En muchas partes del mundo, las lluvias torrenciales y las sequías prolongadas se han hecho más frecuentes e intensas con el cambio climático. Han provocado que los cultivos se marchiten en el campo o sean arrastrados por las aguas, han interrumpido el suministro de agua, han afectado el ganado, han deteriorado los equipos agrícolas y han cambiado drásticamente la infraestructura agraria. Las familias campesinas cuyo sustento depende de la tierra y los recursos naturales son las más vulnerables.
Las inundaciones de origen meteorológico no solo afectan la producción agrícola. También afectan a los niños de los hogares campesinos. En la actualidad, más de dos terceras partes de los 250 millones de niños que trabajan en el mundo lo hacen en el sector agrícola. Las perturbaciones provocadas por las lluvias pueden hacer que las familias campesinas saquen a sus hijos de la escuela para que se dediquen al trabajo remunerado o para que realicen tareas agrícolas en sustitución de la mano de obra contratada. Eso, a corto plazo, puede mitigar las dificultades económicas de la familia, pero puede tener graves consecuencias a largo plazo. La pérdida de educación formal y de tiempo de juego afecta tanto el desarrollo cognitivo de los niños como sus posibilidades de obtener mayores ingresos a largo plazo, lo que puede atrapar a las familias en ciclos de pobreza.
Fenómenos meteorológicos en Colombia
En un reciente estudio analizamos datos de Colombia en la última década a fin de comprender la relación entre los fenómenos meteorológicos extremos y las decisiones familiares que afectan el bienestar de los niños. También exploramos la cuestión de si la inclusión financiera podría ayudar a mitigar cualquier efecto adverso sobre la educación de los niños. Los datos sugieren que algunos mecanismos financieros como el seguro de activos, las remesas y la ayuda de emergencia pueden marcar una enorme diferencia, permitiendo a las familias mantener a sus hijos en la escuela y construir su capital humano de forma prometedora para su futuro.
Colombia es un país particularmente útil para este tipo de investigación. Debido a su posición entre los océanos Pacífico y Atlántico, es propenso a fenómenos meteorológicos extremos, causados por el patrón climático de El Niño-Oscilación del Sur. Los periodos de fuertes lluvias e intensas sequías llevan a este país a ser clasificado por el Índice de Riesgo Climático Global (2012) como el tercero más afectado del mundo por pérdidas económicas relacionadas con el clima. Por ejemplo, en agosto de 2021, las fuertes lluvias en la región de La Mojana al norte del Caribe colombiano, provocó la ruptura de una represa en el río Cauca, que afectó a más de 165.000 personas. Las fuertes lluvias e inundaciones registradas desde entonces en esa región han dañado miles de hectáreas de tierras productivas, destruyendo cultivos agrícolas, explotaciones ganaderas y piscícolas, y causando perjuicios económicos a decenas de miles de familias.
Analizamos la información de una encuesta longitudinal de los hogares colombianos (ELCA) y la cotejamos con datos meteorológicos oficiales del Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales (IDEAM) buscando estimar la relación entre los fenómenos meteorológicos extremos y las decisiones familiares en relación a sus hijos; más concretamente, entre la variabilidad meteorológica y el trabajo, las labores domésticas y la educación de los niños. Se observó que las perturbaciones provocadas por las lluvias incrementaron 5 puntos porcentuales la probabilidad de que los niños trabajaran y 9 puntos porcentuales el que realizaran labores domésticas, mientras que disminuyeron 4 puntos porcentuales la probabilidad de que asistieran a la escuela.
Políticas para reducir el trabajo infantil
Es esencial mitigar las presiones que sufren las familias que se ven obligadas a depender de los niños como mecanismo de supervivencia a corto plazo. El seguro de activos puede servir de colchón en caso de lluvias torrenciales, permitiendo a las familias disponer de recursos para salir adelante sin tener que sacar a sus hijos de la escuela. Se necesitan otras innovaciones en materia de políticas públicas para que los seguros agropecuarios y los préstamos temporales sean asequibles para los hogares campesinos. En algunos casos, los gobiernos tienen que presupuestar por adelantado fondos especiales para la asistencia en caso de desastre o gestionar acuerdos para la asistencia humanitaria por parte de organismos internacionales de cooperación y asistencia.
Las remesas del extranjero también pueden ser útiles para aliviar las interrupciones de ingresos derivadas de los fenómenos meteorológicos extremos. Según nuestros datos, los hogares que reciben remesas del extranjero tienen menos probabilidades de depender del trabajo infantil tras lluvias intensas. Los gobiernos pueden apoyar este mecanismo financiero facilitando el acceso de los migrantes a los servicios digitales de envío de remesas que ofrecen tarifas más bajas, mayor comodidad y transferencias más rápidas.
El crédito, en cambio, puede ser un arma de doble filo. Por un lado, puede facilitar el camino de una familia en tiempos difíciles, pero por otro, puede suponer una presión adicional para aquellas familias que tenían préstamos previamente. Nuestra investigación descubrió que los hogares sobreendeudados, que tenían más de dos préstamos formales antes de que se produjeran las lluvias intensas, fueron más propensos a recurrir al trabajo infantil. Esto puede ser cierto incluso en el caso de los padres que no tenían que pagar las matrículas escolares, ya que los demás costos relacionados con la escuela, como el transporte, los uniformes, los libros y los materiales, podían resultar inasequibles. Es necesario establecer subsidios para que los hogares más vulnerables puedan reestructurar sus deudas en caso de fenómenos meteorológicos extremos que perjudiquen su capacidad productiva y de consumo.
El papel atenuante de la inclusión financiera
La educación es una de las inversiones más importantes que una familia puede hacer para el desarrollo mental de sus hijos y su potencial económico a largo plazo. Sin embargo, se ve cada vez más amenazada por los fenómenos meteorológicos extremos derivados de la intensificación del cambio climático. Una conclusión importante de nuestra investigación es que la inclusión financiera en las zonas rurales debería ayudar a mitigar los efectos adversos de esos fenómenos, mejorando la capacidad de las familias para mantener su consumo, proteger sus ahorros y evitar mecanismos informales como el trabajo infantil a expensas de la educación de sus hijos. Los esfuerzos por garantizar que los adultos también reciban educación sobre los beneficios de tener y utilizar servicios financieros, como seguros de activos y préstamos bancarios de bajo costo, pueden marcar una enorme diferencia a la hora de salvaguardar la educación y el bienestar de la próxima generación.
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