En el sector de energía, la resiliencia refiere a la capacidad de este sector para resistir absorber, adaptarse y recuperarse de manera rápida y eficaz frente a potenciales trastornos. Estos pueden incluir fallos en los sistemas, desastres naturales, ataques cibernéticos, o cambios en la demanda. La pandemia de COVID-19 tuvo un impacto significativo en el sector energético y planteó desafíos importantes en términos de resiliencia, ya que hubo cambios en los patrones de consumo, volatilidad en los precios de los combustibles, interrupciones en la cadena de suministro y dificultades para atender a los consumidores.
A pesar de que la pandemia puso en manifiesto ciertas vulnerabilidades del sector energético y la prestación de servicios en América Latina y el Caribe (ALC), este fue resiliente ante los impactos de la pandemia del COVID-19. La resiliencia del sector durante la crisis se debió en parte a la rápida adopción de medidas por parte de los hacedores de política y reguladores para proteger a los consumidores y a las empresas prestadoras del servicio en el corto plazo. Al mismo tiempo, es evidente la necesidad de adoptar otras medidas que permitieran garantizar la resiliencia el sector energético en el largo plazo ante nuevas crisis similares al COVID-19.
A partir de este panorama, el Bien Público Regional (BPR) “De la crisis COVID-19 a la Resiliencia: Caja de Herramientas para Actores del Sector de Agua, Saneamiento y Energía en América Latina y el Caribe (ALC)”, fue concebido como una oportunidad para sistematizar las buenas prácticas y las lecciones aprendidas y consolidar el aprendizaje entre pares. Además,
el BPR buscó mejorar la capacidad de preparación, prevención, gestión del riesgo y, en definitiva, incrementar la capacidad de respuesta sectorial de los países participantes frente a los desastres de manera más eficiente y efectiva.
Este BPR benefició directamente a siete países de ALC: Bolivia, Chile, Costa Rica, Ecuador, Guyana, Honduras, y Panamá, a través de dos líneas de acción:
- La creación de una Caja de Herramientas con las medidas adoptadas por el sector para mitigar los impactos del COVID
- El desarrollo de casos de estudio en los países beneficiarios con el objetivo de incrementar la resiliencia del sector energético en el ALC.
Caja de herramientas “La energía: de la crisis del COVID 19 a la resiliencia“
El BPR apoyó la creación de una Caja de Herramientas que cuenta con datos claves que nos permiten tener una imagen del impacto de la pandemia sobre el sector energético regional y de las principales medidas implementadas para mitigarlo. Este trabajo realizado conjuntamente entre el BID y la Organización Latinoamericana de Energía (OLADE) y con el apoyo de los representantes de los siete países, recopiló y estructuró la información más relevante con relación a los consumidores de energía y a las propias empresas energéticas, así como las consecuencias de este particular contexto sobre el proceso de transición energética. La actividad se realizó utilizando únicamente datos abiertos oficiales y públicamente disponibles. La información se estructuró de manera muy amigable, en formato interactivo, y puede encontrarse en la página del Hub de Energía[1].
Casos de estudio para incrementar la resiliencia del sector energético
Las experiencias del sector de energía en los siete países que participan del BPR muestra al menos tres áreas en las cuales medidas concretas pueden contribuir a aumentar la resiliencia de los servicios eléctricos de la región:
- La planeación de riesgos
- La digitalización de los servicios;
- Las mejoras en las capacidades de los sistemas de energía eléctrica, asociadas tanto a mejoras tecnológicas como al impulso a energías renovables.
Es así como para cada país se desarrolló un caso de estudio de acuerdo con sus necesidades y prioridades durante la pandemia:
- El caso de Chile: “Apoyo para la actualización de protocolos de comunicación de emergencias para combustibles y electricidad”. Con base en el análisis del marco legislativo nacional, de diferentes experiencias internacionales revisadas y del testeo de protocolos junto al Ministerio de Energía, fueron definidas una serie de recomendaciones a los planes y protocolos que procuraron asegurar el suministro energético (electricidad y combustibles) a los usuarios finales en casos de crisis.
- El caso de Honduras: “Evaluación de la vulnerabilidad y efectos asociados al suministro de Energía Eléctrica”. Se realizó un análisis respecto a la vulnerabilidad y al riesgo asociados al suministro de energía eléctrica y su aprovechamiento, con la finalidad de proponer lineamientos y medidas de adaptación para una futura estrategia de gestión de riesgo climático.
- Ecuador: “Estudio para modernizar y automatizar la gestión comercial de las empresas eléctricas de distribución del Ecuador”. Se identificaron las áreas en las que debiera hacerse hincapié para permitir a las empresas distribuidoras mantener y mejorar la continuidad del servicio en condiciones de calidad y confiabilidad, asegurando la sostenibilidad financiera del sector eléctrico en cuanto a: atención al cliente; facturación; recaudación y control de pérdidas no técnicas.
- Bolivia: “Levantamiento de datos para el inicio del catastro solar en ciudades de Bolivia para impulsar la generación distribuida como medida de resiliencia del servicio de energía eléctrica”. Se elaboró un catastro solar en las principales ciudades de Bolivia: La Paz, El Alto, Cochabamba y Santa Cruz que muestra un alto potencial para la generación de electricidad a partir de paneles fotovoltaicos. Este potencial representa una nueva alternativa para Bolivia en términos de diversificación de su matriz energética y mejora de la resiliencia y calidad del sistema eléctrico. Sin embargo, para concretar este potencial, es necesario establecer incentivos adecuados que fomenten la inversión en proyectos de energía solar, tanto desde el sector público como desde el sector privado.
- Costa Rica: “Diseño de un proyecto piloto para mejorar la resiliencia de la red eléctrica de distribución mediante la instalación de sistemas de almacenamiento de energía por baterías (SAEB) en Costa Rica”. Se planeó un perfil de proyecto piloto para las empresas distribuidoras con interés en instalar SAEB, a partir de los resultados del estudio se plantearon recomendaciones para Costa Rica respecto de: (i) selección del circuito de distribución en donde instalar el SAEB; (ii) dimensionamiento y el tipo de SAEB; y
(iii) ubicación del SAEB. - Panamá: “Evaluación de la incorporación de almacenamiento descentralizado de energía para el apoyo a la resiliencia y la confiabilidad del sistema eléctrico de Panamá”. Se evaluó la incorporación de almacenamiento estacionario descentralizado de energía para el apoyo a la resiliencia y la confiabilidad del sistema de distribución eléctrica de Panamá, motivado por la problemática originada por las interrupciones de servicio ocasionadas a los clientes finales donde, en la mayoría de los casos, su origen proviene de fallas en las redes de distribución. La evaluación permitió concluir que el uso de SAEB puede ser costos efectivos en casos específicos.
Los resultados de los siete casos de estudio se consolidan en el documento “De la crisis COVID-19 a la resiliencia: herramientas para los actores del sector de energía eléctrica en América Latina y el Caribe”. Esta publicación resume las acciones tomadas para mantener la provisión de los servicios de energía adoptadas durante las extraordinarias circunstancias de la pandemia, así como las opciones de mejora identificadas para mejorar la resiliencia del sector. La publicación busca que los hacedores de política, reguladores, empresas públicas y privadas y la sociedad civil puedan preparase mejor para futuros shocks que afecten el sector de energía, aprovechando las experiencias de los siete países beneficiarios del BPR.
[1] https://blogs.iadb.org/energia/es/de-la-crisis-del-covid-19-a-la-resiliencia-caja-de-herramientas-para-actores-del-sector-energia-de-america-latina-y-el-caribe/
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