Simón Menéndez es Maestro, Pedagogo y Director de la Estrategia de Educación de Ashoka España una fundación sin ánimo de lucro que impulsa a los líderes de la innovación social para construir una sociedad capaz de generar cambio positivo a gran escala, miembro de la Coalición para habilidades del siglo 21 que busca promover el desarrollo de habilidades transversales en América Latina y el Caribe.
El reto es ampliar y adaptar el concepto de éxito escolar en la sociedad actual desde una perspectiva holística. El aprendizaje es la base sobre la que las sociedades construyen su futuro. Un futuro mejor, más justo, solo puede ser construido por personas que han aprendido a ser agentes de cambio desarrollando su aprendizaje de forma integral. Es momento de re imaginar la forma en la que aprendemos para transformar el mundo en el que vivimos.
Hoy en día nos encontramos en un momento histórico sin precedentes. Las preguntas a las que nos enfrentamos no son nuevas, pero sí toman un aspecto más transcendente al mismo tiempo que verdaderamente urgente, pues, somos capaces de ver de forma cercana parte del futuro que se avecina. Vivimos en un mundo inmerso en una inercia estructural en constante cambio. Cambios políticos, laborales, económicos y culturales que están influyendo a todos los países y las sociedades: Internet y la hiper-conectividad, el cambio climático, los procesos migratorios, las crisis económicas y el surgimiento de populismos. Este modelo está afectando a todos los segmentos e instituciones de la sociedad, incluso a la educación de nuestros hijos.
Nos encontramos en un proceso de reflexión que tendrá profundas consecuencias en nuestro modo de entender el futuro. Constantemente oigo y leo una pregunta en los grandes foros de innovación educativa: ¿Qué debería aprender un niño, niña o joven para enfrentarse al siglo XXI? Pero, esta pregunta suena extraña y deslavada, prefiero hablar de la necesidad de re-imaginar la forma en la que los niños, niñas y jóvenes aprenden no solo para adaptarse y sobrevivir en el siglo XXI, sino para transformarlo, para mejorarlo.
Como padres, profesores, tíos, o abuelos, todos buscamos que nuestros niños, niñas, y jóvenes, adquieran una serie de habilidades que les ayuden a desarrollarse como personas en la vida y a ser felices. El informe Delors (Delors, 1996), una de las grandes joyas escritas sobre este tema, ya en 1996, decía que la educación ha de posibilitar la formación integral de la persona, en cuatro pilares: aprender a conocer, a hacer, a ser y a convivir. Aunque en la mayoría de los casos estos dos últimos siguen siendo los grandes desconocidos de los sistemas educativos.
Hablando de innovación educativa, John Dewey señalaba que si enseñamos a los estudiantes de hoy como enseñamos ayer, les estaremos robando el futuro. Reflexionemos, entonces, y recorramos juntos la historia buscando claves en la tradición pedagógica para darnos cuenta de que esto no es algo nuevo, es una historia que se inicia hace siglos, como mínimo tenemos que remontar- nos al método socrático, y que continúa con Rousseau, Pestalozzi, Frobel, Bronson Alcott, Rabrindanath Tagore, Freinet, Dewey, Kilpa- trick, Montessori, Steiner, Decroly y Freire, entre otros. Como veis no nos hemos vuelto locos, no es algo nuevo y «súper» innovador, pero sí es algo acuciantemente necesario y anunciado especialmente en los últimos 200 años.
Por tanto, debemos evitar una enseñanza basada en la acumulación de datos inconexos para que el alumno los reproduzca en un examen, evaluaciones por indicadores tradicionales basados en el conocimiento y exámenes que, una vez finalizados, poco de lo escrito quedará comprendido significativamente. Ninguno estamos a salvo de esta corriente instrumentalizada del saber que ensalza la memoria de corto alcance y la amnesia futura. Por ello, es tan urgente proponer otras estrategias didácticas que ayuden a completar el propósito educativo, que impulsen también otras habilidades que contemplen la totalidad del ser humano, que formen ciudadanos felices, competentes y capaces de transformar el mundo.
Si queremos ser felices, la vida no puede ser trabajar o ir a la escuela toda la semana, y el sábado ir al supermercado. La humanidad busca propósito para construir un futuro mejor, busca cultura para disfrutar de la música, de la poesía, de la naturaleza y de la belleza.
