Pese a ser una potencia agrícola mundial, América Latina y el Caribe ha experimentado un aumento de hambre e inseguridad alimentaria en los últimos años. Antes de la pandemia del COVID-19, alrededor de 60 millones de personas en la región padecían hambre y una de cada 10 sufría inseguridad alimentaria moderada o grave, refiriéndose a la falta de acceso regular a alimentos que permitan un crecimiento y desarrollo normales. Y, entre 2014 y 2020, estos indicadores crecieron más de 70%, afectando desproporcionalmente a las mujeres. La pandemia y la guerra de Ucrania agravaron esta situación debido a la caída de ingresos, pérdida de empleos y aumento de los precios de los alimentos, las materias primas y la energía.
En este contexto, la región sigue rezagada en alcanzar el Objetivo de Desarrollo Sostenible de hambre cero para 2030, lo cual refleja la urgente necesidad de tomar acciones decisivas para transformar los sistemas agroalimentarios de la región y hacerlos más eficientes, inclusivos, resilientes y sostenibles. Para lograr esta meta resulta imprescindible mayor inversión y aplicación de ciencia, tecnología e innovación, que es la principal fuente para el incremento de la productividad, competitividad y bienestar de los países.
La paradoja
La situación de América Latina y el Caribe es una paradoja ya que es una importante fuente de producción de alimentos a nivel mundial. La región cuenta con tierras cultivables, recursos naturales y diversidad de cultivos que podrían ser suficientes para alimentar a su población creciente con una dieta saludable. Incluso tiene excedentes para exportar a otras regiones.
Se estima que América Latina y el Caribe exporta el 40% de su producción de alimentos, el equivalente al 17% de las exportaciones mundiales en este rubro. Sin embargo, estas son algunas cifras que dan cuenta de la situación de la región en esta materia:
- El 9% de su población padece hambre y el 41% enfrenta inseguridad alimentaria moderada o grave (64% si se mira sólo el Caribe) en comparación con el 30% global.
- Además, la prevalencia de sobrepeso y obesidad está muy por encima de los promedios mundiales (24% vs. 13% respectivamente).
- A pesar de ser una región productora de alimentos, presenta el costo más alto de una dieta saludable en comparación con otras regiones: US$3,89 por persona al día. Como referencia, en Asia alcanza US$3,46 y en América del Norte y Europa US$3,19. Esto se refleja en que el 23% de la población no tiene los medios suficientes para acceder a una dieta saludable; cifra que se duplica (52%) cuando se enfoca en el Caribe.
Desde el punto de vista económico, tradicionalmente el sector agrícola de la región era considerado poco innovador debido a su dependencia de tecnologías externas, por su posición vulnerable ante factores que no son controlados, por su baja generación de capacidades y debido a que la producción tiende a ser atomizada con bienes poco diferenciados. Sin embargo, en las últimas décadas esta perspectiva ha cambiado radicalmente fruto de transformaciones productivas y organizacionales que han cambiado profundamente el sector.
Resultado de inversiones en investigación, desarrollo e innovación, nuevas tecnologías han sido incorporadas a lo largo de la cadena de valor catalizando innovaciones, nuevos modelos de negocios y desplegando emprendimientos dinámicos. Estas trasformaciones han reducido la incertidumbre y los riesgos tecnológicos, y han maximizado la eficiencia de todo el sistema agroalimentario, generando oportunidades para la innovación transformativa en un sector que es líder en la canasta exportadora de algunos países de la región.
Los desafíos y oportunidades de la seguridad alimentaria en América Latina y el Caribe desde la perspectiva del cambio climático
El cambio climático amenaza la seguridad alimentaria. Los aumentos de temperatura impactan la productividad agrícola y ganadera, especialmente a los pequeños productores. A su vez, incrementará los incendios forestales y los procesos de desertificación, generando un costo de entre 8% y 14% del producto agrícola bruto de la región. También se proyecta un aumento del precio de los alimentos (como los cereales, que aumentarán del 1% al 29% en 2050), perjudicando especialmente a los consumidores de bajos ingresos.
Por su parte, si consideramos todo el ciclo del sistema desde el cultivo hasta la disposición final, los sistemas agroalimentarios también son responsables del cambio climático, pues generan el 31% de las emisiones globales de gases efecto invernadero (GEI) y consumen un tercio de la energía mundial. La producción de alimentos ocupa el 34% de las tierras del planeta y más de un tercio de los alimentos cultivados, tanto adquiridos como procesados, se desperdician.
