera accesibilidad a la infraestructura se ven vulnerables en nuestros entornos urbanos.
¿Las mujeres caminan diferente a los hombres?
Cuando hablamos de usar lentes de género para tener ciudades más caminables y más incluyentes no estamos diciendo que las mujeres caminen en zigzag y los hombres en diagonal; pero sí que su experiencia al caminar es diferente. Y que este concepto es el que se debe considerar cuando planificamos no solo infraestructura peatonal; sino también los sistema de transporte tanto motorizado como los sistemas de bicicletas compartidas por ejemplo ya que tener en cuenta las necesidades diferenciadas impactará en el acceso a ellos y en las personas que lo utilicen.
Junto a el Instituto Caminabilidad, el BID apoyado por el Transport Gender Lab se desarrolló la Metodología para calcular el índice técnico de caminabilidad sensible al género. Éste permite evaluar la calidad del entorno construido para desplazarse a pie con una perspectiva de género. El índice evalúa elementos del entorno construido a través de atributos mensurables; que analizan hombres y mujeres con formación y experiencia en urbanismo arquitectura, movilidad y diseño urbano.
¿Qué podemos esperar del índice?
En la entrega #7 del Podcast Movilidad Diversa hablamos sobre el índice y su aplicación en las ciudades de Curitiba y Salvador de Bahía en Brasil; con la Directora del Instituto Caminabilidad, Leticia Sabino. Nos cuenta no solo acerca de la experiencia de conceptualizar, diseñar e implementar la metodología; las lecciones aprendidas y los resultados obtenidos al aplicar el índice; sino también sobre su interés por las ciudades caminables; las barreras que enfrentamos las mujeres al caminar; y cómo otras ciudades que tengan interés en analizar su infraestructura para hacerla, más caminable y más inclusiva lo pueden aplicar.
Para conocer más, escucha nuestro podcast:
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