Alumnos reporteros de Amara Berri (San Sebastian)
Dimensiones a desarrollar en modelos amplios de éxito escolar
Ahora bien, ¿Cómo conseguimos plasmar todo esto en un modelo educativo concreto? A través de la investigación mostrada en este estudio sobre once escuelas que trabajan estos modelos, hemos podido identificar aspectos en común y que se concretan en cinco dimensiones a desarrollar para ampliar y adaptar el concepto de éxito escolar a la sociedad actual. Estas dimensiones nos muestran la importancia del desarrollo personal y social; incluso como agentes de cambio con capacidad de transformar sus ideas en actos que mejoran su entorno, la importancia también del desarrollo en todos los ámbitos de la vida, también el laboral, sin olvidarnos del desarrollo de competencias, de la educación para la diversidad y del aprendizaje activo.
Como sociedad, necesitamos, urgente y desesperadamente avanzar en este sentido, el desarrollo de estas dimensiones nos permitirá crear experiencias de aprendizaje donde niños y jóvenes puedan convertirse en «changemakers» (agentes de cambio), personas con la empatía para ponerse en el lugar del otro e identificar situaciones problemáticas, personas capaces de colaborar y liderar con otros, de asumir un rol activo, crítico y creativo en busca de soluciones que mejoren su entorno. Estas experiencias solo pueden desarrollarse en un contexto real donde el niño participa activamente, como protagonista, creando impacto social, ambiental y cultural al mismo tiempo que aprende.
Profundizando más, la UNESCO en su documento «La educación para los Objetivos de Desarrollo Sostenible» cita que no se puede hablar de una educación de calidad si no prepara a los niños y niñas a dar respuesta a los retos individuales y colectivos del mundo en el que vivimos». La Agenda para el 2030 de Naciones Unidas y sus 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible adoptados en 2015 son una guía para aprender conjuntamente mientras trabajamos por el progreso, la sostenibilidad y la justicia. Para conseguir esos objetivos se proponen en este documento metas de aprendizaje con esta misma perspectiva integral para equipar a los alumnos con aprendizajes cognitivos, socioemocionales y conductuales.
Una educación holística, por tanto, no se puede imaginar sin este propósito de la educación, estos fundamentos y concepto de calidad. Debemos innovar con sentido. Y si no, ¿para qué sirve la educación? A esta pregunta, Paulo Freire responde que la educación es la verdadera praxis, reflexión y acción del hombre sobre el mundo para transformarlo (Freire, 1971). Yo quiero que mis hijos aprendan a poner su empatía en acción, a movilizarse y a aventurarse a cambiar las cosas en vez de girar la cabeza hacia otro lado. Personas activas preocupados por los demás y por el planeta. Para que tengan éxito personal y profesional.
Identificación de palancas para un éxito escolar más amplio
Llegados a este punto, habiendo dado respuesta por mi parte a la pregunta: ¿Qué podemos entender por calidad educativa? Claramente podemos decir que, perseguir un modelo que entiende el éxito educativo de forma más amplia y no polarizada, implica demandar una pedagogía transformadora y orientada a la acción. Una educación de calidad y holística «requiere dejar un modelo basado en enseñar y avanzar hacia uno cuyo foco se encuentra en aprender».
Sentar los principios básicos de este modelo educativo que hemos presentado en el citado informe: ¿Para qué educamos? Estudio sobre las bases de un marco amplio de éxito escolar (4), conlleva trabajar en los centros nueve prácticas que ya están impulsando un éxito escolar más amplio y que hemos identificado a partir de la investigación en once centros de referencia en innovación educativa:
Los modelos de estos centros desarrollan un aprendizaje autónomo, que pasa de poner el foco en el profesor a ponerlo en el alumno. Un alumno activo que descubre y comparte su propio aprendizaje (5). El rol de profesor es de guía y apoyo (6). Reforzamos así́ la autonomía (7) y responsabilidad del alumno sobre su aprendizaje, promoviendo el liderazgo interno y la reflexión, y proporcionando un apoyo más personalizado por parte del profesor (8).
Estas escuelas impulsan la participación y la colaboración, y apuestan por el aprendizaje cooperativo como metodología integral de centro. En esta, cada alumno tiene una función, creándose conexiones y dependencia mutua entre ellos que facilita el desarrollo de habilidades sociales y cívicas.
