Tras leer la tan esperada encíclica papal acerca del medio ambiente, Laudato Si’, me encontré inmediatamente buscando la manera de hacérsela llegar a los directores ejecutivos que conozco. Además de ser en sí misma digna de ser leída, es una herramienta idónea para la institucionalización de principios empresariales éticos, y un brillante ejemplo de lo que significa el liderazgo de servicio.
Habrá numerosas interpretaciones de dicha Encíclica. Aún antes de su lanzamiento, los detractores la denunciaban alegando que era una intromisión en la política y la económica, un mensaje “reciclado”, y un ataque directo contra los combustibles fósiles. A pesar de ello, mantengo las esperanzas de que los ejecutivos más progresistas serán capaces de oír las ideas más profundas que se están planteando. El Papa Francisco está extendiendo una clara invitación a los líderes corporativos que auténticamente deseen ser parte de la solución para ayudar a sanear el planeta.
En mis más de 25 años sirviendo como Director de la Oficina de Justicia y Paz e Integridad de la Creación para mi orden, Los Misioneros Oblatos de María Inmaculada, he ayudado a CEOs y a sus ejecutivos a enfrentar y mitigar los impactos ambientales y sociales frutos de sus operaciones globales. He realizado esta tarea en coalición con otros inversores y miembros del Interfaith Center on Corporate Responsibility (Centro Interconfecional de Responsabilidad Corporativa), quienes están convencidos de que las empresas que ayudan al mundo también ayudan a sus finanzas.
A través de la presencia misionera de mi orden en las comunidades más vulnerables del mundo, he sido testigo de cómo las corporaciones son capaces de aliviar o exacerbar el sufrimiento causado por la pobreza extrema y la inequidad. He visto a comunidades indígenas competir por agua potable con empresas mineras multinacionales en Oruro, Bolivia; a trabajadores textiles en Bangladesh exponer sus vidas en fábricas perniciosas para poder alimentar a sus familias; y cómo la deforestación descontrolada en las plantaciones de aceite de palma en Sumatra pone en riesgo la supervivencia de numerosas especies animales y vegetales a la vez que somete a millones de trabajadores al flagelo de la trata humana y la esclavitud.
También he contemplado a empresas mineras construir plantas de tratamiento a fin de mejorar la calidad del agua para las comunidades impactadas en Arequipa, Perú; he aplaudido la decisión de las marcas que priorizaron a sus trabajadores uniéndose al Acuerdo sobre Fuego y Seguridad en la Construcción en Bangladesh; y he elogiado el compromiso de varias de las empresas líderes en alimentos y bebidas de utilizar solamente aceite de palma 100 porciento sostenible y “libre de esclavitud”. Estas son las decisiones que toman los líderes serviciales, y sus negocios aumentan debido a ello.
Desde mi perspectiva, los mensajes que ha dejado el Papa para los líderes corporativos, son los siguientes:
- Adopte la ecología integral: Para ser buenos administradores de la creación divina, las corporaciones deben reconocer la finitud de los recursos de la Tierra y respetar nuestros bienes compartidos.
Las empresas deben asimismo responder por todo impacto, medir su huella en el planeta, y restaurar la armonía al medio ambiente para las generaciones venideras. Las acciones que apunten a reducir drásticamente las emisiones de carbono y mitigar el impacto del cambio climático, especialmente en las comunidades vulnerables, son imperativas.
- Sea un líder al encarar la inequidad donde su organización opera: los sistemas actuales desfavorecen el acceso equitativo a la tierra, el alimento, el agua y el capital. Las prácticas corporativas que parten de la premisa no sólo de justicia sino de consideración activa para con aquellos menos afortunados comenzarán a enfrentarse a la inequidad global y a construir comunidades socialmente más sostenibles. Los modelos de negocios que están exclusivamente enfocados en maximizar las ganancias sin integrar las prioridades sociales y ambientales, son inherentemente inconsistentes con el sentido de la justicia que promueve el Papa.
- Respete los derechos humanos: Los Principios Rectores sobre las Empresas y los Derechos Humanos de las Naciones Unidas dejan en claro que es responsabilidad de las corporaciones respetar y proteger los derechos humanos así como remediar los abusos presentes en las cadenas de suministro globales. Las políticas de derechos humanos para las empresas deben incluir disposiciones para la protección de los mismos, entre los que se incluyen el derecho al agua y al saneamiento, al alimento adecuado y seguro, y a los servicios de salud. Una cadena de suministro global que está contaminada por trabajo forzado o por la trata de personas denota su aprobación por la esclavitud humana y es, por ende, un pecado en cualquier contexto.
- Sea colaborativo y transparente en la búsqueda de soluciones: La transformación sistémica que esta Encíclica reclama requerirá un proceso cooperativo e inclusivo. Esto implica consultar activamente con todos los actores, especialmente con las comunidades y biorregiones que resulten inmediatamente afectadas por las operaciones corporativas. El respeto por el permiso social para operar que les es concedido a las empresas por las sociedades en las que operan, debe ser restablecido.
Es mi deseo que cuando el bullicio del comentario y el debate cesen, los CEOs encuentren un momento de silencio en el que leer las enseñanzas del Santo Padre con su mente y su corazón abiertos. Laudato Si’ es un recordatorio urgente de la importancia de infundir tanto la ética ambientalista como la reciprocidad como parte de la cultura empresarial. Ha habido un amplio consenso entre líderes religiosos que se han unido al Papa Francisco en recordarnos que la tierra es nuestro hogar común, y por tanto, la responsabilidad de cuidar de ella se extiende a todas las instituciones y sectores de la sociedad. Como líderes, ustedes se encuentran en una posición privilegiada para realizar contribuciones significativas que respondan a dicho pedido, tomando las decisiones correctas y así convirtiéndose en los líderes serviciales que nuestro mundo tan desesperadamente necesita.
Rev. P. Séamus Finn, OMI ha sido un miembro de la Justicia / Paz e Integridad de la Creación equipo de Ministerio de los Misioneros Oblatos de María Inmaculada desde 1986.
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