
Bunny Colvin, el policía que inventa Hamsterdam para paliar los efectos del narcotráfico en la Baltimore del imaginario de The Wire, aparece en la cuarta temporada de la seriecomo mediador que busca salvar en las escuelas a alguno de los chicos de las esquinas. Colvin termina decepcionado por lo poco que puede servir la educación para evitar la profecía autocumplida de esos muchachos. Afortunadamente, América Latina y el Caribe dista mucho de los barrios de Baltimore retratados en The Wire. La educación y los programas de intervención en la región muestran que, a largo plazo, se puede romper con las dinámicas intergeneracionales perniciosas. Sin embargo, aún queda mucho camino por recorrer para conseguir sociedades inclusivas que brinden oportunidades para todos, independientemente de su origen socio-económico, su raza, etnia, o género.
En América Latina y el Caribe los niveles altos y persistentes de la desigualdad de ingresos a lo largo de la mayor parte del siglo XX han estado acompañados por una baja movilidad intergeneracional. Mejorar el estatus socioeconómico de una generación a otra puede mitigar la desigualdad extrema dado que la movilidad se considera esencial para la igualdad de oportunidades.
La movilidad social en América Latina y el Caribe es baja
En La crisis de la desigualdad examinamos los patrones de movilidad social en la región y en comparación al mundo bajo la lente de la movilidad educacional. Los datos calculados provienen de la base de datos sobre movilidad intergeneracional del Banco Mundial presentada en el reporte Fair Progress? Economic Mobility across Generations around the World, que analiza las tendencias de la movilidad intergeneracional utilizando la cohorte de 1980.
Utilizamos como medida principal la persistencia intergeneracional (IGP). Esta medida se estima a partir de las variables de años de escolaridad (de padres e hijos) construidas con los microdatos de cada país. Un coeficiente alto de correlación significa que los hijos con un nivel educativo alto suelen tener padres con un nivel educativo alto, mientras que un valor cercano a cero significa que no hay ninguna relación entre el nivel educativo de los padres y de los hijos.
El gráfico 1 muestra la persistencia intergeneracional educativa para los países de América Latina y el Caribe, para el promedio de países de la OCDE y para el promedio de países con similar nivel de desarrollo a la región. El país promedio de la región tiene una correlación de 0,44, más alta que la del promedio de la OCDE que es de 0,29 y donde los países con más movilidad intergeneracional tienen un coeficiente de 0,19. Esta importante persistencia se da a pesar de que la región ha hecho grandes avances para aumentar el acceso a la escolaridad de las familias de menos recursos. De hecho, la desigualdad educativa ha disminuido de manera constante durante las últimas décadas en la mayor parte de los países de la región.
Gráfico 1. Persistencia educativa intergeneracional relativa: Coeficiente de correlación de los años de escolarización de hijos y padres

Fuente: Busso, Matías y Julián Messina. 2020. La Crisis de la desigualdad: América Latina y el Caribe en la encrucijada. Washington, DC: Banco Interamericano de Desarrollo. https://doi.org/10.18235/0002629.
El gráfico muestra que no todos los países son iguales: los menos móviles (como Honduras y Guatemala) tienen coeficientes de correlación superiores a 0,5, mientras que los más móviles (como Argentina y República Dominicana) tienen coeficientes por debajo de 0,35. Es importante notar que, si bien las correlaciones intergeneracionales de la educación en la región son mayores que en los países desarrollados, no son demasiado diferentes de las observadas en países con un nivel de desarrollo similar (países comparación en el gráfico).
El impacto del entorno dónde crecen las personas
Si recuperamos la serie The Wire como metáfora, vemos que también subraya la importancia del lugar donde vives. Todos los protagonistas de la serie saben que, si naces en el lado oeste de Baltimore, poco puedes hacer para salir de allí. La intuición de la serie no dista demasiado de la realidad. Para Estados Unidos investigadores han encontrado que la probabilidad de que una persona nacida en el quintil inferior de la distribución del ingreso nacional llegue al quintil superior en su edad adulta es solo algo más del 4% en algunas áreas urbanas y casi del 13% en otras. En América Latina y el Caribe la literatura científica es más incipiente, pero es difícil pensar que la heterogeneidad geográfica no cumpla un papel importante en la evolución de la desigualdad y moldea la movilidad social entre distintas generaciones. Una característica muy apreciable de las áreas de baja movilidad en esta literatura es la segregación residencial por ingreso.
Esta segregación geográfica residencial muchas veces viene acompañada de segregación en calidad de servicios públicos. Eso es, determinadas zonas o regiones tienen escuelas u hospitales de mejor calidad que otras zonas. Por ejemplo, estimaciones causales para Estados Unidos muestran que cada año adicional de vida en un condado que ofrece mayores oportunidades genera un aumento del 0,5% en los ingresos en la edad adulta. Estos efectos se manifiestan menos en condados con una mayor desigualdad de ingresos y peores escuelas, y los efectos negativos de la alta segregación residencial son notablemente más fuertes entre niños que entre niñas.
Además de afectar la desigualdad presente, investigaciones recientes han mostrado que la segregación urbana también puede afectar a la desigualdad futura. Gran parte de la evidencia más convincente sobre el efecto de las características barriales sobre la movilidad económica y social viene de experimentos llevados a cabo en programas de vivienda en Estados Unidos. El más conocido es Moving to Opportunities (MTO), un programa a gran escala que se desarrolló en cinco ciudades a mediados de los años noventa. MTO entregó cupones habitacionales a familias seleccionadas aleatoriamente para que pudieran mudarse de complejos de vivienda social a barrios de ingresos más altos. Los primeros estudios sobre MTO encontraron escasos efectos de corto plazo, sin embargo, investigaciones recientes han encontrado fuertes efectos positivos en el largo plazo, en matriculación universitaria, ingresos, y la fracción de madres y padres solteros entre las personas que cambiaron de barrio en la infancia.
Servicios privatizados agudizan trampas de pobreza
Estudios similares sobre la dimensión geográfica de la movilidad intergeneracional son aún escasos en países de la región. Sin embargo, existen estudios que demuestran el alto grado de segmentación que existe. Por ejemplo, en nuestro informe encontramos que, por el lado geográfico de la segregación, las diferencias entre barrios son el componente que más explica la desigualdad en Brasil. Por el lado de la educación, las familias con mayores ingresos tienden a privatizar ese servicio por lo que la educación en la región está segmentada, siendo Chile y Perú los países con los índices más altos. Estas segmentaciones agudizan el problema de la movilidad social y pueden crear trampas de pobreza en barrios segregados. Investigaciones futuras como las mencionadas podrían ayudar a entender y buscar mecanismos que brinden mejores oportunidades, igualdad y más movilidad social.
En América Latina y el Caribe la desigualdad en relación con la educación y la dimensión geográfica de la movilidad intergeneracional son retos en los que ha habido tímidos avances en las últimas dos décadas. Queda mucho por hacer, pero la evidencia internacional sugiere que programas de intervención ambiciosos pueden evitar que la región se parezca a esa parte de Baltimore que describe The Wire.
Leave a Reply