Existen oportunidades para proteger la seguridad alimentaria y responder a los desafíos del cambio climático a través de la combinación de acciones del lado de la oferta y la demanda del sistema agroalimentario:
- Por el lado de la oferta, promover tecnologías y prácticas innovadoras para la producción, almacenamiento, transporte, procesamiento y comercialización de los alimentos de forma eficiente. Por ejemplo, tecnologías de precisión para irrigación y aplicación de químicos y biofertilizantes, biotecnología animal y en cultivos, infraestructura y tecnología eficiente para almacenamiento y procesamiento de alimentos, tecnologías que minimicen residuos durante la cosecha y postcosecha, medidas de gestión sostenible de la tierra y de las cadenas de suministro, promoviendo producción local.
- Por el lado de la demanda, hay oportunidades para innovaciones y emprendimientos enfocados en el cambio de comportamiento y más eficiencia, por ejemplo, de modificaciones de dieta, limitación de la pérdida de alimentos y reducción del desperdicio de alimentos mediante compra pública de productos locales y regionales para escuelas, hospitales y otros. Adicionalmente existen esfuerzos continuos en investigación y desarrollo para la reducción de emisiones de metano del ganado, entre ellos inhibidores de la nitrificación, vacunas contra el metano, cría dirigida de animales de baja emisión y cultivo de pastos genéticamente modificados.
Ciencia, tecnología e innovación al servicio de la seguridad alimentaria
La inseguridad alimentaria tiene múltiples causas y desafíos interconectados, incluyendo la necesidad de aumentar la disponibilidad, acceso y utilización de alimentos con calidad nutricional y estabilidad. La ciencia, tecnología e innovación puede contribuir de forma contundente al dar respuestas a estos desafíos en todas sus dimensiones.
- La disponibilidad: se refiere a la oferta de alimentos a nivel nacional o local, que puede provenir de la producción agrícola doméstica o del intercambio comercial. Puede ser incrementada mediante intervenciones que aumentan la producción a nivel local o regional y/o faciliten las importaciones de alimentos.
En general, el desempeño agrícola y el comercio intrarregional han permitido que la región mantenga niveles adecuados de disponibilidad de alimentos. Sin embargo, la frecuencia de desastres naturales como sequías e inundaciones amenaza la disponibilidad de alimentos, pues afecta la producción y distribución a lo largo de tiempo. El incremento en la capacidad agropecuaria, particularmente en la producción de oleaginosas, frutas, hortalizas, tubérculos, legumbres, cereales, leche y carne es clave para mantener un buen desempeño en términos de disponibilidad alimentaria.
Algunas áreas de intervención para fomentar la innovación y aumentar la disponibilidad de alimentos están asociadas al fortalecimiento del sistema de emprendimiento sectorial a través de programas de innovación abierta, así como programas que promuevan la investigación aplicada al desarrollo de tecnologías que incrementen el valor nutricional, promuevan el consumo de productos locales y mejoren la inocuidad de los productos.
Eso puede ser complementado con el apoyo a pequeños productores, y empresas de toda la cadena de valor, para adoptar nuevas tecnologías por medio deprogramas de extensionismo tecnológico y de bienes públicos que cierren brechas de costos. También con la creación de redes de cooperación regional para la transferencia tecnológica, prototipaje y el intercambio de conocimientos.

- El acceso: se refiere a la disponibilidad de recursos con la que cuentan los hogares para adquirir una cantidad apropiada de alimentos y puede ser mejorado a través de intervenciones que aumenten los ingresos de la población, promoviendo la producción agrícola para aumentar el autoconsumo y generar empleos de calidad.
Algunas medidas para fomentar la innovación y aumentar el acceso a los alimentos involucran fomentar el desarrollo de tecnología e innovación para la nutrición y cambios en la demanda de alimentos a través de, por ejemplo, la difusión de huertos urbanos y agricultura vertical, el desarrollo de proteínas alternativas y superalimentos, además de la transferencia tecnológica y desarrollo de nuevos modelos de negocios para reducir el desperdicio de alimentos con innovaciones en la cadena de suministro.