Indispensable es la orientación hacia la resolución de problemas y la interdisciplinariedad que podemos ver en el aprendizaje basado en proyectos. Las metodologías de trabajo globalizado que personalizan el aprendizaje son muchas, pero el trabajo por proyectos, bien estructurado, permite secuencias largas que integran diferentes disciplinas y pueden vincularse con otras acciones como con el Aprendizaje-Servicio o la metodología Design for Change. Con ello motivamos al alumno y aumentamos su implicación en el proyecto para estimular su iniciativa, su autonomía y una mentalidad abierta.
Figura 1. Dimensiones a desarrollar en modelos amplios de éxito escolar (PWC, Ashoka, COTEC y URJC (2017).)
Figura 2: Elementos clave en el desarrollo de un marco más amplio de éxito escolar. (10)
La tutoría como fundamento principal es una herramienta que proporciona una conexión más personalizada con el alumno, no como una figura menor, complementaria, o que pone su esfuerzo solo en temas curriculares, sino como una tutoría comprometida con el aprendizaje del alumno que llega más allá de lo académico.
Son escuelas que proporcionan un entorno inclusivo y que atiende a la diversidad de los alumnos con diferentes capacidades y necesidades facilitando el desarrollo su máximo potencial. En la propia aula el proceso de aprendizaje se adecua a las diferentes realidades de los alumnos.
«Para educar un niño es necesaria toda una tribu», reza un proverbio africano. La cooperación entre el centro, las familias y la comunidad es vital y por ello estas escuelas aumentan su compromiso y participación con otros agentes. Estos modelos entienden el aprendizaje como un proceso integral, que no se limita sólo al tiempo o espacio de la escuela. Las escuelas no tienen ya fronteras en sus patios. En este proceso, la escuela entabla relación con los demás entornos y promueve actividades cocreadas con agentes externos e incluso impulsa la coordinación de aprendizajes en contextos no formales.
Estas escuelas adoptan un verdadero currrículum competencial. Y, esto, nos obliga a rediseñar la forma en la que aprendemos, la manera en la que evaluamos el aprendizaje, el rol del docente y la organización del centro y el sistema. Se evalúan competencias para complementar la evaluación académica y ser conscientes de los resultados de aprendizaje que se dan más allá del rendimiento académico. Para ello, los centros utilizan rúbricas propias generadas por el alumno o el profesor. Estas no solo se limitan a recoger conocimientos o habilidades personales, sino que preparan al alumno para la vida en sociedad, o el respeto por el medio ambiente.
El uso de los procesos de evaluación como ayuda para aprender. Es indispensable que los alumnos tengan control de su propio aprendizaje y se impliquen activamente —que aprendan a aprender—. La llamada «evaluación formativa» señala que los procedimientos de evaluación contribuyan al aprendizaje del estudiante, y no solo a medirlo. Se busca también que se conviertan en personas reflexivas, partícipes y responsables de su propio proceso educativo. (Boud, 1991)
Autoevaluación, evaluación entre iguales y del profesorado. Si como hemos dicho, un modelo de educación holística requiere desesperadamente pasar de enseñar a aprender, y esto nos obliga a rediseñar también la forma en la que evaluar, debemos dar un salto más allá de la tradicional evaluación de la materia por contenidos, hacia la autoevaluación —los estudiantes evalúan su propio aprendizaje—, la evaluación entre iguales —recoge opiniones y críticas constructivas de los compañeros—, y la evaluación del profesorado —los profesores emiten una evaluación en conjunto—.
Como conclusión, no puedo terminar sin decir que todo niño o niña tiene derecho a una infancia feliz, a ser escuchado y debería tener derecho a descubrir el potencial que tiene para mejorar su entorno. Este potencial es básico en una educación holística y que permita al alumno empoderarse. Despertar ese potencial va unido a una transformación (Carneros, S., 2018.) como agente de cambio que comienza en uno mismo siendo protagonista de su aprendizaje para desarrollar- se plenamente como persona en sociedad.
Debemos recuperar esa constante búsqueda del «por qué́» que nos une y nos conecta. Una búsqueda en la que, como dijo Paulo Freire, reflexionamos sobre lo que somos y sobre la situación en la que vivimos, de tal forma que emergemos de la propia realidad para transformarla. Imagina millones de personas preguntándose «por qué́», conectándose, aprendiendo juntos, inspirando a otros. Este es el camino por el que la humanidad ha transitado desde hace milenios, es el camino que nos llevará allí donde todavía no hemos estado.
