En nuestra región, la atención a la dependencia tiene una importancia fundamental: más de ocho millones de adultos mayores no pueden llevar a cabo de manera independiente al menos una actividad básica de la vida diaria, como bañarse, comer levantarse de la cama. ¿Cómo logramos darles un servicio de calidad y personalizado? El pasado martes 21 de abril, Mayte Sancho, psicóloga, gerontóloga y experta en planificación gerontológica y modelos de alojamiento nos presentó el “Modelo de atención centrado en la persona, algunas experiencias del País Vasco”, como parte de un nuevo webinar del Panorama de Envejecimiento y Atención a la Dependencia. ¿Cuáles son las claves de este modelo? ¿Pueden aplicarlo los países de la región para mejorar la atención de los adultos mayores?
Un ejemplo desde el sector privado
Mayte nos contó sobre la experiencia de la Fundación Matia, que hace aproximadamente diez años en el País Vasco comenzó a trabajar para cambiar el modelo tradicional de atención en residencias de adultos mayores. Este modelo, caracterizado por la rigidez institucional y una atención despersonalizada, muchas veces termina debilitando aún más la autonomía de las personas. El cambio de paradigma que la Fundación se propuso fue hacia un modelo integrado, coordinado y centrado en la calidad de vida personas.
Un nuevo modelo centrado en la calidad de vida
¿Pero que busca este modelo? La respuesta es sencilla y clara: que las personas mayores, al recibir atención en residencia se sientan “como en casa”. Para esto, hace falta cambiar tres dimensiones fundamentales: el aspecto físico del lugar donde se vive, la actitud de los recursos humanos, y la organización de la estructura.
El aspecto físico de las residencias de adultos mayores
Para aumentar la sensación de pertenencia, los cuartos (por lo general individuales o de a dos personas) son entregados vacíos, solamente con una cama, y los adultos mayores los equipan a su gusto y con sus propios muebles. Además, el nuevo modelo apunta a mantener o recobrar la autonomía, involucrando a los adultos mayores en las actividades de la vida diaria, en la medida de lo posible. Así, en las residencias que siguen este modelo de atención, las personas que allí viven se sienten partícipes de su propia atención y realizan tareas, como, por ejemplo, hacer las compras, ayudar a cocinar, o a poner la mesa. De esta forma se intenta borrar la percepción de que no pueden hacer las cosas por si mismos, algo que muchas veces abruma a los adultos mayores en los servicios tradicionales.
Los recursos humanos de atención a la dependencia
Además del ambiente físico y del involucramiento de las personas en la rutina de la residencia, el buen trato por parte de los cuidadores es fundamental. Se busca una gran atención a los detalles y la valoración de las pequeñas cosas, que muchas veces pueden hacer una gran diferencia con un costo mínimo. Por ejemplo, en la Fundación, el simple hecho de que los cuidadores vayan vestidos “de calle”, sin la típica túnica blanca, significó un cambio radical en la manera en que eran vistos por los adultos mayores. Ya no se ven como extraños, sino como amigos que los cuidan y se preocupan por ellos. Los cuidadores también están más contentos con este nuevo modelo de atención, ya que esta nueva forma de trabajo implica un mayor involucramiento, pero también un mayor nivel de satisfacción.
La organización de las residencias de personas mayores
El tercer aspecto del cambio es el aspecto organizacional. En este sentido, el cambio al nuevo modelo de atención implica un cambio de la verticalidad a la horizontalidad y a la formación de equipos interdisciplinares y colaborativos. En otras palabras, y por poner un ejemplo más concreto, bajo el nuevo modelo, en vez de que médicos y psicólogos establezcan los lineamientos que deben seguir los cuidadores, estos grupos trabajan juntos para crear planes de cuidados que se adapten a las necesidades y preferencias específicas de cada persona. Se pasa de una gestión con el énfasis puesto en el control a una gestión que pone el énfasis en la confianza. El énfasis puesto en la flexibilidad, donde cada persona es libre de adaptar sus horarios, elegir su comida, o personalizar el lugar donde vive, significa que el entorno se adapta a la persona, y no al revés.
Todo esto implica, sobre todo, un cambio cultural profundo, en donde el centro es asegurar la calidad de vida de los adultos mayores en todas sus dimensiones. Los resultados así lo confirman. De hecho, la Organización Mundial de la Salud (2015) destaca la importancia de envejecer en un lugar que permita mantener un sentido de la pertenencia y la identidad como factor determinante del estado de salud de los adultos mayores. También existen investigaciones que muestran la importancia del ambiente físico en la salud de las personas. En la mayoría de los casos se trata de cambios que se pueden llevar a cabo sin costos adicionales (o a costos muy bajos), por ejemplo, el evitar la luz “hospitalaria” o el asegurar que en la hora de la comida no pasen los enfermeros a dar medicamentos. En este sentido, un modelo de atención basado en las personas no solo se adapta a las preferencias de los adultos mayores, sino que tiene aspectos muy positivos sobre su salud física y mental.
La atención a la dependencia en la región
En América Latina, de a poco se están viendo algunas residencias que empiezan a entender la importancia de estos factores en el bienestar de los adultos mayores. Por ejemplo, en Costa Rica, las residencias instan a los residentes a que usen sus muebles y decoración en sus cuartos. En una de ellas, en la puerta de los cuartos de personas con deterioro cognitivo se ve una foto de ellas mismas de jóvenes, como recordatorio constante a los cuidadores de la historia de vida de la persona a la que atienden. Estas pequeñas intervenciones pueden generar efectos muy positivos con costos prácticamente nulos.
En este contexto de emergencia sanitaria debido a la pandemia del COVID-19, la mayoría de las residencias están aplicando estrictos protocolos y prohibiendo las visitas de familiares a las residencias como forma de proteger a los adultos mayores (que son una de las poblaciones más vulnerables), el que se puedan sentir “como en casa”, en un ambiente familiar, con personas que cuidan de ellos con cariño y preocupación, se torna fundamental, no solo para garantizar su bienestar emocional, sino también para preservar su salud física y mental.
Puedes aprender más sobre este modelo de atención entrando a nuestra página web del Panorama de Envejecimiento y Atención a la Dependencia, donde ya está disponible la grabación y la presentación correspondiente al webinar. ¿Quieres sumarte a los próximos webinars? Inscribete aquí (debes seleccionar los temas de envejecimiento y atención de larga duración en la categoría de protección social)
¿Conoces otros casos de modelos de atención centrados en la persona? Déjanos un comentario.
Edwin Montufar dice
Gracias por compartir estas excelentes experiencias, del cuidado del adulto mayor en este tipo de residencias, mas con testimonios actualizados del país Vasco. Seria importante documentar las experiencias de los países desarrollados, donde el autoaislamiento o distanciamiento social debido al SARS COVID 19,, afecta a las familias que conviven con personas de la tercera edad, (las abuelas).
Carlos Tamayo Caballero dice
Es una excelente propuesta en ciertas condiciones, la COVID nos encontró sin recursos no solo materiales sino de iniciativas, somos una sociedad muy gregaria nuestras familias extensas, y el concepto de padres aues esta muy arraigados, sin embargo, estamos en una crisis del sistema que no lo podremos resistir, lo ideal es centrar la atencion en la persona, mas proximo a su realidad… pero cual realidad?… de la gente pobre?…. la gran amyoria vive en el entorno de la familia y no son menos los avandonados que viven solos…. bueno es parte de las realidades
muchas gracias por las orientaciones