El Gran Chaco Americano es la segunda región boscosa más extensa del continente, luego de la selva amazónica. Su superficie está distribuida entre Paraguay, Argentina, Bolivia y una pequeña porción en Brasil. La conservación de esta zona es de vital importancia, dada su alta diversidad de flora y fauna, con varias especies amenazadas, así como su acervo cultural, ya que más de 25 etnias originarias mantienen su territorio dentro de esta región. Es por esto que, al momento de abordar los impactos y riesgos ambientales y sociales de los proyectos de infraestructura en una zona sensible como esta, se hace necesario contar con un enfoque “macro” que evalúe la interacción de los distintos proyectos que coinciden en el territorio.
Impactos acumulativos e indirectos: una visión exhaustiva
Hasta ahora, los impactos generados por las nuevas infraestructuras financiadas en el Chaco paraguayo habían sido estudiados a nivel de cada uno de los proyectos de manera aislada, mediante la realización de sus respectivos Estudios de Impacto Ambiental y Social (EIAS) con sus correspondientes Planes de Gestión Ambiental y Social (PGAS), en aplicación de las salvaguardias de las entidades financiadoras y de las normativas nacionales e internacionales. Sin embargo, este enfoque a nivel de proyectos individuales resulta insuficiente, ya que no captura adecuadamente las dinámicas de cambio en el uso del suelo y la cobertura boscosa que puedan deberse a la acción conjunta de los múltiples proyectos de infraestructura previstos y en ejecución dentro del mismo territorio.
Para abordar esta problemática, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), en apoyo al Ministerio de Obras Públicas y Comunicaciones de Paraguay (MOPC), realizó una evaluación a nivel ‘macro’ regional de los impactos y riesgos ambientales y sociales de los proyectos de infraestructura en ejecución, o en miras a ejecutarse en el corto a mediano plazo, en el Chaco Paraguayo, financiados tanto por el BID como con otras fuentes de financiamiento. Dicha evaluación fue elaborada de manera participativa, en consultas y entrevistas a expertos o referentes de los sectores público, privado, la academia, y la sociedad civil, así como con el desarrollo de talleres de presentación y divulgación de resultados.
El BID cuenta desde octubre 2021 con un nuevo Marco de Política Ambiental y Social (MPAS). En consistencia con el MPAS, este Estudio Ambiental y Social Estratégico (EASE) da énfasis a la evaluación y mitigación de impactos acumulativos e indirectos asociados a distintos proyectos, existentes y futuros, que puedan derivarse de la acción conjunta y simultánea de todos los proyectos sobre el territorio chaqueño. Además, con su mirada global, el EASE proporciona herramientas e insumos para reducir y mitigar dichos impactos ambientales y sociales negativos.
Cabe mencionar que un EASE no busca sustituir los Estudios de Impacto Ambiental y Social de cada uno de los proyectos individuales, sino complementarlos. El EASE proporciona herramientas e insumos para reducir y mitigar los impactos ambientales y sociales negativos que puedan derivarse de la aplicación de un plan o programa público de inversión en esta región, y con ello, contribuir a que el desarrollo del Chaco Paraguayo se lleve a cabo de forma más sostenible.
Para el análisis, se valoró la correlación de los impactos o riesgos de los proyectos con siete componentes ambientales o sociales: la biodiversidad, el bosque, el agua, la población en general, la población vulnerable, las comunidades y tierras indígenas, y el patrimonio cultural.
La utilidad de un EASE: el caso del Chaco
Los resultados de un EASE tienen aplicabilidad durante todas las fases del ciclo de vida de los proyectos de infraestructura. Por ejemplo, en el caso del estudio realizado en el Chaco Paraguayo, se prevé que el MOPC puede usar los resultados y herramientas de la siguiente manera:
- Planificación: permite estudiar alternativas de trazado de infraestructuras para identificar la ruta de menor impacto; priorizar los proyectos según sus riesgos e impactos ambientales y sociales; mejorar la bancabilidad de los proyectos demostrando cómo se alinean con los estándares ambientales y sociales de las instituciones financieras internacionales; entre otros.
- Diseño: permite dimensionar adecuadamente las necesidades de medidas de mitigación a tener en cuenta en la licitación de los proyectos; e identificar las áreas prioritarias que requieran algún tipo de intervención para mitigar los riesgos e impactos adversos.
- Construcción: permite priorizar las acciones de monitoreo de la fase de construcción en las áreas de mayor impacto, así como seleccionar los terrenos auxiliares de obra según los criterios de impacto ambiental y social.
- Operación: permite interpretar, con criterios estratégicos y a escala macrorregional, los datos de monitoreo y realizar ajustes de diseño con enfoque adaptativo.
- Post-operación: permite seleccionar las áreas prioritarias para la restitución y restauración de los terrenos ocupados por la infraestructura, al término de su vida útil.
Adicionalmente, el EASE busca ser un instrumento de gestión para el MOPC, a fin de fomentar la coordinación y colaboración del Ministerio con los demás actores relevantes para contribuir a hacer más sostenible el desarrollo del Chaco Paraguayo, reforzando así su capacidad institucional para responder mejor a los retos que plantea la sostenibilidad de los proyectos de infraestructura en áreas sensibles.
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Miguel Angel Rodríguez Estévez dice
Excelente información muy aplicable a cada nuevo proyecto