El mercado de data centers en Latinoamérica está experimentando un crecimiento sin precedentes, ofreciendo atractivas oportunidades de inversión. Los data centers son infraestructuras tecnológicas avanzadas que integran servidores, sistemas de redes y almacenamiento de datos. Proporcionan capacidad computacional para el funcionamiento de servicios digitales como la nube, redes sociales y aplicaciones de inteligencia artificial. Su papel es fundamental en la transformación digital a escala global. Sin embargo, su crecimiento exponencial plantea desafíos ambientales significativos. A continuación, se analiza este fenómeno desde una perspectiva tanto tecnológica como sostenible.
Oportunidades de Inversión en Latinoamérica
Un mercado en auge
El sector de data centers en América Latina atraviesa una fase de rápido crecimiento. Se estima que las inversiones en la región alcanzan los 7.000 millones de dólares este 2025. Según Arizton, este crecimiento se refleja en proyecciones que indican que el mercado podría llegar a los 9.000 millones de dólares en el 2028, con una tasa de crecimiento anual del 8,14%.
Países líderes
Brasil lidera la región con instalaciones de gran envergadura ya operativas como los data centers en São João de Meriti (Río de Janeiro). Por ejemplo, el CloudHQ GIG1, con una superficie de 28.735 m2, ocupa un área equivalente a cuatro campos de fútbol. Por su parte, el ODATA RJ01, con 20.000 m2, se asemeja al tamaño del Coliseo romano. Estas dimensiones resaltan la magnitud de estos proyectos, con una inversión de aproximadamente 94 millones de dólares. Otros países que destacan por el aumento de inversiones y construcción de nuevas plataformas son México, Colombia, Chile y Perú.
Factores impulsores
El crecimiento del sector se ve impulsado por varios factores clave:
- Aumento en el uso de servicios en la nube: El mercado de servicios en la nube en América Latina crecerá a una tasa anual del 22,4% entre 2025 y 2034, con el 98% de las empresas ya migrando. A nivel individual, aplicaciones como OneDrive y Google Drive son las más utilizadas, lo que refleja la creciente dependencia de estos servicios.
- Incremento del tráfico de datos: Se proyecta que para 2030 este tráfico alcanzará los 190 exabytes, impulsado por el auge del video en alta resolución, la transmisión en vivo y el desarrollo de Inteligencia artificial (IA) y realidad aumentada. Para ponerlo en perspectiva, un exabyte equivale aproximadamente a 250 millones de horas de video en alta definición o a más de 33 mil millones de fotos de alta resolución. El consumo de datos móviles, que promediaba 7 GB por usuario en 2023, superará los 33 GB en países como Chile para 2030. Hoy más del 70% del tráfico móvil en la región proviene de Meta, Alphabet/Google y TikTok.
- Adopción de tecnologías emergentes como Internet of Things e IA: actualmente la región suma casi 1.200 millones de conexiones IoT, generando más de 47.000 millones de dólares en ingresos. Entre 400 y 600 millones de dispositivos inteligentes se integrarán en hogares e industrias, con un notable crecimiento del 24% en edificios inteligentes. En IA, más del 86% de las empresas habrán implementado IA generativa, con el sector financiero y el comercio minorista liderando esta adopción.
- Digitalización de servicios financieros: El volumen de pagos digitales en América Latina crece anualmente un 15%, alcanzando los 400 mil millones de dólares este año. La adopción de la banca móvil ha aumentado considerablemente, con usuarios dedicando más de 3 horas diarias a sus dispositivos. Las fintechs, empresas que combinan tecnología y servicios financieros para ofrecer soluciones innovadoras, han crecido un 340% desde 2017, con más de 3,000 empresas operando, impulsando la inclusión financiera y reduciendo la dependencia del efectivo.

