En colaboración con Sophie Gardiner
En los últimos años, México ha visto un aumento sostenido en la atención prestada a los programas y políticas de Desarrollo Infantil Temprano (DIT). La nueva publicación del BID (link al resumen ejecutivo) identifica varios avances en el país que se consideran importantes para el DIT:
- En 2002 se estableció que la educación preescolar a partir de los 3 años de edad era obligatoria.
- Hubo una reforma del currículo preescolar en 2004.
- En 2007 la SEDESOL creó el programa Estancias Infantiles, que rápidamente se convirtió en el principal programa público de cuidado infantil dirigido a los hijos de madres trabajadoras con bajos ingresos.
- En 2011 México aprobó una Ley General de Prestación de Servicios para la Atención, Cuidado y Desarrollo Integral Infantil.
- Dicha ley estableció un Consejo Nacional para el DIT, que tiene el mandato de unificar los estándares y coordinar los esfuerzos realizados a través de programas y políticas.
- La Secretaría de Salud está desarrollando una estrategia para dar servicios especiales de apoyo a las familias de aquellos niños que presentan signos de rezago en su desarrollo (hace unos meses la describimos en otro post).
Estos son pasos fundamentales en favor de los infantes en México. Al mismo tiempo, el país enfrenta duros desafíos: ampliar la cobertura, ofrecer servicios de calidad, facilitar una mayor coordinación entre los sectores y niveles del gobierno, y lograr equilibrio en el financiamiento público a varios servicios son solo algunas de las tareas pendientes dentro de una larga lista.
La oferta de servicios para la infancia temprana está fragmentada. Una parte depende del gobierno federal, otra está financiada por los Estados y los municipios, y otra muy importante está a cargo de proveedores privados. Instaurar una legislación que garantice la aplicación de estándares de calidad homogéneos para estos servicios (¡y su monitoreo!) no es tarea fácil.
En las zonas rurales México patrocina uno de los principales programas de apoyo parental de la región: el Programa de Educación Inicial administrado por el Consejo Nacional de Fomento Educativo CONAFE. Este programa consiste en reuniones educacionales quincenales de 2 horas de duración, dirigidas a padres de niños de 0 a 4 años de edad en zonas rurales o urbano-marginales. Atiende a más de 450.000 niños, lo cual es impresionante si se considera cuán diversa es la población objetivo. No obstante, este programa llega solo a una pequeña parte de la población y no está coordinado con ningún otro servicio de las áreas de salud o desarrollo social.
El programa de creación más reciente, Estancias Infantiles, creció rápidamente y atendió a más de 260.000 niños en 2011. Hasta este punto, el programa se ha centrado únicamente en el cuidado y no ha contado con un componente pedagógico sólido. Sin embargo, este año se implementó un currículo integrado. Esta es una medida importante, pero aún quedan grandes desafíos que enfrentar a fin de asegurar un servicio de calidad para los niños de las Estancias. Las Estancias operan mediante centros administrados por proveedores privados parcialmente subsidiados con fondos públicos (los padres también pagan un valor). Muchos reconocen que el subsidio por niño no es suficiente y que el programa requiere de un presupuesto mayor.
Además, hay gran heterogeneidad en lo que concierne a los costos por niño entre los distintos programas de guarderías públicas. Por ejemplo, el financiamiento por niño que reciben los de las Estancias es mucho menor que el percibido por los niños de otra gran red de guarderías públicas que depende del Instituto Mexicano de Seguridad Social (IMSS). Estas diferencias dan lugar a parámetros de calidad heterogéneos y son muy proclives a perjudicar a los niños que provienen de hogares vulnerables. ¡Precisamente aquellos que más se beneficiarían con la inversión en desarrollo infantil temprano!
Al igual que el resto del mundo, México carece de recursos humanos suficientes y con entrenamiento adecuado para proporcionar servicios de cuidado, estimulación, apoyo en la crianza, servicios de lactancia… entre otras muchas intervenciones en favor del desarrollo infantil. No es solo cuestión de entrenar personas para manejar un conjunto determinado de competencias, sino también de retenerlas y permitirles ganar experiencia a través de incentivos adecuados y remuneraciones justas.
¿Por qué es este un momento tan importante para el desarrollo infantil temprano en México? Si la flamante administración tiene una firme voluntad política para impulsar políticas de DIT, muchas cosas pueden suceder. Todos los cambios que se han dado recientemente en México tienen el potencial de generar sinergias interesantes para la colaboración de los distintos actores involucrados y este país tiene mucha experiencia en la implementación exitosa de programas sociales complejos y efectivos. A pesar de que muchas cosas buenas están sucediendo en México en torno al DIT, se está operando de manera aislada. Un liderazgo que promueva la integración de esfuerzos y un firme apoyo político son dos de los engranajes que faltan para poner este tren en marcha.
Sophie Gardiner es una estudiante de último año en Política Internacional y Economía en Middlebury College. Realizó una pasantía de verano en la División de Salud y Protección Social del BID.
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