A medida que el mundo avanza rápidamente hacia la descarbonización, el hidrógeno limpio y de bajas emisiones (H2LBE) ha surgido como un vector de potencial en la transición hacia la energía limpia. En América Latina y el Caribe, esta evolución no es solo tecnológica, sino una oportunidad estratégica.
El crecimiento de este mercado debe ir acompañado de compromisos de política pública tanto a nivel nacional como internacional, y asistencia técnica. Estos esfuerzos deben incorporar, desde su diseño, consideraciones sobre manejo y mitigación de riesgos a lo largo de toda la cadena de valor del H2LBE. Así se refuerza su seguridad y sostenibilidad, factor fundamental para su escalabilidad y adopción masiva en la región. Solo así será posible asegurar que el hidrógeno no se limite a ser una alternativa costo-efectiva, sino que también se consolide como un motor para el desarrollo sostenible.
Una de las fortalezas del sector energético latinoamericano es su abundancia de recursos renovables, que evidencia el potencial de la región para producir H2LBE. Desde el BID, hemos apoyado a los países en la formulación e implementación de iniciativas de descarbonización. Por ejemplo, se ha financiado el desarrollo de hojas de ruta y estrategias de hidrógeno en Bolivia, Chile, Colombia, Costa Rica, Panamá, Paraguay y Uruguay, además de apoyar la construcción de marcos regulatorios en Bolivia, Ecuador, Perú y Trinidad y Tobago.
El BID ha liderado también la creación del esquema regional de Certificación de H2LBE para América Latina y el Caribe, CERTHILAC. Este busca garantizar que el H2LBE y sus derivados cumplan con estándares internacionales y considere las particularidades de la región.
Seguridad y gestión de riesgos: la nueva frontera
Estos avances sientan bases sólidas para el desarrollo del sector. El siguiente paso es fortalecer las capacidades de los stakeholders involucrados. Por ejemplo, por medio de la incorporación de buenas prácticas en materia de seguridad, sostenibilidad y manejo de riesgos a lo largo de la cadena de valor del hidrógeno. Una herramienta clave es la “Guía de mejores prácticas en la seguridad de procesos en la cadena de valor del hidrógeno limpio y de bajas emisiones”, del BID.
La guía responde a este desafío con un marco integral adaptado a las realidades de América Latina y el Caribe. Está alineada con el Marco de Política Ambiental y Social del BID (MPAS) y respalda el cumplimiento de las Normas de Desempeño Ambiental y Social 2 (Trabajo y Condiciones Laborales) y 4 (Salud y Seguridad Comunitaria).
¿A qué se aplica la guía?
Esta guía cubre todos los eslabones de la cadena de valor del H2LBE: producción, acondicionamiento, transporte y uso final. Asimismo, analiza los riesgos para la salud, físicos y ambientales, asociados a las sustancias involucradas en los proyectos de H2LBE. Algunos son amoniaco, metanol y combustibles sintéticos o e-fuels. Estos riesgos incluyen inflamabilidad, toxicidad y corrosividad. Sin embargo, dado que los proyectos de H2LBE varían sus fases y elementos, según el origen del combustible, no es posible diseñar una guía de aplicación universal y lineal. Por eso la guía plantea una metodología que permite identificar las mejores prácticas de seguridad de procesos y control en cada caso.

¿Cómo se aplica y funciona la guía?
La guía está estructurada en nueve capítulos y cinco anexos, que abarcan:
- Sustancias peligrosas involucradas en proyectos de hidrógeno (hidrógeno, amoníaco, metanol y combustibles sintéticos).
- La cadena de valor: producción, acondicionamiento, transporte y uso final.
- Etapas del ciclo de vida: ingeniería, construcción, puesta en marcha, operación y mantenimiento.
- Metodologías de evaluación de riesgos y evaluaciones de seguridad de procesos.
- Normas internacionales y mejores prácticas.
- Herramientas y estudios para la mitigación de riesgos en todas las fases del proyecto.
- Listas de verificación de cumplimiento y estudios de caso.
El proceso se inicia con la identificación de los peligros para la salud, la seguridad física y el medio ambiente.
Luego se analiza qué fases de la cadena de valor comprenderá el proyecto. Éstas pueden ser producción con energías renovables, acondicionamiento, almacenamiento y transporte, hasta llegar a usos finales en la industria, transporte o como vector energético (p. ej., para almacenar energía). También se definen claramente las etapas del ciclo de vida de las instalaciones del H2LBE. Esto permitirá determinar los principales aspectos de seguridad en cada una de las fases. Dichas etapas podrán comprender desde la ingeniería conceptual y la básica hasta la puesta en marcha, exploración y mantenimiento.
Con esa información se evalúan los impactos en seguridad de procesos según las sustancias presentes, los eslabones de la cadena de valor y el ciclo de vida que atravesará el proyecto. Finalmente, se seleccionan las herramientas y estudios que permitan prevenir, controlar y mitigar los riesgos identificados. Todo debe integrarse al Sistema de Gestión Ambiental y Social del proyecto, con el objetivo de proteger la salud y seguridad tanto de los trabajadores como de la comunidad.

El papel de los organismos multilaterales
Organismos como el BID pueden desempeñar un rol clave para superar barreras legales, regulatorias, financieras, técnicas y de mercado que limitan el despliegue del hidrógeno limpio en la región, la cual cuenta con abundantes recursos para esta industria. La elaboración de esta guía es un ejemplo concreto. Es un instrumento operativo que ayuda a los países y otros actores a implementar sus estrategias de desarrollo energético mientras facilita la transferencia de conocimientos y la estandarización del sector.
Un futuro limpio, seguro y resiliente

El hidrógeno limpio y de bajas emisiones ofrece un gran potencial para la región. Sin embargo, su desarrollo requiere marcos claros de seguridad, regulación y gestión de riesgos. La guía busca ser un recurso práctico para que gobiernos, empresas y otros actores fortalezcan sus capacidades y aseguren proyectos más seguros y sostenibles.
En este camino, surgen preguntas clave: ¿cómo integrar de manera efectiva la gestión de riesgos en todas las fases de los proyectos de H2LBE? ¿Qué capacidades institucionales deben fortalecerse para aplicar estándares de seguridad internacionales en contextos locales? ¿Cómo garantizar que el crecimiento del sector vaya acompañado de la capacidad técnica necesaria para proteger a trabajadores, comunidades y medio ambiente?
América Latina y el Caribe se encuentran en el umbral de una revolución del hidrógeno. Con más de 100 proyectos de hidrógeno en desarrollo, la región se posiciona como potencial líder mundial en energía de bajas emisiones. Pero el liderazgo requiere más que ambición: exige excelencia en seguridad, calidad y responsabilidad social.
La Guía de mejores prácticas en la seguridad de procesos en la cadena de valor del hidrógeno limpio y de bajas emisiones del BID es una herramienta vital en este camino. Proporciona a los actores involucrados el conocimiento, las normas y las metodologías necesarias para navegar el complejo panorama del desarrollo del hidrógeno. Al adoptar sus recomendaciones, la región puede garantizar que su futuro en el hidrógeno no solo sea limpio, sino también seguro, equitativo y resiliente.
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