Si uno de los fundadores de Uber te dijera que ve con mucho optimismo las posibilidades de montar con éxito negocios tecnológicos innovadores en América Latina, a pesar de la coyuntura económica, y que la inteligencia artificial será la punta de lanza para la disrupción tecnológica en transporte, educación y salud, ¿lo tomarías en cuenta?
Probablemente sí, viniendo de uno de los creadores de la aplicación valorada en 6200 millones de dólares que, no obstante barreras que enfrentan en distintos países, está revolucionando no sólo el transporte sino que se ha convertido en referente de un nuevo modelo de negocios: la economía colaborativa o sharing economy.
Su nombre es Oscar Salazar, un mexicano radicado en Estados Unidos que en 2009 lanzó Uber junto con Travis Kalanick y Garrett Camp, este último con quien diseñó el primer prototipo de la aplicación. Hoy día Salazar es consejero de Uber, gestor de otros proyectos de innovación e inversionista en startups tecnológicas y de impacto social, principalmente en Estados Unidos pero también en países de América Latina como Brasil y México.
Esta semana tuvimos la oportunidad de conversar con Salazar sobre su visión de por qué le está apostando a las tres áreas mencionadas y cuáles son algunas barreras que los países latinoamericanos deben solucionar para permitir la innovación tecnológica.
1- Transporte y logística
Salazar considera que hay mucho espacio para innovar en este sector y buscar soluciones de transporte que beneficien a individuos y de carga para las empresas.
Como ejemplo de su visión, Salazar es Chief Technologist del servicio de auto compartido (carpooling) Ride, un producto más nicho que Uber que está enfocado en personas que necesitan transportarse a su trabajo en lugares donde no hay buen transporte público. Como inversor una de sus apuestas es CargoX, conocido como el “Uber del transporte de cargas” en Brasil. Es un servicio que monitorea la carga de los camiones en tiempo real para encontrar al camión disponible más cercano, aprovechando cualquier espacio libre que le quede.
Pero Salazar ha encontrado que la falta de regulación es una importante barrera para las innovaciones en transporte, como ha sido evidente con Uber. “Para mi uno de los temas más preocupantes es ver que muy pocas instituciones a nivel de gobierno están creando marcos para entender cómo podemos regular los avances tecnológicos de una manera más eficiente sin generar una barrera para la innovación”, explica Salazar. Por eso está impulsando lo que él llama la “Regulación 2.0“
2- Salud
La salud es otro sector que llama a la innovación ya que, según Salazar, presenta un cuello de botella en el acceso a médicos y enfermeros. A través de la tecnología, en especial de los celulares, es posible brindarle mayor cobertura a la población que actualmente accede a servicios médicos. Un primer intento de Salazar de brindar una solución a este problema es Pager, una startup de fundó en 2013 que permite a los pacientes hacer una consulta por chat con una enfermera y apretar un botón en un app para pedir que un médico o enfermera vaya a su casa.
Pager está invirtiendo en inteligencia artificial para permitirles a los pacientes chatear sobre sus síntomas con un “bot” (robot). Salazar afirma que el bot podrá entender los síntomas del paciente y hacer una serie de preguntas, reduciendo así el tiempo de una consulta. En una entrevista en Techinsider, Salazar comenta que por ahora los bots no remplazarán a los humanos pero sí ayudarán a recolectar y organizar información para que los humanos puedan tomar decisiones más eficientes.
La falta de regulación también es una barrera en este sector. Salazar dice que Pager invierte grandes sumas de dinero en abogados para que le ayuden a navegar el sistema de regulaciones legales. “Una regulación anacrónica puede ser la barrera más grande para la innovación. Los procesos tienen que cambiar porque la tecnología va muy muy rápido”, dice.
3- Educación
El innovador mexicano considera que a través de tecnologías móviles es posible llevar el conocimiento a las masas y se imagina un mundo en el que cada persona tiene un tutor personal en su teléfono inteligente que le ayuda a aprender; ese tutor es un bot que utiliza inteligencia artificial para adaptarse a las necesidades de educación de la persona. Por ejemplo, cuando un estudiante que está con un problema de algebra o geometría tiene dudas, podrá recurrir a un bot en su móvil que le ayude a resolverlo.
“Eso se puede hacer ya, no es algo futurista”, explica Salazar.
“El 80% de la interacción de un profesional con un paciente o a un alumno se puede automatizar. Se puede generar a través de algoritmos, los chatbots o bots, que pueden comenzar a capturar información”, dice.
Un ejemplo de cómo una startup latinoamericana sí puede hacer la diferencia es Platzi, una plataforma para aprender a programar en línea, en la que, según Salazar, uno de cada cinco programadores en América Latina ha aprendido código.
Salazar habló el 16 de mayo en el evento Open Knowledge Seminar Series, organizado por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) en su sede en Washington D.C.
¿Cómo crees que es posible seguir innovando de manera disruptiva en transporte y logística, salud y educación? ¿Qué otros espacios hay para la disrupción? Cuéntanos tus ideas en la sección de comentarios.
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Entradas anteriores en los Blogs del BID
Hugo Speratti dice
Soy Hugo Speratti, estudiante de un Doctorado en Educación. Soy docente de Tecnologías aplicadas a la Educación. Estoy convencido que las aplicaciones tecnológicas pueden ser de mucha utilidad para el docente y el estudiante. Mi interés se centra específicamente es en aplicaciones que pueda ser útil al Director de una Escuela, Colegio o Universidad, para mejorar su gestión pedagógica. Me ofrezco para conformar equipos de investigación para esta temática.
Pedro O. Diaz Fustier dice
Saludos fraternos, me agrada muchísimo cuando hablamos con optimismo sobre las posibilidades intelectuales de nosotros los latinoamericanos; no son meros sueños, aunque muy lentamente cada año hay un nuevo aporte y eso es maravilloso… nosotros también estamos luchando por incorporar nuestro aporte a la humanidad desde América Latina, en nuestro caso en generación de energía eléctrica, a través de una nueva patente (generador sincrónico de baja reversibilidad / Patente pendiente Panamá, 2016), producto de más de 3 décadas y media de investigaciones, exitosas en 12kVA de potencia nominal… sinceramente me entusiasma saber que no somos meros consumidores de la tecnología del primer mundo, sino que luchamos por aportar y lo hacemos… Pedro