También el desarrollo de programas estratégicos orientados por misiones que apoyen la creación de fondos concursables para el financiamiento de soluciones de investigación, desarrollo e innovación que resuelvan problemas priorizados a través de nuevas tecnologías y que atiendan los desafíos y necesidades diferenciadas de las mujeres. En esta área es fundamental promover la adopción de tecnologías de trazabilidad como sensores, marcadores genéticos, etiquetas y embalajes inteligentes para garantizar la calidad, autenticidad y composición nutricional de los alimentos con validez y durabilidad extendida.

- La utilización: se refiere a la calidad de los alimentos requerida para obtener un estado nutricional adecuado y vivir una vida saludable. Esta se puede mejorar aumentando la inocuidad de los alimentos, ampliando el acceso al agua potable y mejorando la calidad de la dieta.
Algunas medidas para fomentar la innovación y mejorar la utilización de los alimentos involucran utilizar la compra pública de innovación para implementación de programas de alimentación escolar de calidad, especialmente para los más vulnerables, e implementar políticas orientadas por misión para el escalamiento de soluciones tecnológicas en los sistemas alimentarios, promoviendo por ejemplo cambios en el perfil de la demanda nutricional en el comportamiento del consumidor.
También hacer uso de herramientas biotecnológicas para mejorar la producción, distribución y comercialización de alimentos, como la producción de enzimas, probióticos, pigmentos, vitaminas, aminoácidos, potenciadores del sabor, aditivos y levaduras mejoradas, así como la bioconservación y el control de calidad.

- La estabilidad: se refiere a la capacidad de tener acceso constante a cantidades adecuadas de alimentos de calidad, y puede ser mejorada reduciendo la vulnerabilidad de los sistemas alimentarios a los desastres naturales, el cambio climático y a las fluctuaciones de los precios.
Algunas áreas de intervención para fomentar la innovación y ayudar a garantizar la estabilidad en la disponibilidad y acceso a los alimentos están asociadas a la construcción de alianzas público-privadas tendientes a abordar problemas de la seguridad alimentaria, el fortalecimiento de institutos tecnológicos y centros de investigación y desarrollo, así como el uso de herramientas digitales para la inteligencia climática para la toma de decisiones basadas en datos y evidencia.
Algunas de estas herramientas incluyen imágenes satelitales, sensores remotos para la observación y monitoreo de condiciones del suelo y aplicativos para la predicción de condiciones climáticas extremas, la optimización del uso de agua y el monitoreo de la salud de los cultivos, entre otros.

Cómo avanzar sobre bases más sólidas y resilientes
Para superar la paradoja de la inseguridad alimentaria en los países de América Latina y el Caribe se requiere la implementación de acciones concretas que generen entornos propicios para la investigación, el desarrollo y la innovación para combatir este problema. Esto requiere reformas integrales en las políticas públicas, acceso al financiamiento, disponibilidad de infraestructura digital resiliente y sostenible, fortalecimiento institucional y el desarrollo del capital humano. También es fundamental proporcionar espacios para la experimentación en adopción de tecnologías e instrumentos que transformen los sistemas agroproductivos.
En este sentido, desde la División de Competitividad, Tecnología e Innovación (IFD/CTI) del BID hemos brindado apoyo a países, ministerios y agencias de la región a través de financiamiento, asistencia técnica y productos de conocimiento de vanguardia. De esta manera buscamos construir y desarrollar capacidades de innovación y cooperación adaptadas al contexto local para poner en práctica las medidas necesarias para combatir la inseguridad alimentaria en la región. Se requiere que esta agenda sea profundizada, sin retroceder y sin dejar a nadie atrás.
Buenos días desde Colombia, dpto. de Santander, y ciudad Bucaramanga. quiero manifestar un agradecimiento cordial por toda su información actualizada sobre todos los temas importantes e innovadores para servir a las comunidades en el mundo especialmente en América latina; también quiero expresar mi deseo de convertirme en consultora BID, actualmente como Lic.esp. me encuentro vinculada en varias asociaciones y gremios agroindustriales, agro productores, como consultora y asesora en capacitación y formulación de proyectos de desarrollo sostenible en sus economías sostenibles. Me gustaría formar parte de ustedes, gracias, quedó atenta a su información. excelente día.
OLGA DIAZ PEDRAZA