El rendimiento de los alumnos en los exámenes estandarizados suele ser la principal medida de calidad escolar. Sin embargo, ¿es cierto que los centros educativos que mejoran los resultados de los exámenes académicos son los mismas que también tiene un impacto en resultados importantes a largo plazo como, por ejemplo, reducciones en delincuencia y comportamientos de riesgo, o el incremento en la asistencia a la universidad y la mejora de los ingresos?
Muchas decisiones importantes (como el cierre de escuelas, el diseño de los sistemas de remuneración del rendimiento de los profesores y los procedimientos de responsabilidad de las escuelas) se basan a menudo en las mediciones de los resultados de los exámenes.
Estos parámetros pueden ser simples promedios de los resultados de los exámenes o medidas más sofisticadas de la eficacia de la escuela para mejorar los resultados de los exámenes. Las medidas más sofisticadas se aproximan a la contribución específica de cada escuela a la mejora de los resultados de los alumnos y suelen denominarse valor añadido.
Sin embargo, si las escuelas que mejoran los resultados de las pruebas académicas no fueran las mismas que también mejoran los resultados importantes a largo plazo, basar las decisiones de política únicamente en los resultados de los exámenes (lo que es habitual) no contribuiría a mejorar resultados no académicos de largo plazo que los responsables políticos y los padres podrían valorar.
¿Pueden interpretarse los resultados de los exámenes como una medida holística de la calidad escolar?
En un estudio publicado recientemente en la Review of Economic Studies, del que son autores Diether W. Beuerman (Banco Interamericano de Desarrollo), C. Kirabo Jackson (Northwestern University), Laia Navarro-Sola (Stockholm University) y Francisco Pardo (University of Texas at Austin), utilizamos datos administrativos que cubren toda la población de Trinidad y Tobago para responder, por primera vez, esta pregunta fundamental.
Nuestro estudio muestra que las escuelas contribuyen de manera significativa a las trayectorias de muchos resultados académicos y no académicos, como los resultados de los exámenes, el abandono escolar, la delincuencia juvenil, la maternidad adolescente y el empleo formal de los adultos.
Sin embargo, la relación entre las contribuciones de cada escuela a la mejora de los resultados de los exámenes y las contribuciones de las mismas escuelas a la mejora de otros resultados es sorprendentemente baja.
Por ejemplo, las correlaciones entre las mejoras en las puntuaciones de los exámenes y las mejoras en otros resultados importantes como la finalización de los estudios, la disminución de la maternidad adolescente o el empleo formal en la edad adulta se sitúan entre 0,04 y 0,15.
Estos resultados implican que el espectro de resultados escolares es multidimensional. En tal sentido, las escuelas que mejoran los resultados de los exámenes no suelen ser las que también mejoran los resultados relacionados con el bienestar más amplio de los adultos (algo que los padres valorarían).
En consecuencia, los hacedores de política deberían ser cautos (y reflexivos) a la hora de utilizar los indicadores de los resultados de los exámenes como única medida en los sistemas de rendición de cuentas y en los sistemas de incentivos salariales, y deberían adoptar, en cambio, una visión más holística de la calidad escolar.
¿En qué se fijan los padres a la hora de elegir los colegios para sus hijos?
Nuestro estudio también trata de comprender mejor las preferencias de los padres por las escuelas. Para ello, relacionamos las listas de colegios priorizados por los padres con las contribuciones estimadas de cada centro educativo a la mejora de los diferentes resultados académicos y no académicos.
Nuestros resultados revelan varias conclusiones novedosas:
- Los padres de los niños de mayor habilidad académica asignan clasificaciones más altas a los colegios que presentan contribuciones relativamente mayores a la mejora de los resultados de los exámenes.
- Si se observan los resultados no académicos, los padres también privilegian a las escuelas que reducen las tasas de arresto juvenil, los nacimientos en madres adolescentes y aumentan la participación de los adultos en el mercado laboral formal.
Estos resultados sugieren que los padres utilizarían medidas razonables de la calidad de la escuela cuando toman decisiones de inversión para sus hijos, un requisito para que se materialicen los beneficios potenciales de políticas basadas en la libre elección de escuelas.
El hecho de que los padres no sólo elijan las escuelas que mejoran los resultados académicos, sino también a las que mejoran los resultados no académicos y a largo plazo, sugiere que los beneficios de la elección de escuela pueden extenderse a una amplia gama de resultados más allá de los resultados de los exámenes.
Este hallazgo implica, por tanto, que las evaluaciones de las políticas de libre elección de escuelas basadas únicamente en los resultados de los exámenes pueden inducir a error sobre los efectos de bienestar de estas políticas.
También documentamos diferencias clave en las elecciones entre los padres de alumnos de baja y alta habilidad académica. Los padres de los alumnos de baja habilidad valoran las escuelas que son eficaces para mejorar los resultados no relacionados con los exámenes relativamente más que las escuelas que son eficaces para mejorar los resultados de los exámenes. Lo contrario es cierto para los padres de los alumnos de alta habilidad académica.
Esto sugiere que las fuerzas del mercado pueden impulsar la competencia para aumentar los resultados de los exámenes entre las escuelas que atienden a poblaciones de alto rendimiento académico y para aumentar los resultados no académicos entre las escuelas que atienden a poblaciones de bajo rendimiento académico.
Si estas diferencias reflejan las verdaderas preferencias de los padres, esto puede ser eficiente. Sin embargo, si reflejan diferencias en la información, puede ser valioso ayudar al proceso de elección de la escuela con el suministro de información a los padres sobre la eficacia de las escuelas en la mejora de una amplia gama de resultados académicos y no académicos (en lugar de sólo los promedios de los resultados de exámenes de la escuela).
Esto podría mejorar las decisiones de todos los padres y, en consecuencia, aumentar las posibles eficiencias de asignación y los beneficios competitivos de los sistemas de libre elección de escuelas
Y tú, ¿qué criterios utilizas para medir la calidad escolar? ¡Déjanos tu comentario!
Héctor Manuel Soto Vanegas dice
Los resultados de los exámenes, no son suficientes para determinar la calidad educativa, ya ue la educación es un proceso integral, que también demanda la educación formativa en valores, para el buen vivir.