Tras su visita a Argentina la semana pasada, Barack Obama publicó en Facebook una foto de un hermoso paisaje en la Patagonia donde realizó una caminata a la vera de lagos glaciares, como un ejemplo de lo que llamó “exactamente la clase de lugar que debemos proteger para nuestros hijos, y para sus hijos”. El cambio climático es una prioridad en la agenda del presidente estadounidense y es un problema con consecuencias tangibles en todo el mundo, incluida América Latina. Aún más importante, el cambio climático ha tomado impulso en la conversación pública diaria global, en especial luego de los históricos acuerdos de la Cumbre de Cambio Climático en París en diciembre pasado.
El mensaje sobre cambio climático que Obama publicó en Facebook tras su visita a Argentina.
En América Latina, el cambio climático tiene efectos negativos concretos sobre la salud, la producción económica, el trabajo y los patrones migratorios, entre otros. Inundaciones, sequías y altas temperaturas son algunos de los eventos climáticos más extremos causados por emisiones de gases de efecto invernadero que se están registrando con más frecuencia en la región.
En Brasil, la mayor economía y el país con más población de la región, las sequías tienen impactos negativos a largo plazo sobre los mercados de empleo locales y los patrones migratorios internos, según un estudio del BID que analizó más de 3.000 áreas locales. Usando datos de precipitaciones que se remontan a más de un siglo atrás, el estudio construyó índices de sequía contemporáneos e históricos. Esos datos luego fueron examinados junto a datos de cinco censos de población entre 1970 y 2010.
El estudio del BID brinda un amplio panorama sobre la forma en que los mercados de empleo locales responden a las sequías y explora sus consecuencias a corto y largo plazo para la producción agrícola. Revela que una mayor frecuencia de estos eventos extremos en la década anterior reduce el valor local agregado, el empleo y los salarios en el sector agrícola. Además, es probable que las sequías repetidas tengan consecuencias a largo plazo sobre los mercados de empleo locales al afectar la forma en que los trabajadores y las empresas eligen su ubicación.
Las actividades relacionadas a los sectores locales de manufactura y servicios también se ven afectadas: quienes trabajan en el rubro minorista, la construcción y los servicios legales, entre otros, enfrentan pérdidas de empleo y recortes de salario ya que hay menos trabajadores y las ganancias por empleado en las zonas locales son más bajas.
A largo plazo, las sequías llevan a parte de la población local a migrar, en especial los jóvenes y los hombres, lo cual causa una caída relativa de la población. Los grupos que son menos propensos a mudarse a otra zona son las personas mayores, las mujeres y los casados.
Las consecuencias negativas de las sequías pueden tener importantes implicaciones económicas para Brasil y los países con los que comercia. Durante el período analizado, las sequías fueron más frecuentes en el este del país, en especial en el noreste, y estas zonas representan alrededor de 24% del PIB del país y 27% de la población total.
También hay implicaciones para la distribución de la población en zonas rurales y urbanas. Los efectos significativos a largo plazo de la sequía sobre el empleo agrícola y los flujos de migración desde áreas rurales sugieren que el cambio climático podría ser un importante factor que influye en las tendencias de urbanización, según el estudio del BID.
Estos descubrimientos sólo le agregan urgencia a la necesidad de tomar medidas contra el cambio climático. No sólo 2015 fue el año más caluroso del que se tenga registro sino que además datos de la NASA divulgados este mes revelaron que las temperaturas promedio globales en febrero quebraron récords globales por un alarmante margen de 1,35 grados Celsius. Los expertos afirman que 2016 podría superar a 2015 como el año más caluroso del que se tenga registro.
Las implicaciones del estudio del BID van más allá de Brasil y dan sustento a la creciente preocupación sobre los efectos de distribución potencialmente amplios del cambio climático dentro de los países. Cuando los eventos climáticos extremos se vuelven más frecuentes, es probable que las áreas propensas a sufrir sequías padezcan una progresiva caída del empleo, mientras la población más joven se desplaza a otros sitios. Las zonas que reciben a los migrantes tienen que lidiar con las implicaciones de una población creciente, incluida una mayor demanda de vivienda y servicios públicos locales. Estos resultados podrían ser una importante herramienta para diseñar políticas efectivas para combatir el cambio climático en América Latina.
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