El “Acuerdo sobre Cambio Climático en París” finalizó en diciembre de 2015. Dicho acuerdo apoya las iniciativas de los países destinadas a reducir las emisiones globales y mejorar las capacidades de planificación e institucionales para la adaptación y resiliencia climática. El acuerdo crea potenciales oportunidades para obtener fuentes adicionales de financiación en condiciones favorables, en particular para apoyar al Séptimo Objetivo de Desarrollo Sostenible que persigue “garantizar el acceso a una energía asequible, segura, sostenible y moderna para todos”. Esto incluye un mayor porcentaje de energía renovable y ampliación de la infraestructura para la provisión eléctrica. Considerando que el 75% de la energía renovable es generada a partir de fuentes hidroeléctricas, el “Acuerdo sobre Cambio Climático en París”, de hecho, impulsa el crecimiento de dicha fuente de generación eléctrica. Esta decisión de propagar la energía hidroeléctrica ha sido cuestionada en lo que respecta a los derechos de los pueblos indígenas, así como desde las perspectivas social, ambiental, y de biodiversidad.
Por ejemplo, un artículo reciente en Science, dirigido por Kirk Winemiller, describe los múltiples efectos que la generación hidroeléctrica posee sobre los hábitats acuáticos. Estos abarcan desde la pérdida de especies endémicas de peces, pasando por los bloqueos críticos a las migraciones de peces, hasta la modificación de las dinámicas del pulso de inundación y de los patrones de sedimentación aguas abajo. Tales cambios ambientales pueden, a su vez, alterar el sustento de grupos humanos vulnerables, afectando a las poblaciones cuya alimentación depende en gran medida de la pesca. Los autores van aún más allá cuando señalan que dados los planes actuales de desarrollo hidroeléctrico, estos impactos serán sustanciales, afectando a tres cuencas hidrográficas críticas repletas de especies endémicas: Amazonas, Congo y Mekong. La construcción de represas en sus ríos disponibles para la generación de energía hidroeléctrica puede proveer una solución a la crisis energética, pero también puede implicar numerosos imprevistos que afecten la seguridad y los medios de subsistencia de comunidades vulnerables.
Los proyectos hidroeléctricos de gran escala son iniciativas que poseen significativos efectos sobre los contextos sociales y ambientales en los que se hallan. No ha de sorprendernos que cada vez más frecuentemente planes y construcciones de represas hidroeléctricas se vean detenidos o demorados por acciones sociales, como en los casos de Belo Monte en Brasil, El Diquis en Costa Rica, y las represas HydroAsen en Chile, entre otras. Hay una creciente resistencia a las grandes represas, en forma similar a la manera en que las comunidades locales y la sociedad civil han reaccionado a las industrias extractivas.
Por lo tanto, uno de los mayores desafíos de desarrollo de este siglo es cómo abordar el dilema que plantea la necesidad de generar más energía “renovable” y al mismo tiempo hacer frente a los inevitables y considerables impactos de las grandes represas. De seguro no soy el primero, ni el último, en sugerir que la solución se encuentra en (1) decidir construir el proyecto correcto en el sitio adecuado y (2) construir y operar el proyecto correctamente.
Construir el proyecto correcto en el sitio adecuado implica asegurarse de que la decisión de montar un proyecto hidroeléctrico ha sido tomada tras considerar cómo ese proyecto y los otros ya existentes y/o previstos afectarán al sistema socio-ambiental. En última instancia, este proceso de planificación requiere tener en cuenta una serie de factores tales como necesidad de generación eléctrica y capacidad de transmisión y distribución, a la vez que debe considerar los riesgos sociales y ambientales que surgirán localmente y a nivel de la cuenca, al igual que cuestiones tales como la resiliencia al cambio climático. Una medida de planificación que se ha establecido de manera experimental como parte de los proyectos hidroeléctricos Reventazón en Costa Rica y Chaglla en Perú, es la de garantizar la protección de “ríos intactos” al establecer compensaciones acuáticas relacionadas con los impactos residuales de la represa.
Esto significa que al construir centrales hidroeléctricas, el río asociado al proyecto debe mantenerse “intacto” o libre de barreras hidroeléctricas para permitir las migraciones de peces y la preservación de las especies que sean afectadas por la nueva represa. Por ejemplo, en Costa Rica, el río Parismina será protegido del establecimiento hidroeléctrico como parte del Proyecto Hidroeléctrico Reventazón. De hecho, Costa Rica ha ido más allá aún, cuando el presidente declaró a los ríos Savegre y Pacuare libres de desarrollo hidroeléctrico en un marco más amplio del desarrollo hidroeléctrico del país. En un mundo ideal, todos los países optarían por concentrar a sus represas hidroeléctricas en aquellos ríos en los que produzcan el menor impacto ambiental y social, manteniendo a los ríos de mayor valor social y ecológico libres de generación hidroeléctrica.
Una vez que un proyecto se ha ubicado, existe también una creciente cantidad de herramientas para apoyar a que su construcción y operación se lleven a cabo de la manera adecuada. Dada la complejidad que conlleva un proyecto hidroeléctrico, las evaluaciones de impacto ambiental tradicionales pueden resultar insuficientes a la hora de identificar y gestionar impactos y riesgos. Consecuentemente, herramientas tales como las evaluaciones de impacto ambiental acumulativo, evaluaciones de impacto que abarcan la diversidad biológica y herramientas de evaluación de sostenibilidad tales como el Protocolo de Evaluación de Sostenibilidad Hidroeléctrica se utilizan cada vez más a menudo para medir y elevar la sostenibilidad de los proyectos. En última instancia, la planificación hidroeléctrica mejorada aguas arriba incluirá tanto la planificación integrada tanto a escala de cuenca como nacional, y diseños mejorados que amplíen la gestión de los impactos ambientales y sociales en los proyectos.
