Quizás siempre estuvo dentro de ella, algo intrínseco, una voz en su interior que la empujaba a superar los obstáculos. O, quizás, era la voz de su madre que la animaba a continuar, asegurándole que la educación iba a ser su camino al éxito. La mayoría diría que el viaje de Marta Palacios de señora de limpieza a doctora en Educación es nada menos que extraordinario. Pero su historia personal sólo confirma lo que siempre ha creído: cualquier cosa es posible a través de la educación.
La escuela nunca fue un reto para la joven Marta, que creció en un pequeño pueblo salvadoreño. Tomaba apuntes en clase y memorizaba con facilidad las lecciones de sus profesores. La memorización que caracterizó su temprana educación, le resultó fácil. En poco tiempo se graduó y ella misma se convirtió en maestra, iniciando su carrera en su lugar natal, El Salvador, sin intenciones de abandonar su país.
Sin embargo, la violencia y la inestabilidad política cambiaron sus planes y la trajeron a Estados Unidos a los 19 años. Al igual que el miedo a la violencia, que impide que algunos estudiantes de América Latina y el Caribe vayan a la escuela, la Dra. Palacios dice que fue ese mismo temor por su seguridad fue el que la llevó a abandonar el único hogar que había conocido. Siendo todavía una adolescente, se vio de repente en un nuevo país, inmersa en una lengua y cultura extranjeras.
La Dra. Palacios encontró trabajo en hoteles de Washington, D.C. y comenzó a aprender el inglés por su cuenta leyendo el periódico el Washington Post. Impulsada por su compromiso con la educación, estaba determinada a volver a enseñar incluso si eso significaba tener que regresar a la escuela a tiempo parcial por las tardes después del trabajo. A pesar de que siempre había sido una buena estudiante, Palacios se dio cuenta que tenía más que la barrera del idioma que superar el fin de obtener su título universitario. “Yo nunca había escrito un ensayo”, recordó reflexionando sobre su experiencia educativa en una época en la que la memorización y la repetición, en lugar del análisis y el pensamiento crítico, eran las prácticas pedagógicas más comunes. Le tomó 8 años, pero terminó su licenciatura en Educación y no se detuvo ahí.
Llegó a ganar un título de doctorado en Educación Especial Bilingüe y ha sido reconocida a nivel nacional por su trabajo como directora en el sistema de escuelas públicas en Washington, D.C. La Doctora Palacios está creando las oportunidades educativas para sus estudiantes, que ella misma no tuvo en la escuela. Estos participan en un programa de lenguaje dual innovador en el que tienen su temario tanto en español como en inglés. Una de las claves del éxito ha sido formar estrechas relaciones con los padres, vinculándolos en la toma de decisiones y en el empoderamiento de sus hijos para obtener el rol de liderazgo en su educación.
La Dra. Palacios lamenta que muchas comunidades sigan luchando para mejorar la calidad educativa y la seguridad en las escuelas, tanto en El Salvador como en Estados Unidos. Hoy en día, tan sólo el 40% de los estudiantes salvadoreños se gradúa de secundaria. Lamentablemente, las tasas de graduación de secundaria no son mucho más altas en la capital de Estados Unidos, donde Palacios trabaja en la actualidad. De hecho, Washington, D.C. tiene una de las tasas más altas de deserción escolar del país. Sin embargo, una educadora dedicada como la Dra. Palacios da la esperanza de que esta situación pueda cambiar. Ella no solo ha desafiado las probabilidades de llegar a los niveles más altos de logro profesional, sino que también mientras tanto ha marcado la diferencia en la vida de muchos otros.
Publicado originalmente en la página web de Graduate XXI: http://www.graduatexxi.org/la-historia-de-marta-palacios/
Horacio.hc dice
Es un texto que narra una historia muy interesante, la cual puede ser utilizada para motivar a nuestros estudiante para que comprendan que con voluntad, dedicación y persistencia en el estudio,lograr grandes cambios es posible. En nuestra Colombia hay, y puede haber muchos y muchas MARTAS PALACIOS.
Rogelio Camilo dice
Decía Albert Einstein que “hay una fuerza motriz más poderosa que el vapor, la electricidad y la energía atómica: la voluntad”, la historia de la Dra. Palacios es un gran ejemplo de ello. La pregunta es ¿cómo podemos inyectar esa voluntad en los estudiantes que muchas veces se ven en situaciones como las de la Dra. Palacios?