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Por María Deni Sánchez y Hugo Danilo Godoy.
La inequidad genera pobreza y la pobreza genera inequidad. ¿Cómo romper esa espiral de miseria que amenaza a decenas de miles de niños en América Central? Alimentar su cerebro, es, probablemente, una de las medidas más eficaces para garantizar el desarrollo integral de los niños y niñas. Durante los primeros años de vida el cerebro del niño vive un intenso proceso de formación y maduración que requiere de oxígeno y nutrientes esenciales. Una alimentación pobre en nutrientes como el hierro, el ácido fólico, la vitamina C y la vitamina A se traduce, entre otras patologías, en anemia.
La anemia es una insuficiente presencia de glóbulos rojos o de hemoglobina en la sangre. Estos elementos son los encargados de transportar el oxígeno en la sangre. Si la cantidad de glóbulos rojos o hemoglobina en la sangre del niño no es suficiente, el cerebro no recibe todo el oxígeno que debería y, por tanto, su formación y desarrollo se ven comprometidos. Es decir, este niño tendrá menor capacidad intelectual, menor capacidad de trabajo y menor habilidad para romper la espiral de pobreza y subdesarrollo de su comunidad. Por lo tanto, será un niño con mayor probabilidad de vivir en situación de pobreza.
En el año 2011, el 73,6% de los niños entre seis y 23 meses que vivían en las poblaciones más pobres de Panamá sufrían anemia; en Guatemala esta cifra era del 68,8%; en Nicaragua del 53,9%; en El Salvador del 46,5%; en la región de Chiapas, México, del 39,4% y en Honduras del 35,3%. Todos esos niños tendrían un desarrollo limitado debido a deficiencias nutricionales. En el 2009, se estimó que al menos 2,5 millones de niños menores de cinco años en América Central estaban en riesgo de tener limitada su capacidad intelectual.
Dada la gravedad del problema y la importancia del desarrollo del potencial intelectual de los niños de América Central para el desarrollo de la región, en el 2011 la Iniciativa Salud Mesoamérica se puso en marcha con el objetivo de mejorar la salud infantil en la región centroamericana. Uno de sus principales retos es trabajar junto con los Gobiernos para reducir la anemia y contribuir así al desarrollo intelectual de los niños más pobres.
En los últimos 5 años, los países de la región se han acogido a un programa destinado a distribuir entre las familias que habitan en el 20% más pobre de su población, unos pequeños sobres llamados Chispitas. Estos sobres contienen vitaminas y minerales que se añaden diariamente a la comida habitual de los niños menores de dos años. A partir de los seis meses de edad, los niños reciben un total de 180 sobres que tienen un coste total de tres dólares. Esta estrategia ha demostrado no solo ser de bajo costo, sino que pretende reducir la anemia en los niños.
El Gobierno de El Salvador, con el apoyo de la Iniciativa Salud Mesoamérica, ha invertido, desde julio de 2015, 150.000 dólares en implementar las Chispitas (también conocidas como Prodipitas) para prevenir la anemia en 27.000 niños menores de dos años que habitan en las áreas más pobres del país. Desde julio 2012 al año 2014, la inversión de este país en este producto ascendió a 171.778 dólares. El compromiso es reducir la tasa de anemia del 46% al 36,5% para el final del próximo año. En Honduras, por su parte, la inversión desde mayo de 2016, es de 110.000 dólares destinados a la compra de micronutrientes para 33.271 niños.
Sin embargo, la implementación de esta iniciativa no resulta sencilla; hay desafíos de compra, distribución, desarrollo de capacidades de trabajadores de salud para su prescripción y distribución. Dicho esto, el principal reto estriba en que los niños que las necesitan la tomen en forma consistente. La falta de información y de conocimiento por parte de los progenitores, la no identificación de la anemia como un problema grave, temas culturales y factores de cambio de comportamiento y falta de tiempo son algunos de los motivos que impiden aún que los padres y cuidadores puedan asegurarse de que sus hijos consuman su sobre de manera regular. Un estudio reciente en Honduras demuestra que solo el 34,5% de las madres que recibían los sobres de micronutrientes recordaba haber dado a sus hijos las dosis adecuadas en los últimos seis meses. En El Salvador esta cifra se encuentra en un 15%.
Los gobiernos de la región están trabajando duro para mejorar estas cifras. Por eso, además de lo que corresponde hacer a los servicios de salud, se están implementando intensas campañas de educación, sensibilización, acompañamiento y comunicación destinadas a concienciar a la población –especialmente los que tienen más problemas de acceso a los servicios– acerca de la importancia de nutrir de manera correcta a sus niños pequeños. Saber transmitir y explicar de manera eficaz la relación entre la nutrición correcta y el desarrollo intelectual y social del niño es uno de los principales retos que afrontan los programas de desarrollo para lograr completar el ciclo entre la disponibilidad de nutrientes y su uso y así lograr que los niños que viven en zonas vulnerables puedan crecer y desarrollar su máximo potencial.
¿Cuál es el mayor reto de desarrollo que tienen los niños en tu país? ¿Qué se hace al respecto? Cuéntanos en la sección de comentarios abajo o mencionando a @BIDgente en twitter.
María Deni Sánchez y Hugo Danilo Godoy son especialistas de Salud del Banco Interamericano de Desarrollo en El Salvador y Honduras.
Carlos Claudino dice
Muy buen artículo. Seguro este es un camino eficaz para la reducción de la pobreza. El desarrollo de nuestras potencialidades es un camino seguro y sostenible para alcanzar mejores estadios.
JUAN AGREDA dice
Con una pequeña inversión es posible tener niños mejor nutridos lo cual les ayudará a tener un mejor futuro. En Perú tenemos el mismo problema. De acuerdo a las cifras oficiales, 1 de cada 3 niños menores de 5 años en el Perú padece de anemia; y 1 de cada 2 menores de 3 años tiene la enfermedad. El Seguro Integral de Salud da tratamiento según la demanda pero podría incrementarse la cobertura con campañas de salud tal como lo han hecho algunas ONGs como Solaris Perú.
Fernanda González dice
Buenos días. Quisiera consultarlos sobre las fuentes en las que se basa esta estrategia (que según veo también ha sido aplicada en Cuba) y si forman parte de la política pública otras acciones como la prescripción de suplementos de hierro a la madre gestante o el pinzamiento tardío del cordón umbilical. Muchas gracias
Arturo Celis dice
Se requiere que está estrategia nutricional haga parte de los programas DIT que se ejecuten en Latinoamérica
Alberto Sierra Moncada dice
Buen día, buen trabajo y muy explicativo, felicidades María Deni y Hugo Godoy. Adelante.
Leopoldo dice
Otro aporte más para contribuir con el desarrollo, aunque el desarrollo es la suma de muchas cosas. Evidentemente que se puede lograr más con gente que ha sido bien alimentada desde chicos, que con gente que ha sufrido de muchas deficiencias en este sentido.
A M dice
Antes que nada, agradecer al BID el interés permanente en todos y cada uno de los temas que afectan a los integrantes de la región de ALC (sin mencionar para nada la enorme inversión que este esfuerzo debe significar para el BID).
En mi opinión, el concepto: “El bienestar general está por encima del bienestar individual”, prevalece, lo cual sin duda lleva consigo actos de desprendimiento y desinterés.
Según los datos que comparten, estamos en el camino de hacer de esto un estilo de vida, un incentivo para ello sería universalizarlo.
Se presenta de manera cada vez más pronunciada una tendencia a asimilar y ejecutar las políticas y recomendaciones de la mejor manera posible.