El lado B del crecimiento
Sin embargo, este auge de inversión no está exento de contradicciones. Mientras la demanda de data centers crece, su huella ecológica amenaza con socavar los mismos ecosistemas que permiten su operación, especialmente en países con matrices energéticas no renovables. Según el Uptime Institute (2024), solo el 35% de los data centers en LatAm usan energías 100% renovables. Esto representa una brecha crítica frente a casos como Uruguay, donde Google aprovecha una matriz 98% limpia. A continuación, analizamos este fenómeno desde una perspectiva tecnológica, económica y ambiental.
Consumo energético masivo
Los data centers tienen un impacto ambiental significativo debido a su enorme consumo energético, sobre todo en aquellos países en los que la red eléctrica cuenta con matrices no renovables. Se estima que algunos de los data centers más grandes del mundo pueden requerir más de 100 MW de capacidad energética, suficiente para abastecer aproximadamente a 80,000 hogares en Estados Unidos.
Emisiones de gases de efecto invernadero (GEI)
Se estima que, para 2030, las emisiones globales de los data centers representarán hasta el 40% de las emisiones anuales totales de Estados Unidos. Este aumento responde al crecimiento acelerado del sector, el incremento en el consumo energético y el uso intensivo de IA.
La construcción y operación de un data centers generan emisiones de gases de efecto invernadero en diferentes niveles:
- Las emisiones de alcance 1 corresponden a las directas derivadas del cambio de uso del suelo y de la propia construcción.
- Las emisiones de alcance 2 incluyen las indirectas asociadas a la energía comprada, como electricidad, vapor, calefacción y refrigeración utilizadas por el data center
- Finalmente, las emisiones de alcance 3, cuando se consideran relevantes, abarcan otras emisiones indirectas dentro de la cadena de valor, como las generadas por el transporte de empleados.
El Banco realiza estimaciones de las emisiones de sus proyectos para evaluar su impacto potencial. Más información al respecto puede encontrarse en el manual de GEI.
Consumo de agua
Los servidores de alta densidad en los data centers requieren un rango de temperaturas recomendado de 18°C a 22°C (64°F a 72°F) y un rango permitido de 5°C a 25°C (41°F a 77°F). Para mantenerlo, los sistemas de refrigeración consumen grandes cantidades de agua y energía y aproximadamente el 50% del consumo energético total, lo que agrava el impacto ambiental. El impacto generado por la temperatura se intensifica a medida que aumentan las proyecciones de calentamiento global.
Comunidades afectadas en el sur global
La expansión acelerada de los data centers no solo tiene un impacto ambiental generalizado; también afecta directamente a comunidades locales. Veamos dos ejemplos:
Querétaro, México
- Situación: Querétaro se ha convertido en un hub importante para data centers en América Latina, con diez instalaciones operativas y otras dieciocho planificadas.
- Impacto: La región enfrenta problemas graves relacionados con la escasez hídrica. La demanda de agua de los data centers compite con los agricultores locales. Se generan así conflictos, ya que los agricultores dependen del agua para sus cultivos y por ende sus modos de vida.
Uruguay
- Situación: A pesar del contexto crítico por una sequía récord (2020-2023), Uruguay sigue adelante con proyectos para expandir su infraestructura digital, aprovechando su matriz energética 98% renovable, donde la energía eólica cubre el 40% de la demanda eléctrica nacional. Este factor clave llevó a Google a elegir el país para instalar su primer data center en Latinoamérica, ubicado en la Zona Franca Parque de las Ciencias (Canelones). La compañía priorizó Uruguay por:
- Certificación carbono neutral: El data center opera con 100% energía renovable, mediante contratos (PPA) con parques eólicos locales como Peralta I.
- Enfriamiento por aire: Tras críticas iniciales por un plan que consumiría 7,6 millones de litros de agua diarios (equivalente al uso de 55.000 personas), Google reformuló el diseño para eliminar el consumo hídrico.
