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Más que una comida: por qué los programas de alimentación escolar son clave para la nutrición

September 10, 2025 por Marie Evane Tamagnan - Milena Dovali Delgado Deja un comentario


Los programas de alimentación escolar no solo nutren a millones de niños en América Latina y el Caribe: también alivian el presupuesto familiar y fortalecen la resiliencia de los sistemas alimentarios.Summary: 

  • Las comidas escolares reducen el costo de una dieta saludable a más de la mitad: nueva evidencia muestra su poder para nutrir a los niños y apoyar a las familias.
  • En Guatemala y Perú, menús escolares diversos redujeron el costo de la dieta hasta en un 62%, al tiempo que mejoraron la nutrición y el bienestar de los niños.
  • Cuando están bien diseñados, los programas de alimentación escolar potencian el aprendizaje, mejoran la salud y fortalecen la resiliencia de las familias y de los sistemas alimentarios en toda América Latina.

Cada día, millones de niños en América Latina y el Caribe llegan a la escuela con hambre. Para muchos de ellos, la escuela es el único lugar donde reciben una comida nutritiva. Existe amplia evidencia de que estos programas mejoran la educación y la salud de los estudiantes. Pero para millones de familias, el almuerzo escolar no solo significa nutrición: es un alivio fundamental para el presupuesto del hogar. Lo que no estaba del todo claro era cuánto dinero realmente ahorran estos programas y cómo se pueden diseñar para lograr el mayor impacto posible en la salud infantil, las finanzas familiares e incluso en el planeta.

La urgencia es evidente. En la región, 58,1 millones de personas (8,7%) viven en inseguridad alimentaria severa. Al mismo tiempo, el 8,6% de los niños menores de cinco años tienen sobrepeso, y esta cifra se eleva al 30,6% —unos 49 millones— entre los niños en edad escolar y adolescentes, casi el doble del promedio mundial en la adultez. Estos retos superpuestos subrayan la necesidad de soluciones que mejoren la nutrición, protejan la salud y fortalezcan la resiliencia de las familias.

El Banco Interamericano de Desarrollo (BID), junto con el Programa Mundial de Alimentos (PMA), publicó recientemente nueva evidencia sobre cómo la alimentación escolar puede lograr un impacto aún mayor. Sabemos que estos programas funcionan. La evidencia nos muestra cómo pueden funcionar mejor—mejorando la nutrición, aliviando el presupuesto familiar y reforzando la resiliencia ante futuras crisis? 

Nuestra nueva publicación “Más que una comida: cómo los programas de alimentación escolar pueden mejorar la nutrición y los sistemas alimentarios sostenibles – Resultados del análisis Fill the Nutrient Gap en Guatemala y Perú”, profundiza en este tema y da continuidad al “Estado de la Alimentación Escolar en América Latina y el Caribe 2023”, también elaborado por esta alianza, que mapeó el estado, los desafíos y las oportunidades de estos programas en la región. 

Una mirada más profunda a la economía de las comidas escolares

Utilizando la metodología Fill the Nutrient Gap (FNG) en Guatemala y Perú, combinamos precios locales de alimentos, datos de consumo y requerimientos nutricionales para calcular el costo mínimo de una dieta saludable y analizar cómo distintos diseños de menús escolares podrían abaratarla, al tiempo que apoyan sistemas alimentarios sostenibles. El objetivo es ofrecer a los responsables de política pública evidencia concreta para fortalecer uno de los programas de protección social y nutrición más importantes de la región.

El enfoque de FNG para modelar las intervenciones basadas en la escuela

Resultados clave en Guatemala y Perú:

Los hallazgos son contundentes: las comidas escolares pueden reducir el costo de una dieta nutritiva a más de la mitad.

  • En Guatemala, menús diversos redujeron los costos en 62% para niños de primaria y 55% para estudiantes de secundaria.
  • En Perú, los menús diversos cubrieron hasta el 35% del costo de la dieta, y cuando se incorporó producto fresco, los ahorros alcanzaron el 54%.

 Cómo hacer que funcionen mejor? El análisis apunta a tres prioridades:

  1. Llevar las comidas al aula. Servir los alimentos en la escuela, en lugar de depender de raciones para llevar a casa, que tienden a ser menos variadas y más compartidas dentro del hogar.
  2. Fortificar con propósito y suplementar estratégicamente. Polvos de micronutrientes, arroz fortificado o suplementos específicos de hierro y ácido fólico pueden cerrar brechas nutricionales a bajo costo, especialmente en las adolescentes, cuyas dietas son más costosas y con mayores requerimientos.
  3. Proteger contra la competencia de los ultraprocesados. Estos productos no solo afectan negativamente la nutrición, también encarecen el costo de mantener una dieta saludable.
  4. La adolescencia es un punto crítico. La pubertad implica un crecimiento acelerado y mayores necesidades nutricionales, en especial de hierro en las niñas. Sin embargo, las dietas saludables para adolescentes resultan las más costosas para las familias.
  5. El monitoreo y la evaluación no son opcionales: se necesitan sistemas sólidos para dar seguimiento a los avances, identificar cambios en la vulnerabilidad e informar decisiones de política de manera oportuna. La herramienta FNG aporta análisis prospectivos que ayudan a dar forma a decisiones futuras.

Estas no son mejoras marginales; son puntos de palanca. Muestran que las comidas escolares pueden ser mucho más que una red de seguridad: pueden convertirse en una plataforma para combatir deficiencias de micronutrientes, promover la equidad en grupos con mayores necesidades e incluso reducir impactos ambientales cuando se diseñan con criterios de sostenibilidad.

Un camino a seguir con la alimentación escolar

América Latina y el Caribe enfrentan un triple desafío: crisis de aprendizaje, inseguridad alimentaria agravada por desastres naturales y presión económica sobre los hogares, —con 87,6 millones de personas en la región que padecen inseguridad alimentaria moderada o grave, y 58,1 millones que enfrentan inseguridad alimentaria severa. En este contexto, las comidas escolares son mucho más que nutrición: son una de las herramientas de protección social más sólidas de la región, alivian los presupuestos familiares y ayudan a que los niños permanezcan en la escuela. 

En el BID, en colaboración con el PMA, avanzamos en esta agenda con la nueva investigación basada en el enfoque Fill the Nutrient Gap en Guatemala y Perú.

Para conocer más sobre cómo la alimentación escolar puede impulsar una mejor nutrición, reducir inequidades y fortalecer sistemas alimentarios resilientes, descarga aquí nuestra publicación “Más que una comida”.


Archivado bajoAlimentación escolar, Sistemas educativos Etiquetado con:#Education, alimentación escolar, Alimentos, Alimentos fortificados, america latina, América Latina y el Caribe, Comedores escolares, Comida escolar, Dieta escolar, educación, Latin America, Menús escolares, Nutrición, Nutrición infantil, Seguridad alimentaria, Sistemas alimentarios