Una broma que siempre ha hecho reír a los lectores de la vieja tira cómica Peanuts, o Snoopy y sus amigos, es cuando Lucy sostiene la pelota para que Charlie Brown la patee, y justo en el último instante ella la retira haciéndolo caer de espaldas. La broma, que se repetía una y otra vez a lo largo de los años, resultaba bastante divertida debido al comportamiento absurdamente confiado de Charlie. ¿Acaso después de haber sido engañado una y mil veces por Lucy, no se daba cuenta de que ella lo engañaría una y otra vez y otra vez más y la siguiente?
La mayoría de las personas no son tan amables y tolerantes como Charlie Brown. Si son traicionadas, se vuelven desconfiadas. Además, cuando no cuentan con información sobre los demás, tienden a suponer lo peor: que todos a su alrededor son como Lucy. Eso es lo que les ha sucedido a muchas personas en América Latina y el Caribe donde solo una de cada diez personas cree que se puede confiar en los demás y solo tres de cada diez ciudadanos confían en su gobierno. De hecho, América Latina y el Caribe es la región con los niveles más bajos de confianza en el mundo.
La importancia de la confianza
La confianza es esencial para afrontar la desigualdad, el estancamiento de la productividad, el lento crecimiento, la delincuencia y el cambio climático. Solo la acción colectiva de los ciudadanos puede hacer frente a estos y a otros desafíos que se avecinan en la región. La confianza -que es la convicción de que las demás personas son honestas, responsables, de buena voluntad y que no actuarán de manera oportunista- es indispensable para la acción colectiva. Es esencial tanto para sacar a la región de las contracciones económicas provocadas por la pandemia COVID-19 como para crear sociedades más prósperas, inclusivas y democráticas.
En el marco de esta perspectiva, el informe Desarrollo en las América (DIA) 2021 del BID aborda los orígenes y las manifestaciones del problema de la confianza. Basado en el trabajo de innumerables académicos, el informe revela cómo el fomento de la confianza y el sentido de ciudadanía pueden reducir la informalidad, aumentar la inversión, la innovación y la participación en las cadenas globales de valor, así como acelerar el crecimiento y beneficiar la alineación de la política y las políticas públicas con las necesidades colectivas de los ciudadanos.
El informe titulado Confianza: La clave de la cohesión social y el crecimiento en América Latina y el Caribe muestra cómo la desconfianza permea y distorsiona un sinnúmero de interacciones tanto entre las instituciones públicas y privadas como al interior de estas. Las empresas que desconfían de que las reglas se establecen en aras del interés público y de que los demás las van a acatar, optan por seguir siendo pequeñas e informales en lugar de cumplir las leyes. Esto frena su crecimiento, reduce su productividad y crea una situación en la que uno de cada dos trabajadores de la región carece de beneficios de salud, desempleo y pensiones o tiene un acceso limitado a estos. Por otra parte, cuando las empresas desconfían de sus empleados, pensando que se van a aprovechar de ellas, prefieren contratar a familiares y personas de su entorno social en lugar de a los candidatos mejor calificados, reduciendo así el talento, la productividad y el crecimiento. Al no confiar en otras empresas, se integran verticalmente en lugar de confiar en las operaciones de mercado. En las sociedades donde reina la desconfianza, no basta con darse un apretón de manos. Los contratos se vuelven engorrosos y costosos. La desconfianza también alimenta la burocracia. Afianza las elevadas barreras de entrada que protegen a las empresas tradicionales de la competencia y socavan los incentivos de innovación y entrada a mercados prometedores para las demás empresas.
Individuos -y empresas- evaden impuestos, convencidos de que las tasas tributarias no se han fijado de manera justa y de que otros contribuyentes también las evadirán, privando con ello a los gobiernos de fondos muy necesarios. No utilizan el sistema bancario al grado que podrían porque desconfían de él. al igual que los bancos desconfían de los prestatarios, lo cual frena la inversión. Desconfían de los motivos y el compromiso de sus conciudadanos, lo que dificulta que se unan en organizaciones cívicas o en elecciones que den a conocer sus exigencias y hagan rendir cuentas a sus gobiernos.
Asimetrías de poder e información
Uno de los principales temas del informe es la forma en que las asimetrías de poder e información influyen en estos problemas. Si los individuos pagan un precio por incurrir en un comportamiento oportunista o incívico y son recompensados por demostrar un comportamiento contrario, es más probable que actúen de manera confiable. Pero los individuos no pueden frenar el comportamiento oportunista o incívico de los demás si no tienen la información necesaria, si no pueden observarla. Es más, incluso con la información necesaria, no pueden evitar el comportamiento oportunista si hay grandes desequilibrios de poder, si los poderosos pueden actuar con relativa impunidad.
Gran parte del informe se dedica a mostrar cómo se pueden superar estas asimetrías de información y poder para crear incentivos para sociedades más confiadas y dignas de confianza que también sean más dinámicas, productivas y equitativas. Con medidas que van desde reformas educativas y de comunicaciones hasta reformas judiciales y de los cuerpos de seguridad particulares, desde reformas de las agencias crediticias y reguladoras hasta las de los gabinetes del gobierno y otras instituciones del sector público, se brinda un panorama amplio y detallado de cómo lograr avanzar.
La confianza y los desafíos de la desigualdad y el crecimiento
La falta de confianza es crítica. En parte, es resultado de factores como el legado del colonialismo, la esclavitud, las dictaduras, las economías volátiles de lento crecimiento, la desigualdad, el trabajo forzado y los conflictos violentos, que están frenando a la región. América Latina y el Caribe se encuentra actualmente entre las regiones de más lento crecimiento en el mundo. Entre 1960 y 2017, los países de la región, en promedio, solo cerraron en cuatro puntos porcentuales la brecha en el ingreso per cápita que los separa de Estados Unidos, muy por debajo de los 47 puntos porcentuales logrados por los países de Asia del Este. La región es también una de las más desiguales. A pesar de los notables avances recientes, el 10% más rico de la población gana 22 veces más que el 10% más pobre, y el 1% más rico se lleva más del doble de los ingresos nacionales que en el mundo industrializado.
La confianza y el sentido de ciudadanía que la acompaña influyen significativamente en todos los factores clave del crecimiento y la desigualdad. Son fundamentales para solucionar el descontento generalizado de los ciudadanos que ha estallado en toda la región a raíz de cuestiones de tributación, pobreza y corrupción. Y son esenciales para abordar la transformación digital de la sociedad, el desafío existencial del cambio climático, la recuperación de la pandemia COVID-19 y una serie de otros desafíos sociales, políticos, económicos y ambientales.
Esperamos que este informe, al diagnosticar el problema de la confianza y proporcionar una hoja de ruta para la reforma, logre ayudar a crear sociedades más confiadas, más colaborativas y armoniosas. Confiamos en que podrá ayudar a forjar la cohesión y el sentido de propósito colectivo, tan necesarios para resolver los inmensos desafíos del siglo XXI.
Leave a Reply