“Yo estaba muy negativa. Me pasaba el día sola en mi casa y no hacía más que quejarme del dolor”, nos cuenta Amelia. “Pero una vez que ingresé me he ido recuperando. Aquí cantamos, bailamos. En mi caso los pies ya no me funcionan como antes, pero bailo con los ojos y con el corazón”. Amelia es una de las personas mayores que todos los días asisten al Centro de Día en el CASSAAM, del Instituto Mexicano de Seguridad Social (IMSS).
Son pocas las personas mayores que prefieren envejecer en una residencia: la gran mayoría tiene el deseo de hacerlo en sus casas, rodeadas de sus pertenencias y seres queridos, en un entorno familiar. Además, envejecer en casa tiene beneficios para la confianza y la autonomía, según la Organización Mundial de la Salud. Pero muchas veces esto se dificulta, ya que, si bien tienen autonomía para comer, requieren asistencia para otras tareas de la vida diaria, como levantarse de la cama o ducharse. A veces, incluso, pasar tiempo solos en sus hogares repercute en su estado de ánimo, como nos comentaba Amelia.
Buscar la forma de hacer respetar esta voluntad ha de ser una prioridad, no solo para las familias sino –y sobre todo– para los gobiernos. Es en estos casos que los centros de día se vuelven un aliado fundamental. En esta entrada de blog, te acercamos algunos datos clave y testimonios.
¿Qué son los centros de día y por qué son importantes?
Los centros de día son servicios de cuidado diurno que contribuyen precisamente a respetar ese deseo de la mayoría de las personas de envejecer en sus hogares, aunque requieran cuidados. Estos también permiten que el envejecimiento en el hogar no vaya en detrimento de las mujeres de la familia, que son quienes mayoritariamente se encargan de cuidar.
Cuando estos espacios trabajan centrados en las personas, las tareas cotidianas son abordadas como oportunidades para organizar el día de las personas con sentido y, al mismo tiempo, mantener su funcionalidad en un contexto gratificante. Así son ellas quienes ordenan el espacio, hacen las compras, colaboran en hacer la comida, ponen y sacan la mesa, según sus posibilidades. Todo esto en un ambiente hogareño y acogedor, que se asemeja lo más posible a una casa.
Al mismo tiempo, de la mano de personas cuidadoras profesionales, en el centro de día se realizan actividades terapéuticas (como estimulación cognitiva) y socioculturales (como jugar a las cartas o ver una película). Si bien hay actividades grupales, cada persona tiene un itinerario personalizado y realiza actividades en función de lo que tiene sentido y valor para ella. Por ejemplo, Amelia, que disfruta de la música, puede cantar y bailar. Pero uno de sus compañeros es aficionado de la política y prefiere mirar las noticias y comentarlas.
En primera persona y en datos: testimonios e impacto de los centros de día
“¡Pensaba que era un asilo!”, comenta Juana riendo. “Pero pasé a la oficina, me entrevistaron, conversamos y la propuesta me gustó. Hacemos ejercicio, bailamos, salimos a caminar por el jardín. Aquí nos lo pasamos bien, estoy muy contenta”.
María, otra usuaria del Centro de Día del IMSS, nos cuenta: “Mi dicha es haber pisado este lugar, porque aquí he mejorado muchísimo de la depresión que tenía. Aquí vine a aprender, a moverme”. Y agrega: “los cuidadores nos tratan como su familia. Para mí, hoy parte de mi familia es el centro de día”.
A su vez, Ana María nos cuenta cómo venir al Centro cambió la vida de Pedro, su papá: “Cuando llegó no sonreía, se pasaba el día dormitando, a veces viendo a la nada. Pero aquí lo han ayudado: lo estimulan, dibuja, ¡juega a la pelota! Yo veo mucho avance. Ahora sonríe”, nos dice también sonriendo.
Estas experiencias personales se confirman en investigaciones: la asistencia a centros de día está asociada con un aumento del bienestar y el estado de ánimo de los usuarios. El 86% de los estudios que analizaron el bienestar y el 77% de los que analizaron el estado de ánimo de los usuarios de los centros de día encontraron diferencias significativas en comparación con los no usuarios. A su vez, en nuestro reciente webinar: ¿Por qué y cómo desarrollar centros de día para personas mayores?, Guillermo Cejudo, quien lideró la evaluación de impacto del centro de día del IMSS, destacó que las personas que asistieron al centro tienen mayores niveles de funcionalidad y que, cuanto más asisten, esta más incrementa. Además, comentó que la vida social de los usuarios mejora tanto dentro como fuera del centro.
Por su parte, Ricarda nos explica que el Centro es de gran ayuda para su marido, Víctor, pero también para ella: “En el tiempo que él está aquí yo puedo ir al banco, al mercado, o al súper. Y lo hago tranquila porque sé que durante ese tiempo lo están cuidando”.
Una vez más, la literatura confirma estos relatos: los centros de día reducen las exigencias del cuidado para las personas cuidadoras familiares. El 80% de los estudios que analizan este tema encontraron diferencias significativas entre las personas cuidadoras que cuentan con el apoyo de un centro de día y las que no. En algunos estudios se observan menores niveles de depresión y estrés entre ellas.
A pesar de todos sus beneficios, la cobertura de los centros de día en la región continúa siendo muy baja. Trabajar en ampliarla es importante por varias razones: estos centros son una oportunidad para que las personas mayores encuentren un espacio en el que pueden disfrutar su día a día al tiempo que se tiene en cuenta su voluntad. También son una fuente de tranquilidad y alivio para sus familias, especialmente para quienes suelen hacerse cargo del cuidado. Sobre todo, los centros de día son espacios en los que se fomenta la autonomía y el bienestar de las personas mayores, en los que se los respeta y se promueven sus derechos, y en los que sus voces cuentan y se hacen escuchar.
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