El uso de tecnología en la educación: ¿Cómo identificar programas efectivos?

Por: Elena Arias Ortiz  y Julian Cristia

Continuando con nuestra contribución para generar más conciencia sobre la importancia de las evaluaciones en este #EvalYear, el día de hoy queremos compartir con ustedes el impacto de evaluar cuál es la mejor manera de incorporar tecnologías en la educación en América Latina y el Caribe.

Los gobiernos de la región han implementado una amplia gama de iniciativas con el objetivo de fomentar el uso tecnológico en las aulas. Alrededor 10 millones de computadoras portátiles han sido distribuidas a los estudiantes en las escuelas públicas, pero es tiempo de cuestionarnos: ¿Han facilitado el aprendizaje entre los estudiante? ¿Qué tipos de programas de tecnología en educación son más propicios para estimular el aprendizaje?

Existen un sinfín de mecanismos para incorporar tecnologías en las prácticas de la enseñanza, no obstante, para efectos de esta nota nos enfocaremos en dos amplias categorías: programas de uso guiado y programas de uso no guiado. Los primeros proporcionan una orientación clara sobre la frecuencia y el tipo de uso esperado, es decir, especifican materia, software y programación (las tres “S” en inglés: Subject, Software, and Schedule). Por otro lado, los programas de uso no guiado, se centran principalmente en la provisión de recursos tecnológicos necesarios, como computadoras, Internet y entrenamiento general.

¿Guiar o no guiar? Esa es la cuestión.

En el Banco Interamericano de Desarrollo hemos revisado críticamente la evidencia emergente para entender los impactos que se pueden esperar de estos programas y cómo maximizarlos. En nuestro estudio “El BID y la tecnología para mejorar el aprendizaje: ¿Cómo promover programas efectivos?” realizamos un análisis exhaustivo  para proporcionar recomendaciones sobre los programas que, en esta materia, debemos promover en la región.

En este sentido, ¿Los programas que guían el uso son significativamente más efectivos que los de uso no guiado o viceversa? ¿Cómo se comparan los efectos de estos dos tipos de programas con los que han surgido de otras intervenciones educativas?

Hace diez años, habría sido difícil responder a estas preguntas, pero esta situación ha cambiado ya que actualmente contamos con evidencia de al menos 15 sólidas evaluaciones que se han llevado a cabo en los países en desarrollo, clarificando los efectos de la tecnología en programas educativos.

Analicemos entonces los resultados de “Una laptop por niño” en el Perú y los resultados en India de un programa de uso guiado.

¿Pero, se generalizan estos dos ejemplos? Es decir, ¿los programas que guían el uso tienden a ser significativamente más efectivos? En términos generales, nuestro estudio revela que los resultados en los ejemplos descritos destacan un patrón: los programas que guían el uso de los recursos tecnológicos incrementan el rendimiento académico cuatro veces más que los que no guían el uso, especialmente eficaces en matemáticas y en lenguaje.

Los programas de uso guiado evaluados comparten ciertas características, como:

1. Uso de computadoras en las escuelas, no en las casas.
2. Equipo compartido. Los estudiantes comparten las computadoras y equipos. No es necesario disponer de un dispositivo por estudiante para lograr resultados.
3. Especialización. Los programas buscan fomentar los resultados del aprendizaje de los alumnos concentrándose en una sola materia (matemáticas o lenguaje, por ejemplo) y articulan todos los componentes (infraestructura, contenido y desarrollo profesional docente) para alcanzar ese objetivo.
4. La instrucción con las computadoras complementa el tiempo de clase regular y enfatiza ejercicios prácticos alineados con el currículo.
5. Atención técnica. Se espera que los instructores que conducen las sesiones resuelvan únicamente problemas logísticos y dudas sobre el software.

Como mencionamos en un principio, existe un sinfín de mecanismos para introducir tecnología en el aprendizaje, no obstante, para ponderar la eficacia de los programas de uso guiado con otros mecanismos combinamos nuestros resultados con los de una reciente revisión de evaluaciones rigurosas de una variedad de programas educativos en los países en desarrollo, tales como reducciones en el tamaño de las clases y formación docente. Curiosamente, la tecnología de uso guiado en los programas de educación fue la más efectiva en elevar el rendimiento académico entre los diez tipos de programas considerados.

Por el contrario, los programas de uso no guiado quedaron entre los menos efectivos, sólo superaron a programas que proporcionaron subsidios en efectivo a los maestros para comprar libros u otros insumos locales.

No todo lo que brilla es oro

Ahora, si bien es cierto que los programas guiados generan, en promedio, rendimientos educativos más altos, también es cierto que implican mayores “riesgos.” Si no están bien diseñados, pueden incluso perjudicar el aprendizaje del estudiante, lo cual denota la importancia de evaluar proyectos pilotos pequeños antes de embarcarse en expansiones a gran escala.

Los hallazgos de las evaluaciones realizadas en este área tienen importantes implicaciones políticas. La primera generación de tecnología en los programas de educación en la región ha sido exitosa, incrementando la presencia de herramientas tecnologías en las aulas. Ahora es tiempo de que todos los actores en esta área -sectores públicos y privados, ONG’s y organizaciones multilaterales- colaboren activamente para diseñar y aplicar programas eficaces y escalables para afrontar nuestro principal reto: mejorar el aprendizaje en la región.

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Para conocer más sobre la evaluacion visita “El BID y la tecnología para mejorar el aprendizaje: ¿Cómo promover programas efectivos?“