República Dominicana está apostando por la acción climática y lo demuestra este año siendo el país anfitrión de la Semana Regional del Clima, que organiza la Convención Marco de las Naciones Unidas para el Cambio Climático (CMNUCC) del 18 al 22 de julio. Este evento reúne a los ministros de Medioambiente de toda la región junto con actores del sector privado y de la sociedad civil, de cara a la Conferencia de las Partes (COP 27), que tendrá lugar en Sharm el-Sheikh, Egipto, en noviembre de 2022.
La acción climática se divide tradicionalmente en dos ejes de trabajo: la mitigación, que consiste en reducir las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) para limitar el cambio climático, y la adaptación, que se fundamenta en reducir la exposición y la vulnerabilidad a los efectos del cambio climático sobre su población y su economía. En República Dominicana, ambos desafíos tienen importantes consecuencias económicas y financieras para el futuro del país.Desarrollar acciones de mitigación y adaptación es igual de importante, pero su nivel de prioridad varía de acuerdo con diferentes razones. La mitigación puede ofrecer oportunidades económicas para mejorar la competitividad y productividad que aporta el ascenso tecnológico y la reducción de consumo energético (con la consiguiente reducción de emisiones de GEI). No obstante, la adaptación climática tiene un carácter prioritario, no es opcional sino una obligación, ya que el país se encuentra altamente expuesto a los efectos del cambio climático, lo que conlleva a un alto coste para el presupuesto nacional y para la población. Por tal motivo, la adaptación al cambio climático debe ser una prioridad para sostener el crecimiento económico en el país.
Mitigación como oportunidad económica
La mitigación es una oportunidad económica para mejorar la competitividad y productividad de la economía dominicana. La generación de energía en el país es altamente dependiente de combustibles fósiles (83% en 2021) y la tarifa al usuario final está subsidiada de manera insostenible por el Estado. En 2021, el subsidio a la tarifa eléctrica alcanzó más de 1000 millones de USD. De igual forma, el alza vertiginosa de los precios del petróleo para el transporte se ha convertido en un peso insostenible para el presupuesto del país. En una entrevista del presidente Luis Abinader en enero de este año, advirtió que “la mayor preocupación del Gobierno en 2022 es la inflación producida por un aumento del precio del petróleo. Nosotros subsidiamos el precio del petróleo de todos los hidrocarburos el año pasado por unos DOP 13,000 millones (equivalente al déficit de la administración central en 2021 y a 2,7% del PIB). Es imposible continuar con eso. Es imposible”.
En este sentido, además de responder a la emergencia que causa la inflación y evitar que la coyuntura actual afecte de manera insufrible a la población y las empresas y ponga en peligro la excepcional recuperación económica postpandemia, República Dominicana quiere dejar de depender de las energías fósiles y reducir la exposición a la volatilidad de estas comodidades. Aunque esta acción requiere de una visión a largo plazo, el esfuerzo debe iniciarse desde ahora. El Gobierno trabaja actualmente en procesos de descarbonización y transición justa, con el objetivo de aumentar la participación de energías renovables a un 25% para 2025, y a un 30% en 2030. No olvidemos que esa participación era del 15,7% en 2021.
El Grupo BID apoya las reformas e inversiones necesarias para esta ambiciosa transición energética y climática. El Grupo contribuye con asistencia técnica y financiamiento para descarbonizar la matriz de generación eléctrica, disminuir las perdidas técnicas, electrificar la demanda de energía, mejorar la eficiencia energética en varios sectores como vivienda, agricultura, telecomunicación, agua y saneamiento, y transporte, y, en particular, liberar el potencial de la electromovilidad.
Adaptación como prioridad
La adaptación al cambio climático es una prioridad para mantener el crecimiento económico y no evaporar los beneficios de la recuperación económica post-COVID 19. El país tiene una alta vulnerabilidad, tanto a los eventos extremos (huracanes, etc.) como a los cambios de promedios (sequía, deslizamientos, entre otros). Es el décimo país a nivel mundial con más pérdidas por eventos extremos durante el periodo de 1997 a 2016. El total de pérdidas económicas a causa del cambio climático en las últimas tres décadas asciende a 5.400 millones de dólares. Según cálculos del Ministerio de Obras Públicas y Comunicaciones, los daños por desastres naturales en el sector transporte sumaron, solo en 2017, 400 millones de USD. Para 2030, si el país no implementa medidas ambiciosas, el costo económico del cambio climático podría ser del 4.8% del PIB (promedio anual). El país está expuesto actualmente a riesgos físicos muy altos, pero puede estarlo aún más en el futuro. Por lo tanto, es fundamental fortalecer la resiliencia a los impactos del cambio climático y la capacidad de recuperación del país frente a desastres naturales, con el fin de no desperdiciar los esfuerzos, las inversiones públicas y privadas, y sostener un crecimiento económico justo y a largo plazo.
Siguiendo su Visión 2025, el Grupo BID apoya la inclusión de la resiliencia climática en las funciones transversales del Gobierno (planeación, presupuesto, priorización) y de los sectores (diseño de inversiones y políticas, reglamento de construcción). Para ello trabaja con la iniciativa pública y privada. El 100% de los préstamos BID pasan por un screening detallado de contribución a la resiliencia del país.
Fortalecimiento de mecanismos existentes
Para responder a los desafíos de mitigación y adaptación de manera adecuada con las necesidades y oportunidades del país, la República Dominicana necesita fortalecer los mecanismos existentes para mapear y aprovechar las oportunidades económicas vinculadas a la reducción de las emisiones de GEI, e identificar y reducir los riesgos climáticos.
En este ámbito institucional, el apoyo del Grupo BID procura alcanzar:
- El fortalecimiento de la transparencia y la capacidad institucional de gestión climática del país: el Ministerio de Hacienda ha recibido el apoyo del BID con el fin de establecer marcadores presupuestales para cuantificar el gasto público en cambio climático, darle seguimiento, y así priorizar y mejorar su eficiencia, e informar a la ciudadanía.
- La optimización de la generación y gestión de sistema de información: en República Dominicana hay poca disponibilidad de datos hidrometeorológicos de calidad (históricos y escenarios futuros de cambio climático). Esos datos son necesarios para trabajar la resiliencia. Asimismo, la información que hay disponible no se traduce en datos útiles para la población y la economía. Por este motivo, el BID apoya a los actores clave del sector para potenciar la generación de datos, la traducción a información útil y la gestión y gobernanza del sistema de información. A través de este trabajo, se presenta para el país la oportunidad de mejorar los servicios climáticos entre los sectores, desarrollar el sistema de alerta temprana y mejorar la red de estaciones hidrometeorológica.
- La inclusión de la resiliencia en toda la cadena sectorial, desde la planeación hasta el código de construcción y diseño de inversión. Un ejemplo del trabajo realizado en conjunto entre el BID y el Ministerio de Obras Públicas y Comunicaciones (MOPC) es el Blue Spot Análisis, una herramienta de priorización de inversión para fortalecer la resiliencia de la red de transporte.
Finalizando la semana regional del Clima en República Dominicana, el Grupo BID y el Gobierno pretenden seguir trabajando juntos para activar la agenda climática en el país.
Para conocer más acciones de trabajo de acción climática del BID en República Dominicana y la región, visita nuestro blog:
Blog “Hablemos de sostenibilidad y cambio climático”
También puedes leer el
Reporte de sostenibilidad 2021 para conocer más acerca de nuestro trabajo de acción climática.
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