Johnny Rubin dice
Creo que las centrales mini-hidroelectricas son la mejor alternativa para este tipo de problemas, lo que se hace es desviar una pequeña porción del rio sin afectar el cause principal y se instala la central de generación eleectrica, una vez que el agua corre por las turbinas el agua es encausada nuevamente hacia el rio manteniendo intacto el caudal.
Dejo este link para mayor referencia: https://en.m.wikipedia.org/wiki/Micro_hydro#/media/File%3AMicrohydro_System.svg
Jodykay Maxwell dice
Graham thank you for your thoughtful and interesting article, another point to consider is that you cannot ignore the potential impact of climate change risk on the hydrological resources which hydro power plants depends on. Changes in rainfall patterns can result in lower than projected electricity outputs in hydropower plants and increases the the risk of becoming a stranded or underperforming asset.
Mario VanNuffel dice
no creo que las hidroelectricas sean daninas si se integran bien en un proyecto y se sensibiliza bien a la poblacion afectada. Una hidro puede generar en muchos ambitos mucho bienestar para los habitantes: pero no hay que tirarle “migajas” sino realmente elaborar proyectos con bases solidas en lo que se refiere a lo social y sostenible.
DIEGO FRANCO dice
En el noroccidente de Colombia la empresa de servicios públicos de Medellín (Grupo EPM) construye el proyecto hidroeléctrico Ituango, considerada una de las infraestructuras de generación de energía más significativas en la historia del país y de esta empresa, con una inversión superior a los 5.500 millones de dólares, para una futura capacidad instalada de 2400 MW. Los principales retos de transformación territorial tienen que ver con que este proyecto pueda contribuir a la necesaria reconfiguración de los actuales territorios desestructurados y degradados, sin mayor cohesión social, hacia una nueva geografía más articulada del sistema regional, donde se generen oportunidades para el desarrollo sostenible, en materia de gestión de la biodiversidad, mejoramiento socioeconómico, integración urbano-regional, fortalecimiento institucional y construcción de capacidades públicas y sociales.
Se propone un enfoque estratégico y sostenible para promover una adecuada estructuración social, ambiental e institucional en dicha región, mediante la contribución al desarrollo del sistema territorial de influencia, más allá de las obligaciones de gestión y manejo que demanda el Estado colombiano por la normatividad de licencias ambientales. El diseño y puesta en marcha de un modelo de integración territorial inédito en el país y pionero en sentido territorial, busca coadyuvar a producir transformaciones deseadas del sistema regional, sobre la base de actuaciones y evaluaciones priorizadas y eficientes, con perspectiva social, ecológica e institucional, orientada a resultados evaluables y monitoreables en el mediano y largo plazo.
Con el liderazgo la participación del Instituto de Investigaciones Biológicas Alexander von Humboldt y la Fundación Grupo HTM, se definieron esfuerzos y visiones para impulsar un modelo de integración, con el fin de propiciar una agenda de largo plazo que contribuya a la sostenibilidad futura del sistema territorial de influencia. Esto representa un camino por explorar que solo se advierte de manera tímida en las tendencias globales y en el deber ser de los proyectos hidroeléctricos, de cara a su contribución efectiva en el desarrollo local y regional de los territorios a los que están asociados.
Frente a esto último, la revisión de las principales tendencias por parte de la Asociación Internacional de Hidroelectricidad (IHA, 2015-2016), plantea como tema de aproximación la relación entre energía hidroeléctrica y cambio climático en términos de acciones de mitigación, la huella de gases de efecto invernadero, la capacidad de recuperación y los servicios de adaptación. Las adaptaciones sociales y en escalas locales resultan apenas advertidas como uno de los nuevos roles de este tipo inversiones en infraestructuras.
Una manifestación más directa la ha expresado la industria de energía hidroeléctrica francesa, a raíz de la COP21 en París en el 2015, donde se comprometió a garantizar una perspectiva futura en que la energía hidroeléctrica pueda desempeñar un papel destacado en la transición hacia una economía de energía limpia, lo que admite, entre otras acciones, la inclusión más amplia de las poblaciones ribereñas y las partes interesadas en los proyectos de desarrollo de energía hidroeléctrica y la toma de decisiones. Entre los planteamientos de la industria gala, se destaca que un proyecto hidroeléctrico no es sólo un emplazamiento industrial, son proyectos en estrecha sinergia con sus territorios de influencia, son parte de la planificación territorial y la puesta en común de los recursos hídricos, actuando sobre múltiples funciones como regulación del agua, almacenamiento de agua, turismo, acceso a carreteras principales, fuente de la vida regional en zonas montañosas, promoción de actividades tecnológicas avanzadas, convirtiéndose en factor vital de la dinámica de los territorios (Union Française de l’Electricité et al, 2015).
En el caso del proyecto hidroeléctrico Ituango en Colombia, no solo se plantea un enfoque de integración territorial sostenible desde los procesos de inserción y operación del mismo en su zona de influencia, sino que se avanza en la toma de decisiones tempranas, en la definición de apuestas de futuro y en acciones que estén en relacionamiento y coherencia con un conjunto de potenciales de contribución a la transformación del sistema territorial de actuación.
Esta es una discusión de investigación y gestión territorial aplicada que hace mucha falta en la conformación de estudios de caso y de lecciones analíticas.
Diego Franco M.
Grupo HTM