Nuevamente un desastre natural sacude a Chile. Un intenso terremoto, de intensidad de 8,4 en la escala de Richter, causó pánico entre la población, daños materiales y la irreparable pérdida de vidas. No obstante, hasta el momento, pareciera que los daños han resultado relativamente bajos para la magnitud y duración del sismo. Esto no es casualidad.
Chile no es ajeno a los movimientos telúricos, basta recordar el terremoto y posterior tsunami que aconteció el 27 de febrero de 2010, con una magnitud similar, que causó más de 500 fatalidades y daños económicos que fueron estimados en casi 19% del producto bruto interno según cifras de EM-DAT, un centro de estudios especializado. Estas cifras, aunque sin dudas lamentables, resultan menores que los dos terremotos que golpearon Nepal este año o bien, a la terrible destrucción que causó el terremoto de Haití en 2010, el cual generó daños materiales superiores a su producto interno bruto y más de 200,000 víctimas fatales.
Más allá de la evidente y tangible diferencia entre el tamaño y nivel de desarrollo de las economías de estos países, ¿qué atributos permiten que un país se vuelva a poner de pie y siga adelante después de un desastre natural, mientras que otro, sacudido por el mismo golpe, permanezca postrado y dependiente de la ayuda extranjera? En The Economics of Natural Disasters: A Survey analizamos algunos de estos atributos, los cuales, creemos han contribuido a que Chile logre minimizar los impactos de sus desastres naturales.
Un aspecto fundamental tiene que ver con la preparación. Derivado de su geolocalización y vulnerabilidad a movimientos sísmicos, Chile ha invertido en viviendas y obras de infraestructura más sólidas y resistentes a los sismos. En las redes sociales leí un tuit que decía: “Terremoto de 8.4 y ni un edificio en el suelo: Respetos para colegas arquitectos, ingenieros y constructores chilenos”. Faltó solamente incluir a los expertos en planificación urbana y a los legisladores que han incorporado esto a los códigos de construcción y aseguran su cumplimiento. Hacerlo no es trivial, porque desde el punto de vista de la economía política del asunto, no es fácil empujar legislación e inversiones que tienen un costo presente en aras de un beneficio difuso e incierto.
Los factores políticos, económicos e institucionales son muy importantes para la economía de los desastres naturales. Por ejemplo, el estímulo fiscal es un instrumento de política económica del que, en principio, disponen todos los países para hacer frente a una coyuntura adversa, independientemente de su origen. Pero lamentablemente muchos países a menudo carecen del “espacio fiscal” necesario en situaciones como esta. Este no es el caso de Chile que gracias a un buen manejo macroeconómico, ha logrado armar un colchón de recursos que le permite responder de manera directa a estas contingencias sin demoras y sin depender de la ayuda externa que a veces es limitada y lenta.
Hay más razones para el optimismo en Chile. Otra investigación del BID muestra que a menos de que un desastre natural sea muy grande y seguido por una revolución política, es poco probable que tenga efectos duraderos sobre el crecimiento económico. Ciertamente en Chile, con una economía diversificada y enorme capacidad de respuesta, es de esperar que este terremoto no tenga ninguna consecuencia económica significativa.
Claro está que todas estas consideraciones de poco o nada sirven para consolar a quienes todavía están tambaleándose con las pérdidas y mucho menos sirve de consuelo a quienes han perdido familiares o amigos, pero sí sirve para dar cierta medida de esperanza y un incentivo para seguir adelante con la ardua tarea de la reconstrucción.
Un desastre natural representa, sin duda, una de las experiencias más traumáticas que pueden experimentar los países. Sin embargo, dadas sus características económicas, políticas y sociales, Chile tiene la fuerza necesaria – como lo ha demostrado en ocasiones anteriores- para salir adelante y lograr reducir los daños materiales de los movimientos telúricos. #FuerzaChile
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Mayor información en :
- Catastrophic Natural Disasters and Economic Growth (The Review of Economics and Statistics, December 2013, Vol. 95, No. 5, Pages 1549-1561);
- The Economics of Natural Disasters: A Survey (International Review of Environmental and Resource Economics: Vol. 5:No 1, pp 63-102, 2011.);
- Foreign Aid in the Aftermath of Large Natural Disasters (Review of Development Economics, 18(3), 445-460, 2014)
- Prices and Supply Disruptions during Natural Disasters (Review of Income and Wealth, Volume 60, Issue S2, November 2014, Pages: S449–S471
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