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*Nota: Esta artículo se publicó originalmente en Cuadernos de pedagogía, ISSN 0210-0630, Nº 500, 2019 y se vuelve a publicar con el permiso del autor.
El contenido del Blog ,SENTIDO DE APRENDER- encamina una MIRADA EDUCATIVA interesante, que exigirá de los centros educativos en general implementar un proceso reactualizante del docente.
Uno de los aspectos fundamentales es la resiliencia, promovida a través de una intervencion psicosocial:
Meta-objetivos de la intervención psicosocial
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La intervención psicosocial, además de ser deseada por las personas y colectivos a que va dirigida y tener como único fin el bienestar de los mismos; debe estar orientada por principios generales que constituyen metaobjetivos de la misma y que, siguiendo a Argyris, pueden enunciarse de la siguiente manera:
1. Como resultado de la intervención, el sistema debe comenzar a generar fluidamente información válida para su funcionamiento.
2. Comienza a decidir sus propias estrategias con un alto grado de independencia.
3. Aumenta sensiblemente su involucración afectiva, su participación en la tarea de solucionar sus propios problemas.
La importancia del modo de vida en la determinación de la salud se esta convirtiendo en una verdad generalmente aceptada y casi en un lugar común en la medicina actual. Dejando a un lado las discusiones terminológicas, resulta evidente que los conocimientos actuales conducen a conclusiones que se apartan de las concepciones en boga sobre lo que debe ser el modo de vida sano.
Por lo visto ya no se puede basar el modo de vida sano solamente en la práctica de ejercicios físicos y en determinados hábitos de consumo ( fumar-no fumar, consumir o no determinadas grasas etc, etc.), sino que hay que adentrarse en otras esferas más complejas del ámbito psicosocial; no sólo para lograr una “paz de espíritu” o “salud mental”, sino para lograr en primer lugar la salud somática, la de los órganos y sistemas del organismo.
Creer en la salud como desarrollo del potencial humano, en la perspectiva de la resiliencia, es dar por sentado que en el hombre existe una esencia de valores humanos y que en todos existe la necesidad de desarrollar esos valores. La enfermedad como distorsión de esos valores marcaría el camino a seguir en sentido contrario para alcanzar la salud
El camino para alcanzar la salud es un proceso de evolución que va desde la falta a la completud, del error a la verdad, de la ignorancia al conocimiento y del defecto a la virtud ( lo que se ha llamado psicología positiva) . No olvidemos que, “es la convicción de la capacidad del otro para generar sus propios recursos, para diseñar su vida; es la confianza en que esto es posible aun en las peores condiciones, lo que permite una conexión transformadora para todos los involucrados” (Fuks, 1999).
Si bien es cierto que las acciones que haya que emprender dependerán de los recursos disponibles y del estado actual de la atención en salud. Necesitamos claros lineamientos de política y programas que deben formularse partiendo de información actualizada y fiable acerca de la comunidad, los indicadores de salud, los tratamientos eficaces, la estrategias de prevención y promoción y los recursos de salud, a ser revisados periódicamente para modificarlos o actualizarlos si es preciso. Pero hay dos aspectos que queremos proponer , tomarlos en cuenta nos parece fundamental:
1. Evaluación de la capacidad promocional y preventiva del establecimiento de salud /comunidad de salud, en base al modelo de cuatro indicadores propuesto por Martínez y Cobarrubias que permite evaluar, diseñar intervenciones, estrategias y políticas públicas
La mejor política de prevención y promoción en los establecimientos es la promoción y desarrollo de la comunidad de salud de modo que se constituya en un contexto que asegure calidad de vida y bienestar psicológico a sus miembros, el desarrollo de sus competencias sociales y el manejo de problemas de salud
Los indicadores para medir la capacidad y competencia preventiva y promocional de los centros o establecimientos de salud, serían los siguientes:
1. Capacidad de inserción contextual
2. Reglas fundantes que establecen el campo de lo posible para las acciones e interacciones promocionales y preventivas (genoestructura)
3. Capacidad instalada para producir actividades preventivas y promocionales (fenoestructura)
4. Flujo de producción de actividades promocionales y preventivas concretas (fenoproducción)
Los resultados se expresan en un índice cuyos valores oscilan entre 1 y 5 y el establecimiento de un promedio, que se equilibra de acuerdo a una distribución de peso, que se realiza en función de criterios de orden teórico. Los indicadores Inserción Contextual y Genoestructura, 20% cada uno y los de Fenoestructura y Fenoproducción, 30% cada uno. Estableciéndose finalmente el Nivel de Capacidad Promocional y Preventiva: en una escala de 1 a 5 ( muy baja, baja, mediana, alta y muy alta capacidad).
