Antes del COVID-19, el sector turístico ya se encontraba inmerso en una revolución digital, con un efecto disruptivo en todos los procesos productivos y de consumo del sector turístico. Las reservas online venían creciendo dos veces más rápido que el mercado turístico en su conjunto. Por ello, en 2020, el 65% de los ingresos en el mercado global de viajes y turismo ya provino de canales digitales de venta. Asimismo, el sector se encuentra sumido en una revolución digital de la movilidad: el 83% de los viajeros a nivel global viajan con su dispositivo móvil, convirtiéndolo en una pieza esencial en todas las etapas del viaje. Resulta por tanto de vital importancia incorporar, en la fase de consolidación de la recuperación de la actividad turística, tecnologías que permitan el desarrollo de una experiencia turística física y digital sin fisuras, que se complementen.
Se constata además una convergencia acelerada de tecnologías emergentes (como inteligencia artificial y aprendizaje automático, realidad virtual y aumentada, comunicaciones 5G, tecnología de cadena de bloques e Internet de las cosas) que pueden convertirse en importantes aliadas para gestionar los cambios profundos en la configuración del mercado turístico post-COVID-19. Estas tecnologías pueden abrir oportunidades, reforzando no sólo los conceptos de seguridad sanitaria sino también los de adaptación al cambio climático y sostenibilidad socioambiental en los destinos, para no regresar a ciertos modelos de desarrollo turístico masivo, previos a la pandemia y depredadores con el entorno y las sociedades locales.
Por ejemplo, las tecnologías digitales son fundamentales para consolidar sistemas de inteligencia turística que ayuden a gestionar en tiempo real datos epidemiológicos y de mercado; la inteligencia artificial facilita la realización de campañas micro segmentadas para reactivar los mercados con mayor potencial; los asistentes virtuales permiten responder preguntas masivas sobre coronavirus u otros tipos de crisis; los sensores y el internet de las cosas permiten monitorear flujos turísticos y cambios en las condiciones medioambientales del entorno; las tecnologías de energía limpia pueden reforzar la acción climática de los destinos, entre otras muchas opciones posibles. Si ya de forma previa a la pandemia la mayor complejidad de la cadena productiva impactada por las tecnologías digitales exigía a las empresas turísticas la adaptación tecnológica para ser competitivas, el escenario post-COVID-19 previsto agudiza dicha necesidad.
Sin embargo, no todas las empresas están preparadas para aprovechar las oportunidades de la digitalización y tecnologías emergentes, especialmente en el sector turístico de América Latina y el Caribe (ALC) en el que predominan las micro/pequeñas/medianas empresas (MIPYME). En general, el desempeño de las MIPYME de la región presenta debilidades que han venido persistiendo durante décadas: se suelen situar fuera de los mercados más dinámicos y sus procesos de producción e innovación se basan en tecnología obsoleta o apenas productiva. Ello se refleja en una importante brecha de productividad laboral respecto a las grandes empresas.
La OCDE ratificó en 2019 el rol positivo de la transformación digital para mejorar el desempeño y dinamismo empresariales, alertando sobre la ampliación de las brechas de productividad entre los sectores con mayor y con menor intensidad digital. La asimilación desigual de las tecnologías digitales es una fuente importante de desaceleración de la productividad. Lamentablemente, la preparación tecnológica del sector turístico de ALC está muy por detrás de regiones competidoras mundiales, tal y como muestra el índice de competitividad turística del World Economic Forum del 2019, en el que ALC sólo supera al África subsahariana en intensidad digital. Ello afecta sin duda la baja productividad laboral turística de ALC, por debajo del promedio mundial (US$18.960 frente a US$21.908, entre 2010 y 2019).
Por todo ello, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) ha lanzado en 2021 el Programa Turismo Futuro, orientado a apoyar la digitalización del sector turístico de ALC para reforzar su competitividad, sostenibilidad y resiliencia ante crisis como la del COVID-19 u otras futuras que puedan llegar. El programa aplicará instrumentos de diagnóstico y difusión de conocimiento tecnológico, elaborando planes de pre-inversión y diseños de proyectos innovadores que:
- aceleren la transferencia de tecnologías digitales y emergentes hacia la resolución de los desafíos de seguridad sanitaria y sostenibilidad socioambiental en los destinos turísticos de ALC; y
- estimulen una coordinación en red de los actores del ecosistema turístico en torno a planes compartidos de inversión tecnológica, para consolidar la recuperación del sector tras el COVID-19 y garantizar la rentabilidad y sostenibilidad futuras del sector.
Este Programa, alineado con la Visión 2025 del BID en términos de aceleración de la digitalización turística en la región, ayudará a abordar los diferentes desafíos y oportunidades de diferentes destinos turísticos de la región a través de apoyos personalizados, pero también transversales para el conjunto de la región. Esperamos que sirva como revulsivo para una acción coordinada conjunta.
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