Escenario del acuerdo
En fecha reciente se anunció que se ha firmado el Acuerdo de Asociación Mercosur-Unión Europea.
Este acuerdo negociado por más de veinte años, pone en una misma comunidad de intereses comerciales, culturales y de complementación económica a dos importantes conglomerados de población (800 millones de personas) y agentes económicos, con casi una cuarta parte del PBI mundial y con más de US$ 100.000 millones de comercio bilateral de bienes y servicios. (Mercosur, 2019)
En muchos ámbitos el Mercosur y la Unión Europea (UE) presentan importantes sinergias, si estas se logran asociar en el terreno económico, social, cultural y de desarrollo, pero de manera especial en el ámbito de la producción y comercialización de alimentos de origen animal.
En este último rubro, el acuerdo coloca en una misma línea a la UE que es un importante consumidor de materias primas y productos elaborados de origen animal, con el mayor proveedor de productos de animales a nivel global, que es el Mercosur. En efecto, UE es un importador neto de carne bovina y de otras especies domésticas y el Mercosur (Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay), es poseedor del mayor rebaño comercial de bovinos del mundo. El acuerdo prevé una significativa reducción de los aranceles y aumento de la cuota de importación de productos cárneos.
Razones para la euforia
Han transcendido en medios oficiales los detalles del acuerdo, que desde el punto de vista de los analistas puede generar importantes beneficios a la agricultura y la ganadería de los países del Mercosur. En concreto, la UE liberaliza el 99% de las importaciones agrícolas del Mercosur. Para el 81,7% eliminará los aranceles de importación, mientras que para el 17,7% restante ofrecerá cuotas o preferencias fijas.
En carne vacuna, según las fuentes oficiales, el Mercosur tendrá una cuota de 99.000 toneladas peso carcasa. Un 55% será para cortes enfriados y 45% congelados. Todo eso tendrá un arancel de ingreso a Europa del 7,5% a la entrada en vigor del acuerdo y el volumen se alcanzará a progresivamente en 6 años. Adicionalmente, se mantendrán los volúmenes de las exportaciones que ya se vienen haciendo con la cuota Hilton (cortes de alta calidad comercial) los que tendrán una reducción de aranceles desde 20% hasta el 0% con efecto inmediato a la firma del acuerdo. Los países del Mercosur tienen en la actualidad un volumen autorizado de 46.900 toneladas (Argentina, 29.500; Brasil, 10.000; Uruguay, 6.300; Paraguay, 1000).
Para la carne de aves, el acuerdo establece una cuota para ingreso a la UE de 180.000 toneladas CWE (peso carcasa), con arancel 0% a la entrada en vigor del acuerdo. El volumen final se alcanza progresivamente en 5 años.
En cuanto a la carne de cerdos, la UE otorga una cuota de 25.000 toneladas con un arancel de 83 €/Tn a la entrada en vigor del Acuerdo y el volumen final se alcanza progresivamente en 5 años.
Las cifras señaladas están generando en el ámbito de la industria ganadera, un caudal de expectativas comerciales ya que abre significativas posibilidades de mejora de la venta de productos cárneos para los países del Mercosur, haciendo posibles aumentos importantes de los volúmenes exportados, como también significativos aumentos en los precios por tonelada percibidos. De ser puesto en ejecución el Acuerdo, y dado la alta importancia que tiene la producción de carne en las economías de los países del Mercosur, puede significar una importante palanca de desarrollo de los rubros, con el consiguiente mejoramiento de los ingresos de los productores, aumento de empleo e inversión, y en general una mejora en el bienestar del sector rural de estos países.
Razones para la cautela
Si bien el acuerdo abre una ventana de posibilidades para el aumento exponencial del comercio y de los ingresos por exportación de productos de la industria ganadera regional, el acuerdo hace expresa mención que conforme al comunicado oficial de la UE “El acuerdo respeta los más altos estándares de seguridad alimentaria y protección del consumidor”. Asimismo, contiene compromisos específicos sobre los derechos laborales y la protección ambiental, incluida la implementación del acuerdo de Paris para frenar la crisis climática y las normas de aplicación conexas a dicho acuerdo. Otro punto para sumar a la cautela es que, aunque el acuerdo está firmado, el mismo debe ser ratificado. Es decir, todavía no está vigente.
En la misma línea, algunos mandatarios alertaron que mantendrán ciertas “líneas rojas” en la negociación. Tales como que la importación de productos sudamericanos sin aranceles, no podrá significar ninguna reducción de los estándares de calidad medioambientales, sociales ni sanitarios. La segunda línea roja marcada tiene que ver con la importación de carne y la relación con el uso de hormonas en los animales, que está expresamente prohibido en la UE.
¡A buen entendedor…! El mensaje es claro. La producción exportable para UE debe tener los estándares de calidad, inocuidad y seguridad sanitaria mínimos exigidos por la legislación europea. En este sentido, el desafío que se impone tanto para los ganaderos, industria procesadora, y servicios sanitarios es significativo. Es ampliamente conocido que las normas de la UE son de las más exigentes del mundo, y que, en términos generales, los estándares y prácticas sanitarias y productivas dentro del Mercosur, distan de dichas exigencias.
Ello implica que para aumentar (¡y, conservar!) los volúmenes de exportación y precios que hace posible el acuerdo, se deben subir los estándares de calidad y ajustarlos a los requerimientos.
Sin ser exhaustivos, los elementos que se observan como críticos en el desafío del nuevo escenario de la certificación, están: la competencia y capacidades de los servicios veterinarios tanto oficiales como privados, la rigurosidad en la adopción de medidas sanitarias preventivas y de alerta y respuesta temprana de las administraciones veterinarias oficiales, las prácticas productivas en medios naturales, sin contaminantes ni aditivos riesgosos para los consumidores y amigables con el medio ambiente, la inocuidad y seguridad sanitaria a lo largo de los procesos de producción y transformación, y el aseguramiento de la trazabilidad con sistemas confiables de verificación..
Adicional a lo anterior, se observa una necesidad crítica de generar y hacer funcionales, estructuras supranacionales de nivel técnico que unifiquen y sistematicen las normativas sanitarias, de trazabilidad e inocuidad alimentarias de los países integrantes del Mercosur, así como que sean los interlocutores técnicos de las agencias sanitarias y alimentarias de la Unión Europea, para negociar e implementar los diversos protocolos de certificación necesarios para cumplir con las exigencias de UE
En este sentido, el Banco ha venido apoyando a los Servicios Veterinarios Oficiales (SVO) de la región con múltiples programas de inversión, entre los que se destacan proyectos de fortalecimiento para los SVO de Argentina, Uruguay, Paraguay, y Brasil. Todos los esfuerzos por fortalecer las capacidades y competencias de los servicios de sanidad e inocuidad, serán de un gran impacto para hacer posible la implementación de tan anhelado acuerdo.
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