2. Otro indicador importante se refiere al personal de salud, es fundamental estructurar programas que desarrollen su capacidad de respuesta al consumidor. Consideramos un perfil básico ( evaluable con el Inventario de Barrett- Lennard):
1. Comprensión empática: Concebida como el grado en el cual una persona es consciente de lo que en este momento le ocurre a otra persona internamente.
2. Nivel de aprecio: Definido como el componente afectivo de la respuesta de una persona hacia otra. Tenemos que afianzar los sentimientos “positivos” (respeto, simpatía, aprecio, etc) frente a los negativos (desagrado, impaciencia, desprecio, etc)
3. Autenticidad. Lo que muestra una persona en una relación determinada con otra persona; definiéndose como el grado en el cual la primera se halla funcionalmente integrada en el contexto de su relación con la segunda.
4. Incondicionalidad del aprecio. Concepto que se relaciona específicamente con el grado de variabilidad que exista en la respuesta afectiva de una persona con respecto a otra. En su polo positivo implica, que todas las experiencias del consumidor nos afectan como igualmente dignas de consideración positiva. En el polo negativo supone imponer nuestra escala de valores, y considerar algunas de sus vivencias dignas de aprecio y otras no.
El perfil lo definimos como indicador de competencias para promover resiliencia., en distintos contextos de salud, educativos, sociales y otros.
La atención comunitaria tiene mejores efectos que el tratamiento institucional en el pronóstico y calidad de vida de las personas con trastornos o enfermedad incrementando:
1) Autoestima, autoeficacia, creatividad, humor y autoafirmación.
2) Actitudes que le permitan identificar necesidades de los demás,
3) Conductas prosociales,
4) Capacidad de expresar y negociar sus opiniones con relación a temas que les conciernen
5) Actitudes positivas en relación a características personales y de su propia cultura.
6) Estándares de calidad de vida en términos de bienestar subjetivo y un ambiente saludable.
7) Opciones para crear o ampliar sus redes de soporte social.
8) Disposición para identificar sus recursos propios, tanto personales como comunitarios, y utilizarlos para su desarrollo personal y social.
9) Estilos de vida saludable
10) Conductas resilientes ( de individuos , familias y comunidad)
Felicitaciones
Sería importante que pudieran hacer un análisis de toda esta tendencia y deseo de cambio de la educación respecto a los niños y niñas con tdah, Tea, dislexia, trastornos del aprendizaje: donde y cómo caben aquí, qué tendrían que hacer las escuelas para que realmente los “incluyan” y respeten su diversidad , proceso y ritmo de aprendizaje.
Ya que la realidad actual muestra que los centros educativos llámense alternativos o de nuevas pedagogías etc NO saben abordar asertivamente a estos niños y niñas con estas condiciones, y toda la carga queda en la familia.
Gracias.
Se me hace muy interesante como la reflexión sobre el cambio de la educación toma otro sentido y se tienen en cuenta los conicimientos de personas dedicads a la Educacion, pero proyectadas en un futuro inmediato y que se tiene en cuenta la relacion del conicimiento del alumno como tal y de la actualizacion del profesor con sus nuevos medios tecnologicos sin olvidar la humanidad del Ser. Gracias.
Excelente artículo
Total coincidencia, Consciente de que “La educación es la mejor herencia que los padres podemeos dejar a nuestros hijos” y que “El aprendizaje es la base sobre la que las sociedades construyen su futuro” En consonancia con ello, y siendo un derecho humano y responsabilidad de los Estados, garantizar una educación de calidad para su población; se hace necesario, que los paises de todo el mundo, y de manera particular, los de Americalatina y el Caribe, adopten como política de Estado, el cambio del paradigma de contenidos o educación bancaria al paradigma de la acción, desde una perspectiva holística, socio emocional, por competencia y atendiendo la diversidad, a fin de formar personas capaces de detectar problemas y plantear alternativas de solución y mejora a nivel individual y social.
Excelente información.