En los últimos días, imágenes catastróficas de los incendios forestales en Canadá y el humo que se ha extendido a lo largo de la costa noreste de Estados Unidos se han tomado los medios de comunicación y las redes sociales. En lo que va de 2023, Canadá ha visto arder más de 3,3 millones de hectáreas, escenario que podría incluso agravarse con la llegada del verano.
Los incendios forestales son desastres naturales que pueden tener consecuencias devastadoras para los ecosistemas, la salud humana y la economía. Por un lado, los incendios forestales causan una extensa destrucción ambiental. La pérdida de vegetación y cobertura arbórea interrumpe los ecosistemas y provoca la erosión del suelo, dificultando la regeneración natural. La liberación de grandes cantidades de dióxido de carbono a la atmósfera exacerba el cambio climático, contribuyendo a la crisis del calentamiento global. También tiene un impacto profundo en la biodiversidad, ya que muchas especies animales no pueden escapar de las llamas que se propagan rápidamente, lo que resulta en una pérdida significativa de vida silvestre.
El humo y las partículas finas generadas por los incendios forestales degradan la calidad del aire, representando riesgos para la salud humana, como el desarrollo de problemas respiratorios o la exacerbación de condiciones respiratorias preexistentes, como el asma. Asimismo, estos desastres pueden tener un impacto significativo en la salud mental y emocional de las personas: la pérdida de hogares, la evacuación forzada, la preocupación constante y el trauma asociado con los incendios pueden generar estrés, ansiedad y depresión, entre otros trastornos.
Los incendios forestales también tienen graves repercusiones económicas. La destrucción de los recursos madereros afecta a la industria forestal, lo que resulta en la pérdida de empleos e inestabilidad económica en las comunidades locales que dependen de estos recursos. La industria del turismo también sufre, lo que impacta los ingresos y los medios de vida. Los esfuerzos de recuperación y restauración a largo plazo después de grandes incendios ponen una carga en los presupuestos y recursos gubernamentales.
Las principales causas de los incendios forestales son diversas, pero algunas de las más comunes incluyen la actividad humana irresponsable, como la quema de tierras para la agricultura o la tala ilegal, así como condiciones climáticas adversas, tales como sequías prolongadas y altas temperaturas. La combinación de estos factores puede dar lugar a un aumento en la frecuencia e intensidad de los incendios forestales.
Incendios forestales en América Latina y el Caribe
En América Latina y el Caribe la situación de los incendios forestales es preocupante. En los últimos años, la región ha experimentado numerosos focos de incendio en varios países. Brasil, Bolivia, Argentina, Chile y Perú han sido algunos de los más afectados. En el año 2020, por ejemplo, se registraron incendios forestales récord en la región del Pantanal, en Brasil, que resultaron en la destrucción de más de 3 millones de hectáreas de biodiversidad y hábitats naturales.
Ese año Chile también fue golpeado por una serie de incendios forestales que afectaron principalmente las regiones de Valparaíso y del Biobío. Estos incendios destruyeron aproximadamente 71.000 hectáreas de bosques y áreas naturales, incluyendo valiosos ecosistemas como el Parque Nacional La Campana. La rápida propagación de los incendios fue impulsada por fuertes vientos y condiciones climáticas adversas, lo que dificultó los esfuerzos de extinción. A principios de 2023, el país nuevamente se vio afectado por este fenómeno.
En 2021, Bolivia enfrentó una grave situación en la región amazónica y el Chaco. Se estima que se quemaron más de 2 millones de hectáreas de bosques y pastizales, provocando una gran pérdida de flora y fauna, así como daños significativos a comunidades locales. Estos incendios fueron alimentados por la sequía, las altas temperaturas y la deforestación, lo que enfatiza la necesidad de abordar las causas subyacentes de los incendios forestales en la región.
Estos ejemplos ilustran la magnitud de los incendios forestales que han ocurrido en América Latina y el Caribe en los últimos años, dejando un impacto significativo en la biodiversidad, la salud humana y el medio ambiente en general. Es fundamental tomar medidas para prevenir y gestionar de manera efectiva estos incendios con el fin de proteger nuestros valiosos ecosistemas.
Para el BID, la conservación y protección forestal en América Latina y el Caribe contra las amenazas antropogénicas y del cambio climático, es fundamental y a la vez urgente. Si bien la región tiene casi el 35% del total de áreas forestales del planeta y alrededor del 50% de las especies terrestres del mundo, las consecuencias del cambio climático se están acelerando e intensificando las perdidas forestales en la región. La solución no es sencilla, y requiere de un conjunto de políticas climáticas y ambientales direccionadas desde la restauración y protección, hasta nuevas tecnologías para un manejo sostenible, una sólida gestión de riesgos de desastres, además de promover y fortalecer la gobernanza ambiental de la región.
Desde 2006 hasta 2019, el Grupo BID aprobó cerca de 1.500 millones de dólares en actividades forestales. El aumento en la disponibilidad de financiamiento climático para proyectos forestales ha permitido al Banco aumentar sus oportunidades de financiamiento para los bosques en América Latina y el Caribe. Adicionalmente, la institución apoya con diversas acciones de asistencia humanitaria para atender a las poblaciones afectadas por estos desastres.
Fuentes:
Latin America and Caribbean Forests in the 2020s: Trends, Challenges, and Opportunities
Spreading like Fire: The Rising Threat of Extraordinary Landscape Fires
Crédito de imagen: Shutterstock
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