La muerte de 17 obreros que trabajaban en la construcción de las instalaciones para la Copa Mundial de Fútbol de 2018 en Rusia, además de la falta de contratos de empleo y de las duras condiciones de trabajo en las obras, han llegado a los titulares recientemente. Han provocado denuncias de activistas de derechos humanos y han centrado la atención sobre los abusos laborales.
Sin embargo, Rusia no es el único país que no protege adecuadamente a sus trabajadores. América Latina también sufre de graves problemas en materia de seguridad laboral. Según un estudio global realizado para la Organización Internacional del Trabajo (OIT) basado en cifras de 2010, la tasa de accidentes de trabajo (con al menos cuatro días de ausencia laboral) fue de 6,5 por cada 100 trabajadores en los países de ingresos bajos y medios de las Américas, comparado con el 2,5 por cada 100 trabajadores en los países de ingresos más altos del mundo. Además, las muertes por lesiones en el lugar de trabajo (estimadas por cada 100.000 empleados) eran mucho más altas en la región, más del doble que en los países de ingresos altos en el sector industrial y cuatro veces mayor en el sector servicios.
Un estudio más reciente basado en encuestas sobre las condiciones laborales en Colombia, Argentina, Chile, Uruguay y América Central deglosa aún más el problema. Analizando la situación de los empleados no agrícolas que tienen un contrato por escrito, llega a la conclusión de que entre el 11,9% de los hombres en Argentina y el 50,9% de los hombres en Colombia respiran sustancias químicas durante su trabajo y una mayoría tanto de hombres como de mujeres en todos los países de la encuesta ejecutan movimientos repetitivos que pueden tener consecuencias negativas para la salud. Los porcentajes más altos de mala salud declarada por las mujeres son los de América Central (24,3%) y Chile (33,4%).
Aún así, esos resultados son subestimaciones. Esto se debe a que, como subrayan los autores, excluyen a los trabajadores agrícolas, que suelen tener peores condiciones laborales, y a los empleados del sector informal, que, según un estudio del BID, carecen de negociación colectiva, de mecanismos de protección, normas legales y regulaciones y monitoreo de las condiciones laborales. La informalidad laboral también está asociada con el empleo temporal, con largos horarios laborales y exposición a materiales peligrosos.
Durante la década del 2000, el auge de las materias primas, alimentado por la demanda insaciable de China, junto con el aumento de la inversión extranjera y del gasto público y privado, generó un aumento de la demanda de mano de obra de baja cualificación en América del Sur y propició una reducción de la informalidad.
Sin embargo, a pesar de esas mejoras, la informalidad laboral sigue asolando América Latina y el Caribe. Crea problemas no sólo a los jubilados -dado que más de la mitad de la población no cotiza en un sistema de pensión- sino también para los que están empleados activamente. En América Central, por ejemplo, más del 60% de los trabajadores no agrícolas en el sector informal y dos terceras partes carecen de cobertura de seguro social, según un estudio reciente. Los niveles más altos de mala salud, como se revela en el informe, se daban entre las empleadoras mujeres con menos de cinco empleados (un indicador aproximado de la informalidad) y sin cobertura de seguridad social (43%) y entre los hombres autoempleados que también carecían de cobertura de seguridad social (33,6%).
Estas carencias constituyen un fracaso moral y seguramente afectan la productividad y el crecimiento a través de numerosos canales. Sin embargo, una mezcla de reportes insuficientes por parte de las empresas, de sistemas deficientes de información del gobierno y una falta de criterios estandarizados para el análisis, dificultan extremadamente tanto la comprensión del problema como el diseño de mejores políticas para luchar contra ello. Con ese fin, una nueva iniciativa, lanzada por un grupo de expertos internacionales de América Latina, Estados Unidos, España y la Unión Europea, conocida como Red Experta ECoTES, ha diseñado una encuesta sobre las condiciones laborales, el empleo y la salud en América Latina y el Caribe para mejorar la calidad y comparabilidad de la información. Esta no es más que una pequeña aportación a lo que será necesario para abordar un problema enorme que ha sido tratado de forma deficiente.
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