- Impacto y controversias: En Canelones, cerca de Colonia Nicolich, la comunidad agrícola y residencial enfrentó tensiones por la competencia de recursos durante la sequía. Aunque el data center ha eliminado el uso directo de agua, persisten preocupaciones sobre las emisiones indirectas (Alcance 3: transporte de materiales y construcción). Además, aunque su construcción requiere una considerable cantidad de mano de obra local, una vez operativo, el empleo se reduce a personal altamente especializado. Esto limita la creación de puestos laborales locales a largo plazo.

Mitigando impactos: De la compensación local a las políticas regionales
Mecanismos de compensación para comunidades
El crecimiento de los data centers no solo demanda grandes cantidades de energía, sino también recursos hídricos y mano de obra calificada. Para mitigar su impacto y generar beneficios locales, se podrían implementar medidas compensatorias como el canon hídrico. Esto es un impuesto específico para financiar infraestructura de agua en las comunidades cercanas, asegurando un acceso equitativo y sostenible al recurso. Asimismo, los programas de empleo local podrían capacitar a trabajadores en el mantenimiento de infraestructura digital. Ello fomentaría la inclusión laboral y el desarrollo de habilidades tecnológicas en la región. Estas iniciativas no solo equilibrarían el impacto de la industria, sino que también fortalecerían el tejido social y económico de las áreas donde operarían los data centers.
Innovación sostenible: soluciones en marcha
Ante el creciente impacto ambiental de los data centers, varias empresas están adoptando tecnologías innovadoras para mejorar su eficiencia y reducir su huella ecológica. Entre las soluciones se encuentran:
- Sistema de enfriamiento por aire: esta tecnología, utilizada por Scala Data Centers en Chile y Brasil, minimiza el uso de agua y energía logrando el índice de eficacia energética (PUE, por sus siglas en inglés, Power Usage Effectiveness) más bajos en Latinoamérica.
- Reciclaje de calor: En Estocolmo, Equinix reutiliza el calor residual de sus servidores para calefaccionar más de 1.000 hogares, transformando el desperdicio en un recurso sostenible.
- Compromisos corporativos: AWS ha anunciado su meta de ser water-positive para 2030, lo que significa que repondrá más agua de la que consume en sus operaciones.
El avance de estas tecnologías marca el camino hacia un ecosistema digital más sostenible, donde la eficiencia energética y la reducción de emisiones sean parte fundamental del crecimiento del sector.
Regulaciones pioneras
Alemania y California han establecido regulaciones estrictas para mejorar la eficiencia energética de los data centers. En Alemania, la ley de eficiencia energética de 2023 exige que los data centers nuevos logren un PUE de 1,3 en un máximo de dos años tras su apertura, mientras que los existentes deberán alcanzar un PUE de 1,5 en 2027 y de 1,3 en 2030. Por su parte, California implementó en 2014 una política que obliga a data centers de más de 9.290 m² con un PUE superior a 1,5 a reducirlo en un 10% anual hasta cumplir con este estándar. Estas normativas marcan precedentes clave para un esfuerzo global por optimizar el consumo energético en la industria.
Expansión tecnológica sostenible: equilibrando desarrollo e impacto social
El crecimiento acelerado del mercado latinoamericano ofrece grandes oportunidades económicas y tecnológicas, pero es fundamental equilibrar este desarrollo con medidas sostenibles. La adopción de tecnologías innovadoras, como el enfriamiento por aire y el reciclaje de calor, demuestra que es posible reducir la huella ambiental sin frenar la expansión digital. Para garantizar que los beneficios de los data centers también lleguen a las comunidades impactadas, las empresas podrían comprometerse a invertir en infraestructuras sostenibles, como acceso a agua potable y energías renovables.
Además, establecer regulaciones claras que promuevan estándares de eficiencia energética y fomenten la colaboración con las comunidades locales aseguraría beneficios tangibles, como empleo y mejoras en la infraestructura pública. Priorizar el uso de tecnologías eficientes en lugar de métodos que agoten los recursos locales permitirá mitigar los riesgos socioambientales y garantizar un crecimiento equilibrado. LatAm enfrenta una disyuntiva: ¿será capaz de atraer inversiones en data centers sin sacrificar sus recursos naturales?
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